Dos y media de la madrugada del 4 de septiembre de 2016. Una patrulla de la Guardia Urbana se encuentra en la calle Vint-i-sis del barrio de Bonavista. Los agentes identifican a una persona que está consumiendo sustancias estupefacientes. Es la manera más habitual en que los guardias detectan a personas que consumen droga –principalmente marihuana y hachís– en plena calle.
Durante los primeros ocho meses del año, la Guàrdia Urbana ha impuesto 174 denuncias por consumo o tenencia de sustancias estupefacientes en la vía pública, lo que significa una multa al día. Las cifras representan un estancamiento respecto al año anterior. En fines de semana y especialmente durante las fiestas mayores es cuando hay un repunte de incautaciones ante el incremento del consumo.
Entre enero y agosto de este año, la Guàrdia Urbana ha impuesto 22 denuncias por consumir drogas en la vía pública, mientras que en todo el 2015 fueron 46. Por lo que respecta a la preparación, posesión o manipulación de sustancias también en la calle, fueron 152 multas –239 en todo el año pasado–. La primera de las infracciones está castigada con una multa de 350 euros, mientras que la segunda –la posesión–, con 500. Ambas están calificadas como «graves», según la ordenanza general.
Los menores
En el caso de que sea un menor de edad el denunciado, la Guàrdia Urbana se pone en contacto con los padres o tutores del infractor a través de la Unitat d’Atenció a la Víctima (UAV). Si tiene menos de 16 años, los agentes llaman a los padres para informarles de la situación, y si tiene entre 16 y 18 se pone la denuncia y el infractor marcha del lugar, llamándose posteriormente a los progenitores.
Algunos menores ya han sido multados en diversas ocasiones. Las excusas y explicaciones que dan a sus padres son variadas. Como en el caso de un multirreincidente a finales de septiembre; la respuesta que dio es que la droga no era suya, «un amigo me dijo que se la guardara». Y es que una gran mayoría de los consumidores de droga en la vía pública son menores de edad.
Una de las posibilidades que recoge la ley para aquellos menores que son multados por tenencia o consumo de droga es acogerse al ASA –alternativa a la sanción administrativa–. De esta manera evitan pagar la sanción económica. La finalidad del programa es acompañar al menor para disminuir los riesgos asociados al consumo de drogas. También permite que el joven asuma su parte de responsabilidad e implica también a su familia para que no vuelva a consumir.
Para acceder al programa se tiene que solicitar hora para una primera visita. En la misma el joven tiene que ir acompañado, como mínimo, por el padre o tutor. Durante esta sesión se valora el caso y se informa de las características del seguimiento educativo individual y del servicio que se realizará.
Si al finalizar el seguimiento educativo éste se valora como satisfactorio, se solicitará la suspensión definitiva de la sanción económica. Los objetivos específicos del programa son detectar situaciones de riesgo y realizar una derivación a otros recursos de la red sociosanitaria, orientar en relación con las necesidades personales detectadas en el menor y asesorar a la familia en relación con el consumo de drogas y otros riesgos asociados. También pretende velar para que la medida educativa se cumpla satisfactoriamente, garantizar una óptima coordinación entre todos los agentes implicados y así como también de la calidad del servicio.
La Guàrdia Urbana reconoce que se ha notado un descenso de consumo de sustancias estupefacientes en la vía pública. Los agentes aseguran que los jóvenes fuman menos droga en la calle porque tieneny menos dinero para comprarla. Además, los infractores son conscientes de las multas –hace unos años eran mucho más caras–.