Por segunda semana consecutiva, el Pla Territorial de Protecció Civil de Catalunya (Procicat) vuelve a llevar la contraria al alcalde de Tarragona, Pau Ricomà (ERC). Justo hoy se cumplen 15 días desde que el gobierno municipal decidiera dar un frenazo en su apuesta por la cultura és segura y cerrar hasta noviembre todos sus equipamientos culturales para «evitar la propagación de la Covid-19» con desplazamientos y aglomeraciones en los teatros de la ciudad.
Sin embargo, el paso dado por el alcalde tarraconense no ha contado, de momento, con el apoyo de la Generalitat. Primero, el organismo catalán que toma las decisiones sobre las medidas de prevención del coronavirus decidió hace dos semanas reducir únicamente el aforo de los recintos culturales, pasando del 70% al 50%. Asimismo, el pasado domingo, con unos datos mucho peores, el Procicat avaló de nuevo que haya actividad en los teatros, permitiendo que las obras y actuaciones puedan finalizar a las 22 horas, que es cuando se ha decretado que se inicie el toque de queda. En este sentido, se permite que los espectadores puedan salir a esa hora e ir hacia casa. Lo único que deberán hacer en caso de que se les pare será mostrar la entrada para no ser multados.
De hecho, el pasado domingo la consellera de Cultura –Àngels Ponsa (Junts)– aseguró que, pese a la imposibilidad de permanecer en la vía pública a partir de las diez de la noche, no ve «mayor problema» para el sector cultural. «Deberán adaptar los horarios de los espectáculos y comenzar antes para que tanto el público como los organizadores y artistas puedan estar en casa a la hora fijada», y añadió que las nuevas medidas «no harán caer ni el número de actos programados ni el de espectadores», añadió la responsable autonómica, quien recientemente calificó como de «incomprensible» el cierre de los teatros en Tarragona.
En este sentido, y en la misma linea de dar la espalda a la reciente y sorprendente decisión del equipo de la Plaça de la Font, el pasado sábado el Departament de Cultura y las entidades municipalistas se «conjuraron» para «mantener la programación cultural con la aplicación imprescindible y rigurosa de todos los protocolos de seguridad», a la vez que acordaron optar por la suspensión de actividades solo cuando «la cancelación sea obligada por la situación pandémica», y no de antemano como se hizo en Tarragona.
Según las fuentes consultadas, la idea del gobierno municipal (ERC-Comuns) es la de analizar «a finales de semana» la situación epidemiológica de la ciudad –ayer situada en los 755 puntos de riesgo de contagio con una RT de 1,66– y evaluar el resultado de las medidas adoptadas específicamente en la ciudad. Será seguramente ese mismo día cuando se anunciará si se reabren o no los teatros Tarragona, Metropol, la Antiga Audiència y el Camp de Mart, de cara a la posibilidad de recuperar la actividad desde el lunes 2 de noviembre. «Seguimos pensando que el gobierno local se equivocó cerrando la cultura, teniendo en cuenta que hay otros espacios lúdicos en la ciudad que están abiertos. ¿Es que la salud depende de si un equipamiento es público o privado? La cultura no es el problema», afirmó ayer el portavoz de Junts, Dídac Nadal.
Precisamente ayer, a solo 11 días para el concierto previsto para el 6 de noviembre a las 20 horas en el Camp de Mart, los Pets anunciaron en Facebook que han decidido adelantar una hora el evento, de forma que será a las siete de la tarde para poder finalizar a las nueve. Fuentes del grupo de Constantí aseguraron ayer a este periódico «no tener ninguna noticia contraria por parte del Ayuntamiento», por lo que en estos momentos, pese al rebrote de la Covid-19, siguen con la idea de que el concierto –por el que se han vendido 800 entradas– se hará.... a no ser que haya un nuevo volantazo del Govern. O de Ricomà.