Greguerías del pop

El sevillano Sr. Chinarro, un veterano de la escena indie, sedujo a la Zero con hits clásicos y temas de 'El progreso', su 16º disco

19 mayo 2017 19:34 | Actualizado a 21 mayo 2017 20:38
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Hay versos que valen discos, por carreras enteras. Antonio Luque, el alias de Sr. Chinarro, músico sevillano y veterano exponente del indie patrio, arrancó su show en la Sala Zero así:‘Dos besugos me asustan cuando abro la nevera’. Es la letra de Dos besugos, retrato de la escena calurosa y el tedio parejil, una de sus composiciones emblema, con la que también abría el disco El fuego amigo (2005), aquel que inició la reconversión en la que crece ahora:dejó su empleo en Panrico, fue apadrinado en la producción por Jota (Los Planetas) y, lo más importante, se profesionalizó en la música.

Abandonó también los conciertos caóticos y etílicos, su pinta de funcionario plúmbeo y después se abonó a la bohemia:barba frondosa de náufrago, escarceos con la literatura y misma sorna sobre el escenario. En el recital de la Zero, ante unas 200 personas, presentó El progreso, séptimo disco en diez años y el 16º de una carrera que empezó en 1990 en el más completo underground. La nueva hornada de repertorio dejó joyas como Efectos especiales que denotan un espléndido estado de forma tras algunos discos irregulares de la última etapa.

Con referencias constantes a la rosa y el libro por Sant Jordi, sorbiendo un ron con cola y arropado por músicos de la banda Pájaro Jack –teloneros–, Luque despachó un hit tras otro, porque tiene suficiente con picotear de los singles para seducir a un público algo entrado en años y dispuesto a corear esas letras enrevesadas, a veces de crucigrama, acertijo o problema de matemáticas.

Temas antiguos como El rayo verde, El lejano oeste, Babieca, Los ángeles, Viaje astral o Los amores reñidos son banderas del pop donde las letras, más o menos crípticas pero siempre con un filamento para echarlo mano e identificarse o jugar a ello, tienen un peso específico. Transitan dobles sentidos, costumbrismo, ironías y metáforas –hay quien, en su momento, comparó sus textos con las greguerías del escritor Ramón Rodríguez de la Serna–.

En los bises, solo a la guitarra eléctrica, interpretó El alfabeto Morse. Luego descargó emoción con el voltaje del baladón María de las Nieves y aflamencó la velada con la aclamada Del montón, otra canción del álbum El mundo según (2006), quizá su techo. Sr. Chinarro (que es lo mismo que Antonio Luque, que cambia de banda en función de la gira y el disco) sigue manejando el lenguaje con maestría y procurando ropajes musicales variados, y ahora luminosos, pese a que aún haya quien le recrimine ese aperturismo y eche en falta sus inicios sórdidos, de culto, cuando malvivía.

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