El Departament de Justícia de la Generalitat de Catalunya ha informado hoy jueves, tras una reunión fallida con los sindicatos de prisiones, que hará cambios entre el personal de cocina del centro penitenciario de Mas d’Enric, en El Catllar. La idea de la dirección de la prisión tarraconense es recolocar a una quincena de ellos, los que cumplan condena por delitos de sangre.
Actualmente, 30 internos trabajan en las cocinas en cuatro turnos. Son 28 reclusos y dos encargados (el puesto de responsabilidad que tenía Iulian cuando cometió el crimen). Cada turno tiene siete presos que comparten espacio con trabajadores del CIRE y los funcionarios que velan por la seguridad en este espacio común de las instalaciones penitenciarias.
Hace ya unos días, después de la comparecencia de la consellera de Justícia Gemma Ubasart en la Diputació Permanent del Parlament las preguntas que brotaron de los grupos de la oposición estaban encaminadas en una misma dirección ¿Por qué un preso con delitos de sangre tenía cuchillos a su alcance en la cárcel de Tarragona? Y a raíz de ello se admitió que se estaban revisando protocolos para evitar otra tragedia como la vivida en Mas d’Enric.
La razón de estos cambios en las cocinas del centro penitenciario viene forzada por el asesinato el pasado 13 de marzo de Núria López, una de las responsables de cocina (trabajadora del CIRE).
El crimen en las cocinas de la cárcel de Tarragona ha desembocado en diferentes protestas de los funcionarios, presiones de los sindicatos y cambios en la estructura (no dimisiones) como por ejemplo el relevo del director del centro penitenciario de Mas d’Enric, Paco Romero.
Detalles del asesinato a sangre fría
Por otra parte, la investigación policial del asesinato de Núria López y el posterior suicidio de Iulian siguen su curso. La tragedia vivida hace tres semana en Mas d’Enric se intenta superar sin entrar en detalles de lo ocurrido aquella tarde de miércoles que todavía hoy ponen los pelos de punta.
Lo que si se ha conocido de forma extraoficial es lo ocurrido en las cocinas de la cárcel de Mas d’Enric aquel miércoles de marzo. Según varias fuentes consultadas por el Diari, Iulian no mató a Núria en un primer momento.
Discutió, se peleó, la agredió y la intentó asfixiar. Terminó dejándola inconsciente y una vez ‘fuera de combate’, Iulian se fue al funcionario responsable de los utensilios de cocina y pidió un cuchillo. Dejó su acreditación y se marchó. El trabajador no era consciente de la pelea previa entre ambos y no supo del crimen hasta que otros internos le informaron.
Con el cuchillo en su poder, Iulian fue de nuevo en busca de Núria y se la llevó a rastras hasta la cámara frigorífica, lejos de cualquier mirada de los otros presos. Allí consumó el asesinato y posterior suicidio.
Más tarde, los presos que entraron en la cámara frigorífica se encontraron la escena y dieron la voz de alarma.