Hace 12 años, Tarragona activó un plan de aparcamientos regulados repartidos en diferentes puntos de la ciudad, entre ellos el tramo de la Rambla Lluís Companys, entre la plaza Imperial Tarraco y la plaza Generalitat.
En este tramo se anuló uno de los dos carriles de circulación en ambos sentidos de la marcha y se habilitaron plazas de zona azul. Ello provocó situaciones complejas de convivir cuando en este tramo pasaban vehículos de emergencias: ambulancias, coches de policía o bomberos.
Los semáforos y la reducción de un carril motivaron desde sus inicios retenciones y problemas circulatorios graves, puesto que no había forma de apartarse para dejar paso a la urgencia de los vehículos de emergencia.
Estos problemas circulatorios con los vehículos de emergencia implicados se reflejaron rápidamente y casi a diario desde la implantación de zonas azules. Cabe recordar que el Hospital Joan XXIII o la comisaría de la Guàrdia Urbana o el cuartel de la Guardia Civil están en el itinerario de la Rambla Lluís Companys.
A las dificultades del tráfico, hay que añadirle otro elemento: los peatones. En este tramo de la Rambla hay un instituto, el Vidal i Barraquer, una residencia de estudiantes, un centro deportivo y un centro comercial. Todo ello en uno de los laterales. En el otro, hay diferentes comercios y bares, además de los juzgados.
Los aparcamientos, además de provocar atascos y retenciones, también han provocado la disminución de la visibilidad de los pasos de peatones y ello ha provocado desde hace más de una década atropellos, de momento ninguno con final trágico.
A finales de enero de 2019, la conductora de un vehículo no se percató de que un chaval de 10 años cruzaba el paso de peatones. El sol la molestó, argumentó a los agentes de la Guàrdia Urbana para dar una explicación plausible al impacto de su coche con el chaval.
Ha habido otros accidentes o atropellos menos trascendentes en los últimos años hasta la incidencia de esta mañana. El atropello de dos estudiantes de este martes 30 de abril refleja la escasa visibilidad provocada por los aparcamientos de zona azul, y la dificultad generada por el tráfico rodado para la rapidez de llegada de los servicios médicos solicitados.