Una tarraconense de 54 años, Eugenia Arévalo, lleva dos días haciendo una huelga de hambre en las puertas de los juzgados de Tarragona. El motivo es que su hermana, Núria, debe entregar de manera inmediata a su hijo de 13 años al padre, después de un largo y duro periplo judicial.
«Haré huelga de hambre hasta que no den una solución a nuestro problema», explicaba Eugenia, entre lloros. «La justicia, en este caso, no está siendo justa. No voy a permitir que esto acabe así», aseguraba. Eugenia lleva desde ayer sin comer nada y a pleno sol. Además, explica que sufre una enfermedad importante, y que el sol no le conviene. Ha pasado la noche aquí.
El motivo de la protesta de Eugenia es que no ve justa la sentencia que ha emitido el juzgado número 5 de Tarragona, el de familia, sobre el futuro de su sobrino de 13 años.
La hermana de Eugenia, Núria, lleva años en los juzgados, defendiéndose de las demandas de su ex pareja y padre de su hijo. El último episodio tuvo lugar a finales de septiembre, cuando el auto obligaba a Núria, tras varios incumplimientos de sentencias pasadas, a entregar el menor al padre, quien se da el caso que vive en Zaragoza. La jueza atribuye la guarda y custodia al padre y marca un régimen de visitas para la madre.
Núria, por su parte, ha presentado un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Tarragona, alegando que se vulneró el derecho a tutela judicial efectiva y que se hizo una vulneración errónea de la prueba. Núria, destrozada, asegura que incumplió las sentencias y medidas porque su hijo no quería ir los fines de semana con su padre. Además, esta tarraconense insiste en que el menor lleva desde los tres años sin convivir con su padre.
Hoy, Núria tenía que entregar el niño al padre.
Mientras tanto, su hermana y el resto de la familia aseguran que no se moverán del Palau de Justícia «hasta que no se haga justicia». Eugenia asegura que «nosotros hemos criado a este niño, y no es justo que ahora se lo lleven».