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La oruga procesionaria llega a Tarragona antes de tiempo y con más fuerza que nunca

Un invierno corto y un frío poco extremo avanza la llegada y la proliferación de este insecto que supone un peligro real para la salud de niños y perros

12 febrero 2025 14:56 | Actualizado a 13 febrero 2025 07:00
Se lee en 3 minutos
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La oruga procesionaria ya ha llegado a Tarragona. Lo ha hecho antes de tiempo y con más fuerza que nunca. El cambio climático y el aumento de pinos en zonas urbanas podrían ser algunas de las causas. Por norma general, la oruga baja del árbol y empieza a procesionar a principios de la primavera. La cosa ha cambiado. Desde hace unos años, la llegada de este insecto se ha avanzado y, este año, a finales de enero ya se podían ver las primeras hileras de orugas en los bosques y parques de Tarragona.

Se trata de una especie autóctona que, en ocasiones, supone un riesgo para la salud de los humanos y, sobretodo, de los animales domésticos. El problema son los pelos urticantes que envuelven estos insectos. Una especie de barrera protectora. Son estos pelitos los que provocan reacciones alérgicas importantes, como por ejemplo, urticaria o conjuntivitis.

La oruga procesionaria se puede encontrar en entornos donde hay pinos. Parques urbanos o zonas forestales y boscosas. En el caso de Tarragona, podemos encontrar estos insectos en espacios como el Camp de Mart, el Bosc de la Marquesa o el parque de La Muntanyeta de Sant Pere i Sant Pau. Los expertos recomiendan vigilar de cerca a niños y a perros para que no se acerquen a las orugas.

El ciclo vital

La oruga, cuando es adulta, se convierte en mariposa. Entre julio y septiembre, se produce la cópula entre ellas. Ponen los huevos en las hojas de los pinos y acaban eclosionando. Estas larvas, que tienen cinco fases hasta llegar a ser adultas, se alimentan de las hojas. Cuando están en la tercera fase empiezan a formar una especie de bolsa con filamentos blancos que se ubica entre las ramas de los árboles. Lo hacen para protegerse del frío. En estas bolsas acaban su proceso de maduración y, cuando están listas, bajan en fila india por el tronco del árbol hasta llegar al suelo. Aquí empiezan las procesiones de orugas, en busca de un sustrato blando para poder enterrarse y terminar su transformación. El capullo se rompe y del suelo salen volando las mariposas. Vuelve a empezar el ciclo.

Como cosa curiosa, estas mariposas sobreviven solo de dos a tres días y salen solo para reproducirse. Además, de la zona donde se entierran un grupo de orugas pueden estar saliendo mariposas durante tres años.

Este insecto es peligroso durante la fase en que procesiona por el suelo en busca de un sustrato blando. Es en este momento cuando se generan los pelitos urticantes. «Son como un mecanismo de defensa para ellas. Cuando alguien se les acerca, las orugas liberan estos pelos como dardos», explica Andreu Garcia, vicepresidente y portavoz de Adepap, Associació Catalana d’Empreses de Salut Ambiental.

La alergóloga Mar San Miguel, que pasa visita en los hospitales de El Vendrell y de Valls, explica que estos pelos tienen una sustancia irritante que, al entrar en contacte con la piel, los ojos o las mucosas, pueden producir reacciones urticarias. «Estos pelitos pueden ser arrastrados por el viento», explica la doctora.

Lo más importante, según la alergóloga, es vigilar de cerca los niños o los perros que jueguen en zonas donde haya muchos pinos. «Si ya has entrado en contacto con los pelitos, se recomienda ponerse agua fría y, si hay reacción, tomar algún tratamiento, como un antihistamínico», añade la doctora Mar San Miguel.

Las causas

La oruga es un insecto muy expuesto a las inclemencias metereológicas. «Cualquier cambio les afecta. Se ha visto que en épocas donde hay más lluvia y frío, hay menos reproducción. Si hay riadas, los orugas que hay bajo tierra acaban muriéndose. Es el control natural», explica Garcia, de Adepap, quien añade que «el problema es que ahora el invierno es más corto y el frío no es tan extremo. Eso provoca que haya más población de orugas y que su ciclo vital se acelere». Para que nos entendamos, la fase larvaria se acorta y, en lugar de ver las orugas en abril, las vemos en enero.

Otra de las causas de esta llegada masiva tiene que ver con la gestión forestal. «Los pinos son la casa y el alimento de las orugas. Cuantos más plantemos, más capacidad de proliferación», explica Garcia. Además, cada vez más se están plantando árboles en zonas urbanas, como parques infantiles, lo que supone un problema real para los más pequeños.

Métodos preventivos

Los expertos hacen un llamamiento a las administraciones públicas para que se tomen las medidas necesarias y para que se actúe de manera preventiva y no a raíz de alguna denuncia. Uno de los métodos más innovadores que se utilizan tiene que ver con inyectar un producto en el árbol con un componente tóxico para las orugas. De esta manera se evita que el insecto llegue al suelo. Otro de más típico es el de instalar un anillo con bolsa que rodee el árbol e intercepta el camino de las orugas.

Por su parte, el Ayuntamiento de Tarragona asegura que la Brigada ya realizó el pasado otoño, de manera preventiva, los tratamientos fitosanitarios para combatir la plaga de la oruga procesionaria. Ahora, según fuentes municipales, se está haciendo la extracción manual de las bolsas detectadas en zonas verdes y en los pinos. «Incluidas escuelas de la ciudad», añaden desde el Ayuntamiento.

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