Este mediodía ha comenzado la prueba piloto para peatonalizar el tramo inicial de la Rambla Nova. Un grupo de operarios ha instalado las pilonas que impiden el paso y las señales informativas que indican que no se puede circular entre la calle Girona y el Balcó del Mediterrani.
El cierre ha sorprendido a más de uno y las opiniones de vecinos y establecimientos eran diversas. Esther, vecina de la calle Girona que acababa de encontrarse con la señalización se mostraba «encantada porque esto dará vida a la zona». En el mismo sentido opinaba Mari Carmen, mientras se tomaba un café con una amiga, «yo soy de las de venir a ‘tocar ferro’ cada día y me parece genial que contemos con más espacio para las personas y menos coches».
Maria, que va en silla de ruedas y Francis, su cuidadora, también están contentas con la noticia. La segunda explica que «en momentos de aglomeración cuesta más pasar con la silla, en cambio así estaremos más desahogadas».
También está de acuerdo Antón, un vecino que está a punto de entrar en el portal cargado de bolsas de la compra. Asume que la medida va a ocasionar «pequeños inconvenientes», pero cree que compensa.
Por contra Pili, que se encuentra en el Balcó, no le encuentra ningún sentido «hay muchas zonas por arreglar que son prioritarias». No cree que la medida sirva para atraer a más personas «aquí en invierno, a partir de cierta hora, no viene ni Dios; solo la gente que viene a pasear al perro», vaticina.
También había diversidad de opinión entre los hosteleros. Wilson Miquilena, encargado de una cafetería, consideraba que la peatonalización «es positiva para la hostelería» y creía que podía atraer a más gente.
Claudia Corzo, de otro establecimiento ubicado unos metros más adelante, opinaba todo lo contrario, cree que prohibir el paso a los coches haría disminuir la clientela. Ella es, además, vecina de esta zona y lamentaba que solo se habían informado a través de los medios de comunicación. Se quejaba también de que con la medida se ha trasladado los contenedores más lejos. Y le preocupa la dificultad que entraña para las personas mayores. «Esta mañana una vecina se ha encontrado mal y el taxi no podía llegar hasta aquí».
Valga recordar que la prueba piloto implica que Rambla, entre la calle Sant Agustí y la Calle Girona, se pacificará y solo se permitirá los vehículos carga y descarga hasta las 11 de la mañana y el paso de los vecinos hasta el siete de enero. En el caso de estos últimos, como se trata de un plan piloto, de momento no necesitan una identificación especial. En este tramo, en los números impares, se concentrarán los servicios – contenedores, carga y descarga-.
Además, entre la calle Girona y el Balcó: se han instalado unas pilonas para cortar totalmente el tráfico. Desde el Ayuntamiento de Tarragona, no obstante, explican que se trata de pilonas flexibles, por lo que no habría problema para que, en caso de necesidad, entraran ambulancias, bomberos o cualquier vehículo de emergencia.
Además las terrazas que ahora están dentro del paseo se instalarán a la calzada.