Francesc Seritjol está a punto de vivir su última Setmana Santa como presidente de la Agrupació d’Associacions de la Setmana Santa de Tarragona. Lo hace con emoción, tras ocho años al frente de la entidad y toda una vida dedicada a esta tradición. Seritjol, de 42 años y con alma serrallenca, es inspector de Educació. Conversamos con él a dos semanas de la festividad.
Última Setmana Santa como presidente. ¿Qué siente?
Estoy emocionado. Esta etapa me ha permitido conocer a personas que estarán para siempre en mi vida y me ha permitido compartir historias con mi padre, por ejemplo. Hemos pasado momentos duros, pero ha valido la pena.
¿Quién se pondrá al frente de la Agrupació?
Seguro que habrá alguien. Las elecciones se celebrarán entre junio y diciembre de este año. Mi idea es dejarlo cuando hayamos recibido la subvención grande y esté todo pagado y arreglado.
¿Qué destaca de estos ocho años?
Creo que lo más importante ha sido la puesta en marcha de los Espais de la Setmana Santa. Lo cierto es que todavía queda mucho por hacer.
¿Ha funcionado?
Sí, pero hasta ahora lo único que hemos hecho es abrir la iglesia de Sant Agustí media hora antes de la misa y concertar visitas guiadas a través del Museu Bíblic. Nuestra intención es poder abrir el recinto los fines de semana, al menos durante la temporada turística.
Como principal novedad, el misterio del Descendiment volverá a salir en procesión este año.
Sí. Lo hace después de que en 2022, durante la procesión, el paso sufriera un accidente en la estructura. El año pasado no pudimos reunir el dinero para solucionarlo. Hablamos de 25.000 euros. Finalmente, una empresa de restauración de Horche (Guadalajara) ha llevado a cabo la reparación, gracias a la colaboración económica de las administraciones y de la misma congregación.
Este accidente demuestra que los misterios necesitan un mantenimiento. ¿Es suficiente la colaboración económica del Ayuntamiento para poder conservar las figuras?
Lo cierto es que en Tarragona hay una aportación muy importante por parte del Ayuntamiento, comparado con otras ciudades catalanas. A nivel del resto de España, es totalmente distinto. En ese caso hablamos de millones de euros. El Ayuntamiento da a la Agrupació un total de 70.000 euros, que debemos dividir entre las 13 entidades. Está claro que no es suficiente.
¿Qué hacen las congregaciones con este dinero?
Costean el gasto corriente, como el seguro, las flores de los pasos, las atxas o las vestas.
¿Y si quieren llevar a cabo tareas de conservación de los pasos?
Deben pedir una ayuda o subvención extra, o bien buscar otras vías de financiación.
¿Los tarraconenses somos conscientes del patrimonio escultórico que tenemos entre las manos?
No. Hay expertos que se ponen las manos a la cabeza cuando saben que guardamos nuestros misterios en equipamientos que no reúnen las condiciones de climatización adecuadas. No hace falta que diga el gran valor que tienen estas piezas. No nos lo creeríamos.
¿Hay relevo generacional al frente de las congregaciones?
Sí que hay. El problema es que mucha gente quiere participar, pero poca quiere asumir el compromiso y la responsabilidad.
Hay entidades que llevan años con el mismo presidente.
El relevo es necesario, aunque la experiencia de estas personas, que llevan tantos años al frente, debería servir para acompañar y asesorar a los nuevos.
¿Qué le parece el conflicto que hay en La Sang? La junta dimitió por desavenencias con el prefecto.
Es un conflicto interno que deben resolver ellos. Lo único que puedo decir es que es importante poner por delante la entidad a los intereses personales.
Se habla mucho de reducir la procesión, pero este año tampoco se hará.
Tarde o temprano se acabará modificando el recorrido. La sociedad evoluciona y los actos también deberían hacerlo. Eso sí, este tema es competencia de La Sang, que es quien organiza la procesión del Viernes Santo.
