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La rebaja del IVA de los alimentos no se nota en los bolsillos de los consumidores de Tarragona

Los descuentos son tan mínimos que no sirven para paliar el incremento del precio de la comida. Los ciudadanos piden más medidas «porque los sueldos ya no dan para vivir»

28 enero 2023 19:12 | Actualizado a 29 enero 2023 07:00
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Con la llegada del nuevo año entró en vigor la rebaja del IVA impuesta por el Gobierno sobre algunos alimentos que conforman la cesta básica, de forma que algunos productos como el pan, las harinas panificables, la leche, el queso, los huevos, las frutas, las verduras, las hortalizas, las legumbres, las patatas y los cereales pasaron del 4% al 0%, mientras que otros, como el aceite y la pasta, bajaron del 10% al 5%, manteniéndose en el 10% carnes, pescados, conservas, alimentos preparados, agua embotellada, yogures o café. La medida tenía como objetivo ayudar a las economías familiares, sobre todo a las más vulnerables, a paliar en parte el fuerte incremento de los alimentos, cuyo precio aumentó en 2022 una media del 15%, fruto de una inflación desbocada.

El Diari se ha propuesto ver en qué medida han notado los consumidores tarraconenses esta supuesta rebaja de los alimentos, consecuencia de la aplicación de la medida gubernamental. Y para ello nos hemos echado a la calle.

Lourdes hace la compra cada día. Siempre en el mismo lugar, un supermercado que le pilla cerca de su casa, «porque a mis años –tiene 71– no puedo recorrer un camino largo con peso». Ha encontrado en el bolsillo de su abrigo un ticket de una compra que hizo el 30 de diciembre y le proponemos comparar los mismos productos para comprobar si la rebaja del IVA en los alimentos aprobada por el Gobierno tiene repercusión en los precios. En aquella ocasión la compra consistió en una barra de pan normal, un litro de aceite de oliva, otro de leche desnatada, un paquete de macarrones de 500 gramos, media docena de huevos y dos limones. El total, 12,10 euros. La misma cesta en el mismo sitio le salía ayer por 11,52. O sea, 58 céntimos menos. Ciertamente, el ahorro es escaso, pero supone un porcentaje del 4,8%.

«La bajada, en el caso de los productos que han bajado, porque no todos lo han hecho, es tan mínima que apenas se nota. Aunque ahora que me ha hecho usted la cuenta supongo que céntimo a céntimo iremos ahorrando algún eurillo. Pero ya ve, eso no nos saca de pobres. La comida sigue estando demasiado cara», dice Lourdes.

Más crítico se muestra Roberto, un jubilado que se halla en el mismo supermercado y que se debate entre coger un tetrabrick de caldo de pollo de una reconocida marca o apostar por la marca blanca del establecimiento. Al cabo de unos segundos de duda, se decide y mete en el carrito el caldo de marca blanca. Es casi un euro más barato. «Yo no he notado cambios, la verdad. Y mira que hago la compra a menudo y me gusta comparar precios. No creo que esta medida vaya a mejorar mucho la economía de las familias. El ahorro, si lo hay, es mínimo. No se nota ni compensa lo que han subido todos los productos. Mira, si llevo cuatro cosas y no pagaré menos de cien euros. Esto es insoportable».

Nos vamos a otra cadena de supermercados y allí, hurgando entre la fruta, se encuentra Martina, una señora de mediana edad. Mientras coge unas manzanas de un expositor, nos comenta que se siente «engañada», porque «las subidas de precios en algunos productos son mayores que las rebajas aplicadas con la eliminación del IVA, con lo que una cosa se compensa con la otra y el consumidor siempre sale perdiendo. No, no he notado que gaste menos al hacer la compra», concluye.

Tampoco Mónica, que se halla en la sección de carnicería con su marido, ha notado una gran diferencia. «Si hubieran rebajado la carne y el pescado, aún nos habrían hecho un favor. Pero mira –dice indicando los precios de unas pechugas de pollo–, todo está carísimo. Así no se puede vivir; el sueldo no nos llega».

Un aumento imparable

No les falta parte de razón. Productos tan elementales como la leche, el aceite, la fruta o la carne han subido tanto en solo un año que la cesta de la compra seguirá siendo mucho más cara que hace un año, pese a que los supermercados trasladen la rebaja fiscal correctamente a los precios de los productos, algo que, por otra parte, no todos han hecho.

El análisis de alimentos básicos llevado a cabo por la consultora DataMarket –que tiene en cuenta los precios de tres grandes cadenas de supermercados (Mercadona, Carrefour y Dia), que conforman el 40% de la cuota de mercado–, indica que la leche se ha encarecido hasta un 146% desde el 8 de enero de 2022. El aceite es otro de los productos que más ha sufrido el encarecimiento generalizado de los alimentos, hasta un 80%. En las frutas y verduras, lo que más ha subido de precio según este análisis es la malla de cebollas de 2 kilos, un 102% desde enero de 2022 hasta ahora (de 0,59 a 1,19 euros). También destaca el encarecimiento (77%) de la naranja para zumo, así como la bolsa de 1 kilo de zanahorias, que ha subido un 75%. En la carne, lo que más ha subido es la costilla de vacuno, un 82%, y las costillas de cerdo (71%).

El problema es cómo se está trasladando la rebaja fiscal del Gobierno a los precios porque es muy difícil vigilar la evolución de los costes en los supermercados, con alimentos que fluctúan y costes de transporte que pueden subir o bajar dependiendo del día, lo que repercute en toda la cadena. El Ejecutivo ha anunciado que monitorizarán la aplicación de esta medida con el objetivo de que no se diluya y los consumidores noten la rebaja en su ticket de compra.

Cambios al hacer la compra

Un estudio de Capgemini publicado esta semana pasada indica que muchos consumidores han comenzado a cambiar sus hábitos de compra preocupados por los precios y buscando marcas más asequibles. Los datos revelan que el 70% de los españoles prioriza la compra de marcas blancas, cinco puntos por encima de la media global.

Asimismo, el 63% de los consumidores españoles dedica más tiempo que antes de la crisis a buscar promociones y descuentos en los productos que la media mundial, situada en el 58%. Además, a consecuencia del aumento del coste de la vida, casi la mitad de los españoles –44%– prevé reducir su gasto total en alimentación durante este año realizando menos compras.

Con este panorama, cada vez son más los consumidores tarraconenses –al menos, con los que el Diari ha hablado en algunos supermercados, como es el caso de todos los que aparecen en este reportaje– que consideran «insuficiente» la rebaja del IVA en los productos más esenciales y que no verían con malos ojos que el Gobierno dé un paso más y se atreva a intervenir los precios de los alimentos básicos y fijar máximos tomando como referencia los costes que estaban en vigor del 20 de febrero del año pasado, justo antes de que comenzase la invasión rusa de Ucrania. «¿No fijaron un tope en el precio de las mascarillas en la pandemia? Pues que lo hagan con la comida, que es más necesaria», dice Roberto.

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