«Es una incertidumbre, hace ya casi un mes que no sabes si el autobús pasará. Estoy convencida de que los políticos no deben de ir en autobús, porque si no ya habrían conseguido la manera de arreglarlo», dice Claudia, una vecina de la Arrabassada que ayer terminó por coger el coche tras casi una hora esperando infructuosamente el autobús para ir a trabajar.
Era una de las muchas escenas de enfado que ayer podían verse en las paradas durante la tercera jornada de paros parciales convocada por los trabajadores de la Empresa Municipal de Transports de Tarragona. Los sindicatos hablan, igual que la semana pasada, de un seguimiento del 100% entre los conductores y del 30% del resto del personal.
Pese a que la empresa fijó en un 33% los servicios mínimos en el paro de la mañana y en el 66% por la tarde, los usuarios de las paradas no sabían a qué atenerse. Algunos, incluso, no tenían ni idea de la convocatoria de huelga.
«Después de tantos días no se entiende que no hayan sido capaces de colgar un simple cartel en las paradas o en el autobús», explica un grupo de cuatro señoras mayores de Sant Salvador que vienen cargadas del Mercat.
La falta de información era una de las principales quejas de los usuarios. En la calle Prat de la Riba, colapsada cerca de mediodía por las personas que esperaban, otra usuaria más joven se quejaba de que ni siquiera era fácil de hacerse una idea para quienes tienen la App. «La huelga es un día sí y uno no, pero luego las incidencias son diferentes cada día, no hay manera de entenderlo».
Desde la empresa explican que todos los esfuerzos se están centrando en que el servicio se vea lo menos afectado posible, por lo que no pueden dedicar recursos humanos que ahora son muy escasos a colocar carteles en las paradas.
Igual que sucede desde principios de marzo, hoy volverá a haber afectaciones en el servicio debido a la acumulación de conductores de baja y de vacaciones. Esta vez se han suspendido trayectos de las líneas 3, 5, 6, 11, 21, 23, 30, 34 y 85.