Belén Borja es una personas de armas tomar. Como dinamizadora contribuye a que las generaciones futuras no tengan tantas dificultades. A sus 42 años es una de las impulsoras del proyecto Vitamina, que quiere combatir la exclusión social de los niños en los barrios.
Mujer y gitana, Borja asegura que «si para cualquier española ya es difícil y tiene que esforzarse muchísimo más, imagínese si encima eres gitana». Confiesa que, antes de liderar este proyecto, cuando estaba en la empresa privada, «hasta que no llevaba un tiempo en el trabajo no lo decía». Vivió la discriminación en sus carnes.
Acababa de entrar de dependienta y al poco tiempo tuvo que responder a la pregunta del responsable sobre si era gitana. «Siempre hay el estereotipo y cierto rechazo. Es lamentable, pero el racismo existe», argumenta.
Con jóvenes de primero de la ESO a la universidad organizan sesiones en las que «lo principal es que vean que hay una salida y que puedan superarse». El objetivo es que estos adolescentes no acaben abandonando los estudios y lleguen a la universidad.
Trayectorias como las de Belén Borja son cada vez más habituales en la comunidad gitana. «Se están rompiendo estereotipos. Tenemos a académicos y cada vez más gente con carrera universitaria», describe el presidente de la Associació Gitana de Tarragona, Paquito Ferreres.
Hace veinte años que Ferreres preside una comunidad que pide «ser gitano sin perder las costumbres y la cultura». Apunta que el futuro de pasa por el mundo académico y laboral y que esto es lo que definirá a los nuevos líderes de este pueblo tan extenso.
Una prueba de la riqueza que rodea a esta comunidad pudo verse ayer en la Part Alta. Celebraran la octava edición de la Festa Gitana, un encuentro que empezaba a primera hora de la mañana y que prosiguió a lo largo de todo el día.
Vermut, mejillones y rumba. El pueblo gitano es alegre por definición. La rumba corre por sus venas y mientras el grupo Alma Barbera toca las primera notas, empieza el baile en una calle en la que se han reunido gitanos de toda Catalunya. «Cada vez más somos un referente por todas partes. Viene gente de Lleida, Barcelona, Girona, Mataró y todas partes», explica orgulloso Paquito Ferreres.
La comunidad gitana de Tarragona cuenta con casi 4.000 miembros y esta ciudad será la primera en la que la Federació d’Associacions Gitanes de Catalunya tendrá una delegación. «Después de Barcelona somos a donde ha crecido más el mundo asociativo», argumenta Ferreres. Tan solo falta concretar una entrevista con el alcalde para que pueda hacerse oficial la presentación.
Ferreres estará al frente de esta delegación. Su objetivo, según explica, es muy claro: «Empoderar al pueblo gitano». La formación, la salud y la mujer serán tres de los principales ejes de trabajo.
Paquito asegura que la comunidad tarraconense ha dado un alto muy importante. Hay un largo recorrido por delante pero, con esta celebración, los gitanos buscan que Tarragona se contagie de su cultura y de una fiesta en lo que lo fundamental es «poner de manifiesto la hermandad y la riqueza que genera la convivencia».
Gitanos y payos ayer se contagiaron de la rumba. Dentro de unos días esta confraternidad se pondrá de nuevo de manifiesto con las fiestas de Santa Tecla. El colectivo gitano es uno de sus garantes.