Apenas 15 o 16 gramos es lo que pesan las tortugas bobas (Caretta caretta) que han nacido esta semana del nido de La Savinosa ante la expectación de entregados voluntarios y un buen número de curiosos. Este peso explica, en parte, por qué se calcula que tan solo uno de cada 1.000 ejemplares de esta especie llega a la edad adulta en el medio natural.
Esta vez, no obstante, la mano humana jugará a favor de la naturaleza. De los 57 animales nacidos la madrugada de jueves a viernes, una docena no emprenderá camino por ahora al mar junto a sus compañeras, sino que crecerá durante un año en las piscinas de la Fundación para la Conservación y Recuperación de Animales Marinos (CRAM).
Este tiempo permitirá que lleguen a una envergadura suficiente (en torno al kilogramo de peso) y que su caparazón se vuelva más duro, lo que las hará menos vulnerables a los depredadores.
Gracias a este tiempo también se hará algo inviable con su tamaño actual: marcarlas con un microchip y colocarles un emisor satelital que permitirá conocer sus movimientos. Así lo explica la investigadora Irene Álvarez de Quevedo, del Centre Tecnològic Beta (Universitat de Vic), quien relata que, una vez pasado este período, los animales serán liberados en la misma playa donde nacieron.
Hay que recordar, además, que cuando se descubrió el nido, 24 huevos fueron trasladados a la sede del CRAM para incubarlos de manera artificial. Se trataba de otra manera de garantizar la supervivencia de más ejemplares en caso de que hubiera cualquier contingencia en la playa.
Como dato curioso, los ejemplares incubados en el CRAM comenzaron a nacer más o menos a la vez que los de la playa. Se debe a que a los huevos que se incubaban artificialmente se les iba regulando la temperatura para que fuera como la de la playa.
Las tortugas que vivirán temporalmente en el CRAM formarán parte del programa Head-Starting. Vivirán en unos tanques en los cuales se intentará reproducir al máximo las condiciones ambientales del mar, desde la alimentación hasta la luz y otros estímulos.
Interés científico
La información que se obtenga de la monitorización y el análisis de las crías formará parte también del programa estatal InGeNi-CARETTA en el que se estudiarán igualmente animales de Murcia y Valencia. Los datos, además, formarán parte de un estudio más amplio en el que participan investigadores de Italia y Francia.
Álvarez de Quevedo apunta que, desde el punto de vista científico, interesa mucho estudiar el fenómeno que ha llevado a las tortugas de esta especie a venir a reproducirse al Mediterráneo occidental. Hasta ahora solo llegaban a estas costas a alimentarse, pero el calentamiento de las aguas que ha propiciado el cambio climático ha hecho que comiencen a cambiar sus costumbres.
El de La Savinosa es el único nido del que se tiene noticia este año en las costas catalanas, pero las investigaciones podrán ayudar a confirmar que se tratará de un fenómeno cada vez más frecuente. «Estamos como se encontraba Italia hace ocho años y este verano han tenido unos 500 nidos», apunta la experta.
Y es que hay que recordar que las tortugas marinas son ‘filopátricas’, lo que significa que las hembras en edad reproductiva vuelven a las playas donde nacieron a poner sus huevos.
Voluntarios y ‘una noche mágica’
Ayer por la mañana, el alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, se refería al nacimiento de las primeras tortugas como «una noche mágica». Ponía en valor el hecho de que los protocolos y toda la información que se ha dado a la ciudadanía ha funcionado desde el momento mismo en que fue un bañista quien se percató de la presencia del nido y supo cómo actuar.
Dio las gracias a todos los implicados, desde la Generalitat de Catalunya hasta los distintos centros de investigación; pero agradeció especialmente al centenar de voluntarios que día y noche han custodiado el nido y que ayer todavía seguían respondiendo a las preguntas de todos quienes se acercaban a ver el nido.
Los expertos insisten en que en caso de que cualquier persona se encuentre indicios de nidificación (ya sea una tortuga en la arena, rastros o crías) es importante dar aviso de inmediato al teléfono de emergencias 112 y no molestar, tocar o fotografiar con flash a los animales.
Fotos cedidas por el CRAM y la red de voluntarios