Después de diez años a oscuras, la entrada al barrio de La Floresta ya está iluminada.
El Ayuntamiento de Tarragona ha puesto en marcha 12 puntos de luz, tras años y años de movilizaciones por parte de los vecinos. Para llevar a cabo la actuación era necesario un convenio entre el Ministerio de Fomento, titular de la carretera T-11 –donde se encuentran las farolas–, y el consistorio, quien asume la inversión.
Las negociaciones se alargaron más de lo previsto, ya que el tema dependía del paquete de traspaso de carreteras. Finalmente, y desde hace una semana, los vecinos ya tienen luz en la entrada del barrio.
«Cuando todos los trámites estuvieron listos, tiramos adelante el presupuesto para poner fin a la problemática del barrio», explica el concejal en funciones de Espais Públics, José Luis Martín (PP), quien asegura que «esta era la reivindicación más recurrente de los vecinos de La Floresta». El consistorio ha invertido 24.000 euros en la instalación de 12 de los 15 puntos de luz existentes que conectan el barrio con la carretera T-11.
Hasta ahora, el vial de entrada a La Floresta estaba completamente a oscuras. Las farolas estaban puestas, pero no funcionaban. Los vecinos se quejaban de la falta de alumbrado, ya que se trata de una zona muy transitada por niños, que se dirigen al campo de fútbol del barrio. Además, al lado, hay un párking de tierra donde dejan los coches la mayoría de los vecinos. Nadie se atrevía a ir a recoger su vehículo por la noche. La sensación de seguridad era enorme.
«Por fin, los chicos cruzan la carretera sin peligro y los coches ven si hay alguien esperando en el paso de peatones. Esto, hasta ahora, era impensable. Te la jugabas cada vez que cruzabas», explica Miguel Ángel Cruz, presidente de la Associació de Veïns de La Floresta, quien añade que el cambio es fundamental para el día a día en el barrio». Además, Cruz quiere destacar que «se ha conseguido porque los vecinos hemos luchado mucho, demasiado». Las movilizaciones han sido constantes a lo largo de estos diez años sin luz.
Un alivio para los vecinos
«Ahora podemos ir tranquilamente por el barrio. Antes, por la noche, no nos atrevíamos a salir de casa. Vivíamos con la sensación de inseguridad», explica Fernanda Labrador, vecina de La Floresta, quien añade que «nos ha costado lo nuestro, llevamos muchos años pidiéndolo. Por fin lo hemos conseguido».
Que mi mujer tuviera que ir a trabajar a las seis o siete de la mañana, se convertía en una pesadillaPor su parte, Òscar Natera, otro vecino del barrio, explica que «normalmente aparcamos en la zona de la petanca, pero estaba muy oscuro. Que mi mujer tuviera que ir a trabajar a las seis o siete de la mañana, se convertía en una pesadilla. No daba miedo. Ahora, nos sentimos aliviados». Natera añade que «después de mucha lucha, lo hemos conseguido. Pero todavía hay algunas cosas pendientes. Nos sentimos un poco olvidados».