La cabeza pensante del Teatre Metropol está, desde este viernes, también presente a la orilla de aquella obra modernista levantada a partir de 1908, bombardeada durante la Guerra Civil y clausurada a finales de los años ochenta por sus deficientes condiciones de seguridad.
Una obra comprada por el Ayuntamiento de Tarragona en 1991, reinaugurada en el 1995, declarada Bé Cultural d’Interès Nacional (BCIN) por la Generalitat de Catalunya en 2022 y en un estado discutible desde hace unos años.
Sin embargo, el 5 de julio de 2024 es una fecha que pasará a la historia. Josep Maria Jujol ya ‘vigila’ las obras de su Metropol, cuya restauración empezó a principios de semana. ¿Qué pensaría él de la cara que luce hoy en día una de sus joyas, tan mermada durante tantos años?
«Jujol es uno de los hijos ilustres de Tarragona más importantes de la época moderna», Joan Serramià, autor de la escultura
Ese 5 de julio de 2024 tenía que haber sido en realidad un 1 de mayo de 2024, cuando se cumplieron 75 años de la muerte del maestro modernista de Tarragona por excelencia. No obstante, el período electoral a causa de los comicios autonómicos provocó que la inauguración de su escultura, obra del escultor Joan Serramià y del fundidor artístico Lluís Vidiella, tuviera que retrasarse.
Una escultura que tuvo su origen en una conversación de hace unos quince años con los tres hijos de Jujol, hoy en día fallecidos sin descendencia. «Salió el tema de que algún día tendría que hacerse algún homenaje a su padre, como una escultura en la calle», recuerda Serramià, que destaca que «Jujol es uno de los hijos ilustres de Tarragona más importantes de la época moderna».
«En agosto, quedé para hablar con uno de sus hijos y me dijo ‘ve al alcalde de Tarragona y dile que el próximo 1 de mayo debe inaugurarse una escultura de mi padre delante del Metropol porque hace 75 años de su muerte’», Joan Serramià, autor de la escultura
El 15 de agosto del pasado año, el escultor recibió la llamada de Josep Maria, el último hijo de Jujol que quedaba con vida, que falleció el pasado mes de diciembre.
«En agosto, quedamos para hablar y me dijo ‘ve al alcalde de Tarragona y dile que el próximo 1 de mayo debe inaugurarse una escultura de mi padre delante del Metropol porque hace 75 años de su muerte’». La sorpresa del autor, en aquel momento escéptico, llegó cuando al alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, «le faltó tiempo para decir que sí, que adelante».
El período electoral a causa de los comicios autonómicos provocó que la inauguración de la escultura tuviera que retrasarse
El proceso de creación de la escultura, de 250 kilos de peso y financiada por el Ayuntamiento, comenzó el día de Reyes: «El hijo de Jujol me había comentado que igual alguna industria química podría pagarla, pero el alcalde, de una manera muy assenyada, manifestó que una escultura de un hijo ilustre de Tarragona debía financiarla el Ayuntamiento», indica el autor.
«Ha habido mucha autopresión durante el proceso, ya que, para mí, Jujol es muy importante», reconocía Serramià, poniendo sobre el tapete su nerviosismo minutos antes de la inauguración. De hecho, es el primer homenaje de este tipo al arquitecto. Un tributo necesario y merecido.
«Ha habido mucha autopresión durante el proceso, ya que, para mí, Jujol es muy importante», Joan Serramià, autor de la escultura
La primera idea de Serramià fue basarse en lo que los hijos de Jujol le habían explicado. Recuerda que «su madre decía que siempre tenía el bolsillo de la americana sucio porque llevaba un clavo de hierro, una tiza y un trozo de carbón para dibujar».
Finalmente, cuando se puso a ello, el escultor decidió cambiar: se basó «en una fotografía en la que sale Jujol de pie, relajado, con las manos detrás de la espalda, aguantando el sombrero y con una libreta de dibujo en el bolsillo de abajo de la americana». «Creo que es un movimiento que queda muy bien en la Rambla», añade.
«Creo que la obra tiene un movimiento que queda muy bien en la Rambla», Joan Serramià, autor de la escultura
La obra también incluye, en el bolsillo de arriba de la americana, un lápiz que el maestro lució en otras fotos. Otro pequeño detalle de la escultura es que viste una pajarita, no muy habitual en Josep Maria Jujol padre, pero sí en Josep Maria Jujol hijo.
Han sido meses de trabajo continuo: «Desde el 6 de enero hasta el 1 de abril, los siete días de la semana sin parar», destaca el escultor. No fueron solo los cinco meses entre enero y mayo, sino que, posteriormente, aún quedó un trabajo complejo y delicado como es pulir los pequeños detalles. Todo para que la inauguración fuera impecable.
