Tarragona pone en marcha un ambicioso proyecto para recuperar la Torre de Minerva, una construcción defensiva, del siglo II antes de Cristo, que se cree que es la primera construcción romana de estas características fuera de Italia. El valor de esta atalaya se explica en gran parte por la imagen en relieve de la diosa Minerva, que se conserva en la parte superior y que ahora va a estudiarse, ya que se teme por su estado de conservación.
La iniciativa se pone en marcha tras el acuerdo de colaboración que han firmado recientemente el Ayuntamiento de Tarragona y la Fundació Obra Pia Montserrat –del Arzobispado de Tarragona, que es el titular del espacio–. En esta alianza, que empezó a forjarse hace más de dos años, también se ha sumado la Fundació Mutua Catalana. Fruto del acuerdo entre estas tres instituciones, a partir de la semana que viene ya empezarán los primeros trabajos para hacer una diagnosis de este conjunto, que forma parte de la muralla y al cual se accede desde el Passeig Arqueològic.
Según explicó el arqueólogo municipal, Joan Menchón, en esta fase inicial va a utilizarse un dron y un escáner láser, tanto del interior como del exterior de la torre, que «nos generará el 3D del monumento y podremos ver las patologías». Esta tecnología también se utilizará en el relieve, lo que permitirá establecer una comparación con la copia que se hizo hace treinta años, para «ver si ha habido pérdida de materiales, si ha habido una degradación o no, y saber donde estamos».
A partir de ahí, está previsto el montaje de un andamio alrededor de la torre. Esta estructura facilitará el acceso a historiadores del arte, arqueólogos, arquitectos, restauradores de bienes culturales, geólogos, biólogos y analistas para «hacer una autopsia» del estado del monumento. Menchón detalló que «tomaremos muestras y las analizaremos, para conocer las características físico-químicas de la piedra y de los restos del estocado que había en el relieve, para conocer los colores y los materiales que utilizaron, y después de los agentes patógenos».
La Torre de Minerva forma parte de la primera fase de la muralla romana, entre los años 218 y 220 aC. Posteriormente, entre los años 150 y 125 aC, se adosó una segunda fase de la fortificación, lo que escondió el relieve. Así permaneció hasta el año 1932, cuando se detectaron unas humedades que procedían de un depósito de agua de las Oblatas, que acabaron provocando la caída del muro romano, poniendo al descubierto la imagen de la antigua diosa.
Posteriormente, en los años setenta se llevaron a cabo las primeras excavaciones en el interior de la torre, lo que aportó más información sobre las aspilleras y la localización de un grafiti íbero. Asimismo, durante esta intervención se descubrió una inscripción romana que uno de los soldados dedicó a la diosa Minerva.
El concejal de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona, Hermán Pinedo, destacó que el monumento «puede ser uno de los más importantes de la ciudad», dado que «es el relieve romano más antiguo de la península ibérica». El estudio que ahora se llevará a cabo, permitirá conocer el estado de conservación, que se cree que es deficiente a causa de la lluvia, el viento y el salitre. A partir de ahí se estudiará qué se hace con la imagen «si dejarla, en el caso de que esté bien, o sacarla y hacer un molde para poner en el mismo sitio», expuso Pinedo.
Los primeros trabajos se pondrán en marcha a partir de la próxima semana y no hay un calendario previsto para su finalización. Y es que, a partir de la información obtenida en esta fase de análisis, tendrá que procederse a la redacción y ejecución del proyecto de restauración.
Por el momento, la aportación económica que se han comprometido a aportar el Ayuntamiento y la Fundació Mutua Catalana asciende a 100.000 euros. A partir de ahí, el concejal de Patrimoni afirmó que esta partida se incrementará, en el caso de que así sea necesario. «Si necesitamos más dinero lo hablaremos, pero no puede perderse y como institución pública no podemos dejar que se caiga o que se pierda», defendió.