¿Qué tienen en común el mosquito tigre, el visón americano, la cucaracha negra y el lirio azul? Las cuatro representan un peligro infravalorado: son especies invasoras. De hecho, hay más de 150 de este tipo en la demarcación de Tarragona. Algunas están presentes en el territorio desde hace milenios. Otras tienen una llegada más reciente. Pero todas se han expandido y reproducido en cortos períodos de tiempo. Es por este motivo que se las conoce como invasoras, ya que pueden provocar daños terribles en la biodiversidad, en la salud y en la economía.
El último informe que ha publicado la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES) advierte que «la grave amenaza global que representan las especies exóticas invasoras se subestima y, a menudo, no se reconoce». Ya en 2019, en el último documento que había difundido este grupo ligado a la Organización de Naciones Unidas (ONU) y conformado por 143 países –España entre ellos–, el IPBES avisó de que «las especies exóticas son uno de los cinco impulsores directos más importantes de la pérdida de biodiversidad, junto con los cambios en el uso de la tierra y el mar, la explotación directa de especies, el cambio climático y la contaminación».
Coordinado por el Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF), la iniciativa EXOCAT es un proyecto de investigación impulsado por el Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural para disponer de una base de datos con las principales especies exóticas en Catalunya. En los sucesivos informes que publica este grupo, se analizan cuáles son las más introducidas.
En primer lugar, cabe destacar que una especie invasora es la que ya está extendida por el territorio. Si se ha detectado, pero se desconoce su grado de invasión potencial, se la llama ‘especie introducida’. Si está presente, pero no hay una evidencia de que vaya a reproducirse, se la cataloga como ‘especie no establecida’. Y si se reproduce, pero no tiene un impacto claro en el territorio, es una ‘especie establecida’.
En la demarcación, el Ebre es la zona que más especies concentra por tener un clima suave y una elevada diversidad de hábitats que favorecen el establecimiento. «El principal motivo que provoca preocupación es que estos seres vivos toleran diferentes condiciones ambientales y tienen una gran capacidad de dispersión y colonización», explica la coordinadora del proyecto EXOCAT, Roser Rotchés. «Cada vez se habla más, pero el modo de vida globalizado que tenemos aumenta la probabilidad de que lleguen mercancías con especies que no se han detectado», añade.
Los principales peligros de estos seres vivos yacen en que desplazan las especies autóctonas y alteran las condiciones del ecosistema. Por ejemplo, cambian la temperatura del agua, cosa que puede reducir su calidad y, en consecuencia, afectar a las especies nativas.
También puede haber impactos socioeconómicos millonarios: pérdidas de producción agrícola u obstrucciones de estructuras de canalización. Todo sin olvidar que algunos taxones pueden transmitir alergias o provocar enfermedades.
«Vemos con preocupación que, por el cambio climático, especies que antes no podían vivir en Catalunya ahora sí que pueden», expone el director general de Polítiques Ambientals i Medi Natural, Marc Vilahur.
Las principales especies
¿Cuáles son, pues, las principales especies declaradas invasoras y que se han extendido ya por el Camp de Tarragona y, especialmente, por las Terres de l’Ebre? Por lo que a hongos respecta, el quitridio es el que más afecta, ya que puede causar una enfermedad infecciosa a los anfibios. Se distribuye, aunque no en masa, por la zona del Ebre y algún punto del Baix Camp. También hay una macroalga catalogada como invasora y que se ha detectado en la costa del Camp.
Las plantas son las que tienen un mayor número de especies catalogadas como invasoras: más o menos unas cien. La caña, el lirio azul, el ledonero, la higuera, el tupinambo y la falsa acacia son algunas de las que están ampliamente distribuidas a lo largo y ancho del territorio.
En el capítulo de invertebrados acuáticos, el mejillón cebra, la almeja asiática, el caracol manzana y el cangrejo azul son de los más presentes en el Ebre.
«Con la globalización pueden llegar más mercancías con especies que aún no se han detectado», Roser Rotchés, coordinadora del proyecto EXOCAT
La lista es más extensa cuando se habla de invertebrados terrestres: el mosquito tigre, la avispa asiática, el escarabajo picudo rojo y la polilla del boj son las más peligrosas: llegaron a la zona hace relativamente poco tiempo y, desde entonces, «han colonizado el territorio de forma destacable, causando importantes impactos ecológicos, económicos y a la salud humana», según el último informe de EXOCAT. El escarabajo de la patata y la cucaracha negra también son dos de los animales a tener en cuenta.
Casi la mitad de las especies de peces continentales se consideran invasoras. Destacan la carpa, la gambusia, el siluro, el misgurno y el fúndulo. Actualmente, ninguna de las especies de peces exóticos marinos en las costas catalanas se ha catalogado como invasora. Tampoco hay ningún anfibio considerado invasor en Catalunya. Recientemente, se ha erradicado la rana toro, que sí que ha estado presente en el delta de l’Ebre.
Por lo que a reptiles se refiere, la tortuga de Florida de orejas rojas y la de agua americana, de orejas amarillas, están ampliamente distribuidas por Catalunya. Son las dos únicas especies reptilianas clasificadas como invasoras.
Los pájaros considerados como tal que están presentes –en mayor o menor medida– en la demarcación son la cotorra argentina, el ganso egipcio y el faisán.
Por último, en el apartado de mamíferos, tan solo hay dos especies invasoras: la nutria roedora –presente solo en algunas localidades, pero que se expande rápidamente y provoca afectaciones al cultivo y a la vegetación– y el visón americano, más distribuido.
¿Cómo llegan hasta aquí?
Una de las grandes preguntas es cómo acaban aquí especies que provienen de la otra punta del mundo. Hay liberaciones planificadas: especies que se introducen a propósito con el objetivo ser liberadas para pescar o cazar. Son ejemplos el siluro y la codorniz japonesa. «Algunas plantas se introdujeron para retener taludes en las carreteras y han acabado siendo altamente invasoras», expresa Rotchés.
Por otra parte, puede ser que haya algunas que son trasladadas al territorio con la intención de mantenerlas controladas, pero, una vez aquí, se escapan o son abandonadas. Es el caso de las tortugas.
Hay algunos taxones contaminantes que entran de forma accidental a través de mercancías. Por ejemplo, el escarabajo picudo rojo y el escarabajo de la patata son plagas de las plantas ornamentales y de cultivos.
Los llamados ‘polizones’ también llegan accidentalmente en camiones, trenes o barcos, como el mosquito tigre o el mejillón cebra.
Otras especies, aunque pocas en número, llegan a una zona alejada (como Francia o el resto de España) y van dispersándose hasta entrar en Catalunya, o se introducen a causa de una construcción humana que conecta dos espacios previamente aislados. Muchas han llegado así al Mediterráneo a través del canal de Suez.
«El incremento de especies exóticas en Catalunya es un factor preocupante», Marc Vilahur, director general de Polítiques Ambientals i Medi Natural
Las listas negras
En este sentido, CREAF y Departament han creado una lista de las especies más peligrosas que podrían convertirse en invasoras próximamente. Casi 300 requieren de actuaciones de control y erradicación.
En el caso de las que ya se han detectado, pero aún no están excesivamente establecidas, destacan algunos tipos de cactus, la avispa oriental, el cerdo vietnamita y el mapache boreal.
Hay algunas que aún no están presentes en Catalunya, pero que sí que han llegado a zonas próximas, como los cangrejos asiáticos, algunas algas marinas, el perro mapache, la rata almizclera o la ardilla gris de las Carolinas.
¿Qué hacer para erradicarlas?
Rotchés afirma que «la idea es actuar cuanto antes mejor». La rana toro ya es un caso de éxito. La previsión es clave y, en este sentido, es importante avisar si se identifica a alguna de estas especies para evitar su dispersión. Para ello, las listas elaboradas son una guía importante para personas que trabajen en el campo y en los bosques.