El Roscón de Reyes del Forn Tarraconense se ha hecho con el primer premio de la segunda edición del concurso Millor Tortell Clásico de Reyes de Catalunya, que organiza la obra social Ernest Verdaguer de Panátics; una plataforma dedicada a la difusión de la panadería y pastelería artesanas.
Se da la circunstancia de que el pastelero Julio Solanes, del establecimiento ubicado en la calle Comte de Rius, ya había logrado el año pasado el tercer lugar en el concurso. En esta segunda edición han participado más de setenta pasteleros de distintos puntos de Catalunya.
Solanes explica que no estaba muy convencido de participar esta vez, puesto que del año pasado guarda un recuerdo agridulce. Haber ganado el premio hizo que se multiplicaran por cuatro los pedidos de roscones en su establecimiento pero, justamente el día álgido, el cinco de enero, falleció su padre. «Por eso esta vez cuando me han avisado de que he ganado lo primero que me ha venido a la mente ha sido él. Se lo dedico».
Cata a ciegas
El concurso tiene una doble vertiente, por una parte promociona a los obradores tradicionales y, por otra, colabora con entidades que se encargan de repartirlos a personas vulnerables. Así pues, los pasteleros entregaban un roscón para el concurso y otro para las entidades.
El concurso se desarrolló en la Estación del Norte de Barcelona y los pasteleros se enfrentaron a una cata a ciegas por parte de un jurado especializado. En esta ocasión, ocupan el segundo y tercer lugar dos pastelerías de Barcelona: Forn Gil y Carrió, respectivamente.
Entre los criterios que se evaluaban estaba el aspecto y forma, la decoración, la estructura y calidad del brioche, el mazapán (todos los roscones debían estar rellenos de este dulce), el aroma y el sabor.
Solanes, de 40 años, lleva veinte trabajando en el sector y cuándo se le pregunta cuál cree que puede ser la clave de su éxito habla de productos de proximidad «cuando usas huevos de corral e ingredientes de aquí al lado se nota».
La otra clave es elaborarlo sin prisa. El proceso entero dura tres días desde que comienza con la masa madre.
Como es costumbre, los roscones llevan la 'fava' «que dice que quien la encuentra paga, pero yo solo los vendo, luego la gente hace lo que quiere», cuenta sonriente; y la figurita del rey con la corona para coronarlo. En su caso, además, colocará una moneda especial solo en uno. A quien le toque tendrá un premio de 100€.
Para este año a Solanes también se le han disparado los pedidos aunque como viene pasando desde antes de la pandemia, la mayoría de los encargos son roscones pequeños o medianos «rara vez piden de más de seis», apunta.
Valga recordar que este año otra pastelería tarraconense, Cal Jan, también ha conseguido el primer lugar en el concurso de panettones la Escola de Pastissera del Gremi de Barcelona con su panettone de chocoloate.