La red social política por antonomasia, X –antes Twitter–, está más en duda que nunca. Lo que inicialmente era un foro de debate y de discurso político pasó posteriormente a ser «una barra de bar» para convertirse, con la llegada de Elon Musk, en un territorio plagado de arenas movedizas, con informaciones no verificadas, bulos y un sistema que impulsa el auge de fakes con sesgo evidente de origen próximo a la ultraderecha.
El reciente saludo nazi del propietario –y ahora mano derecha de Donald Trump– ha sido la gota que ha colmado el vaso, junto a la entrevista que Musk realizó en directo a la colíder del partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), Alice Weidel, en la que se aseguró que Adolf Hitler era «comunista».
Todo ello ha provocado el rechazo de buena parte de la clase política, llevando el debate hasta las instituciones. ¿Qué hacer con X? ¿Seguir o darse de baja? El debate está abierto.
Cambio a Bluesky
Uno de los primeros políticos que se marchó de X fue el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales (PSC). El líder socialista la abandonó el pasado 12 de octubre. «Las redes sociales son importantes para poder comunicarse, pero la plataforma X se ha convertido en un lugar sin normas éticas que regulen los comportamientos ni procesos de control contra los bulos y la desinformación», indica al Diari cien días después de su última publicación.
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni (PSC), también dejó X por «el odio, la intolerancia y las mentiras» que imperan en una plataforma que, a su juicio, es una «amenaza para la democracia» y «un pozo de fake news». Asimismo, esta misma semana ha sido el Ayuntamiento de Barcelona la institución que ha anunciado que dará de baja 80 cuentas de la red social, debido a la «espiral de desinformación e intransigencia que atenta directamente contra la democracia». Solo se conservará una única cuenta: @bcn_ajuntament. De forma provisional, esta solo informará de emergencias, alertas meteorológicas y afectaciones de movilidad. Así, se cerrarán cuentas como la de la Guàrdia Urbana o la de los Bombers de Barcelona.
El alcalde de l’Hospitalet de Llobregat, David Quirós (PSC) también ha dejado X recientemente. La misma iniciativa ha tomado la ministra Yolanda Díaz (Sumar), así como su compañero de gobierno y partido, Ernest Urtasun.
En Tarragona, hace pocos días también dio el paso la vicepresidenta primera del Parlament de Catalunya, Raquel Sans (ERC). «La dejé después del saludo nazi. Hacía días que me rondaba por la cabeza. Me había creado Bluesky. Y el martes de la semana pasada hice el paso. Tenía más de 10.000 seguidores y llevaba 14 años en la red. La utilizaba por mi trabajo de forma muy habitual», indica Sans a este periódico, añadiendo que «he decidido no blanquear una red que manifiestamente tiene unos intereses que vulneran derechos humanos».
Diputados como Jordi Bertran (Junts) indican que no se han dado nunca de alta ni de Twitter ni X porque «no la considero constructiva», mientras que la primera teniente de alcalde de Tarragona, Montse Adan (PSC), indica que X «es la red que menos uso».
Cambio de discurso
La situación y la pérdida de credibilidad de X obligan a replantear la estrategia de redes a las administraciones públicas. Una de ellas es la Generalitat, que reconoce tener «en revisión» su uso de X.
«Estamos analizando el escenario, la estrategia de redes siempre está viva. Nosotros comunicamos la acción del Govern, ya sea en Facebook o Tiktok, que tienen un perfil determinado. Todo está en constante revisión, el debate está abierto», afirman fuentes del Govern, las cuales valoran si reducir los casi 200 perfiles actuales. Esto sí, lo que no se prevé es eliminar las cuentas más vistas: Trànsit, Bombers o Meteocat, es decir, la información de servicio.
¿Este es, pues, el futuro de X? ¿Dejar la actividad política para centrarse en el día a día y la actividad neutra? Seguramente sí, y más sin una red alternativa que tenga la fuerza de X. Instagram es cada vez más visual, mientras que Bluesky no acaba de arrancar. «Tengo cuenta, pero solo comparto y doy likes. No hago publicaciones propias», afirma la delegada del Govern en el Camp de Tarragona, Lucía López Cerdán (PSC).
También desde la corporación autonómica, el conseller de Esports de la Generalitat de Catalunya, Berni Álvarez, pasa por momentos de reflexión. «Cada vez uso más Instagram que X. Me preocupa la deriva que está cogiendo con Musk y cómo el discurso del odio es cada día más evidente y polarizado», indica el conseller tarraconense, quien reconoce estar «a la expectativa». «De momento sigo, pero no descarto nada», afirma el miembro del Govern de Salvador Illa.
De modo parecido actúa el diputado de ERC en el Congreso Jordi Salvador. «Publico estrictamente comunicación política, pero he empezado a hacer la migración hacia otras redes», indica. La también representante en la cámara baja Valle Mellado (PSC) reconoce «estar valorando» darse de baja. «Todavía me resisto para no dejar todo este espacio a la ultraderecha», afirma.
En la misma línea se expresa la presidenta de la Diputació, Noemí Llauradó (ERC). «De momento estoy. La utilizo con otras redes sobre la difusión de los actos que llevo a cabo como teniente de alcalde de Reus y como presidenta de la Diputació», resalta.
¿Y el Ayuntamiento de Tarragona, qué hará? «Seguiremos manteniendo las redes sociales como canal de información de servicio, que es lo que son en la actualidad», afirman fuentes de Comunicació. La portavoz de ERC en Tarragona, Maria Roig, reconoce «estar cada vez más activa en Bluesky», en detrimento de X. Lo mismo pasa, por ejemplo, con concejales socialistas como Sandra Ramos o Nacho García, mientras que ediles como Isabel Mascaró, Pep Manresa o Cecilia Mangini no usan la red social.
Junts y PP, no lo dejarán
Por contra, hay políticos que tienen muy claro que no van a dejar la red pese al tsunami reputacional de X. Este es el caso, principalmente, de representantes de Junts per Catalunya y PP, con alguna excepción socialista.
«Estar en X es imprescindible. No se puede renunciar a ningún espacio donde uno pueda informarse, recibir propuestas, conocer críticas o explicarse. De hecho, debería ser obligatorio para todo cargo electo mantener abiertos todos sus canales de comunicación con la ciudadanía», afirma el diputado juntaire en el Congreso, Josep Maria Cruset. Su compañera de formación y portavoz en el Parlament, Mònica Sales, detalla que «es una herramienta que me sirve para difundir mi actividad política». El portavoz en Tarragona, Jordi Sendra, también la mantendrá.
El presidente del PP de Catalunya –Alejandro Fernández– también lo tiene claro. «Es un canal más para difundir mis opiniones, como el resto de redes sociales», indica.
En Tarragona, la excepción del PSC es el concejal Guillermo García. «No tengo pensado dejar X. Me sirve para tener un contacto directo con la ciudadanía y analizar la temperatura social, además de seguir los deportes», recalca.
Y los Tuitaires Tarragonins, ¿qué harán? «No nos hemos planteado dejar X porque todas las redes sociales arrastran problemas. Por el momento, huir de X no nos asegura ir a mejor. Además, tenemos comprobado que los mensajes llegan dónde queremos», afirman.
Aunque todavía es una referencia, por primera vez en una década el histórico Twitter ha perdido el monopolio del debate político. Con Elon Musk ha llegado la duda razonable en X.