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Guerra al tabaco

La nueva ley antitabaco que se aprobará a final de año prevé ampliar los espacios libres de humo a las terrazas de los bares y restaurantes, al interior de los coches particulares o a las playas

24 mayo 2022 19:18 | Actualizado a 25 mayo 2022 19:40
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El 22% de la población en España afirma fumar a diario y el 2% es fumador ocasional. Según las estimaciones de la Asociación Española contra el Cáncer, 142.275 personas fumaban a diario en la provincia de Tarragona en el año 2020.

Pues bien, el Gobierno de España tiene previsto reducir en un 30% estas cifras y para conseguirlo cuenta con el nuevo Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo (2021-2035) que se aprobará a finales de este año, después de que hace unos meses se conociese su borrador y de que las comunidades médicas y científicas y las comunidades autónomas estén realizando sus aportaciones a una nueva ley que presenta algunos puntos polémicos, como la posible prohibición de fumar en las terrazas de los bares y restaurantes o en el interior de los vehículos.

Muchos fumadores ven estas restricciones como un ataque a sus libertades. Como Jordi, quien se siente cansado de que «nos persigan como si fuésemos los culpables de todo. Hasta el punto de que nos van a prohibir fumar, incluso, en un espacio privado como puede ser tu propio coche. Me parece una barbaridad».

Un sector que se vería afectado por la ampliación de los espacios libres de humo sería el de la hostelería y la restauración, si finalmente se prohíbe fumar en las terrazas de bares y restaurantes. A Javier Escribano, presidente de la Associació d’Hostaleria de Tarragona, parece no preocuparle demasiado esta medida. «Ya tuvimos una miniexperiencia durante la pandemia y no hubo ningún problema, al contrario, creo que fue bien. No creo que si ahora se prohíbe fumar en terrazas de bares y restaurantes vaya a ser muy significativo hacia nuestros negocios», comenta Escribano, quien añade que «diferente fue cuando hace años se nos obligó a adecuar un espacio para fumadores en nuestros locales y al cabo de poco tiempo no sirvió de nada porque se prohibió definitivamente fumar. Aquello tuvo un coste económico».

El presidente de los hosteleros de la ciudad de Tarragona advierte, no obstante, de que «si se prohíbe fumar en las terrazas lo que habrá que vigilar es que todos los negocios lo cumplan para que no haya terrazas que sí dejen fumar y así consigan captar a más clientes. Pero durante las restricciones por la covid ya vimos cómo la gente se levantaba, fumaba fuera de la terraza y no había ningún problema».

Por último, Escribano apunta que «el tabaquismo es un problema de salud y de hábitos. Así que igual que pasó cuando se prohibió fumar en los interiores de los bares y la gente se tuvo que acostumbrar a salir a fumar a la calle, ahora con las terrazas pasará lo mismo. Estas medidas de salud pública, si nos sacrificamos y ponemos de nuestra parte entre todos, son positivas».

Reducir el consumo, necesario

Desde un punto de vista médico, esta nueva ley antitabaco se ve como algo positivo. Xavier Aguilar, jefe del servicio de Neumología del Hospital Joan XXIII de Tarragona, comenta al Diari que «reducir el consumo de tabaco es muy necesario. Que un 22% de la población fume a diario es una cifra excesivamente alta. Hoy en día hay mucho acceso a la información y más conocimiento de los efectos perjudiciales del tabaco. Y que a pesar de eso haya un 22% de la gente que fume a diario me parece mucho».

Para este neumólogo, el problema no está solo en el tanto por ciento, «sino que muchos de los nuevos fumadores, en hombres, se producen entre los 25 y los 35 años, muy jóvenes. A partir de entonces, el tabaco los tendrá enganchados toda la vida ya que es muy adictivo».

A pesar de que los efectos del tabaco suelen asociarse a diferentes cánceres, Aguilar recuerda que «está incluido en multitud de procesos, como por ejemplo los cardiovasculares o respiratorios. El tabaco provoca muchas patologías que, si no se fumase, serían evitables».

Además, el jefe de neumología del Hospital Joan XXIII también pone sobre la mesa «los costes sanitarios que provoca el tabaquismo, que son brutales. Sin olvidar tampoco los costes indirectos, como el absentismo laboral. Todos ellos juntos son muy superiores a las ganancias de la industria tabacalera».

Estos son algunos de los objetivos y retos que recoge el borrador del Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo 2021-2035 que tiene previsto aprobar el Gobierno central a finales de este año.

1.- Aumentar los espacios libres de humo

Antes del año 2023, el plan del Ministerio de Sanidad se ha propuesto incrementar los espacios libres de humo (lo que incluye también los cigarrillos electrónicos y productos de tabaco calentado), especialmente en los espacios exteriores, como las terrazas de bares y restaurantes, el interior de los vehículos particulares, las proximidades de los edificios públicos o las playas.

2.- Etiquetado genérico de las cajetillas de tabaco

Desde la dirección general de Salud Pública se ha incorporado al plan equiparar por ley la publicidad, promoción y patrocinio de productos relacionados y nuevos productos del tabaco. Además, se quiere atajar la publicidad encubierta y las promociones del consumo de tabaco en las redes sociales. Sanidad se plantea implantar el etiquetado genérico de las cajetillas de tabaco, para quitar el atractivo de las marcas y ayudar al descenso del consumo de cigarrillos.

3.- Aumento de la fiscalidad

Una medida importante que recoge el borrador que ha elaborado el Ministerio de Sanidad es «impulsar la revisión de la fiscalidad para lograr un incremento y aproximación del precio de todos los productos del tabaco y de los dispositivos de calentamiento utilizados para su consumo», así como «promover que se graven los cigarrillos electrónicos con impuestos especiales». Esta medida, si finalmente se lleva a cabo, conllevaría un importante aumento del precio de los cigarrillos.

4.- Reducir en un 30% el consumo de tabaco en tres años

Según este plan, España se plantea alcanzar la meta establecida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) de una reducción relativa al 30% en el consumo de tabaco para el año 2025.

El objetivo último es reducir la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en 2030 y seguir la recomendación europea de bajar la tasa de fumadores diarios en un 5% para 2040.

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