El Fòrum de la Colònia ya está en obras. Este martes por la mañana se ponía en marcha la intervención de transformación más importante de los últimos tiempos en materia de patrimonio, que servirá para poner en el mapa un espacio que busca convertirse en un nuevo polo de atracción en el centro de la ciudad.
«La gente viene, pasa por delante y se va. Si sirve para que entre y se quede estará bien», asegura Wandaik, quien regenta en bar Circus Tarraco, enfrente de lo que hasta ahora era el acceso principal de este yacimiento Patrimonio de la Humanidad, en la calle Lleida.
Este restaurador defiende que cualquier intervención que se haga «siempre que atraiga turismo es maravilloso». Hasta ahora no han notado el hecho de estar enfrente de un monumento que habitualmente no forma parte de las rutas turísticas, por lo que esperan que la inversión que va a hacerse en los próximos meses genere un dinamismo que contagie a los negocios que hay en las inmediaciones.
Tras las vacaciones de Semana Santa, ayer eran muchos los despistados que se habían olvidado del inicio de los trabajos. Estos han comportado modificaciones en la movilidad de toda esta coca central, ya que han tenido que cambiarse las zonas de carga y descarga del mercadillo así como los espacios de estacionamiento.
Uno de los ejes afectados es la calle Soler, entre Gasòmetre y Cardenal Cervantes, que ya no reabrirá a la circulación de vehículos, después de que la sustitución del puente que comunica los dos sectores del foro por una plataforma comportará que este tramo quede peatonal.
«Todo lo que sea quitar coches del centro me parece bien. Está claro que para mucha gente es un problema, pero al final te acabas acostumbrando y la experiencia nos dice que las zonas que se han peatonalizado acaban siendo más transitadas para los viandantes», afirmaba Mari Carmen Redondo.
El arranque de las obras consistió en colocar las vallas, mientras se procedió al desmontaje del muro perimetral del sector más próximo a la calle Fortuny. En este punto se ubicará la nueva puerta de acceso de un monumento que, después de este lavado de cara, pasará a ser accesible para los visitantes. «Supongo que supondrá una mejora para el patrimonio», decía Elena Royo. Cuando llegó a primera hora de la mañana «estaba todo atascado y pensé que era por las vacaciones». Cuando acabó la jornada, se encontró con las casetas de obras y las vallas ya en su sitio.
«Imagino que si lo hacen es porque han pensado en el comercio local y que habrá mejoras», aseguraba Alfonso León, también restaurador de la zona.
Las obras se prolongarán por espacio de ocho meses, si las nuevas excavaciones arqueológicas que tienen que hacerse en el yacimiento no deparan sorpresas importantes. Estas se centrarán en las inmediaciones de la antigua calzada romana, donde se encontraba la zona de viviendas y el antiguo templo Capitolio.
El proyecto comportará una mejora integral del espacio, en el que se invertirá la cifra de 3,5 millones de euros, de los cuales tres los aporta el Ministerio de Turismo a través de los fondos europeos Next Generation.