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El Port de Tarragona plantea iniciar la restauración de la desembocadura del Francolí

Es una superficie protegida por parte de la Generalitat, que ocupa unas 14 hectáreas de terreno, formada principalmente por humedales

07 octubre 2023 19:24 | Actualizado a 08 octubre 2023 07:00
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La ciudad de Tarragona siempre ha vivido de espaldas al Francolí, que en los últimos años ha visto como se acentuaban los problemas por la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad. La proximidad con el polígono petroquímico y la existencia de pozos de regadío han contribuido a desangrar el que debería ser uno de los cauces principales del territorio. Y si hay un ámbito en el que esta situación se pone especialmente de manifiesto es la desembocadura, que suma la presión de la actividad industrial ejercida por el Port de Tarragona.

Para intentar revertir la situación en este último tramo, el organismo que preside Saül Garreta está dando los primeros pasos para su restauración ambiental. Se planteó en el marco del grupo de ríos, dentro del Consell Municipal de Medi Ambient, en el que además del Ayuntamiento de Tarragona y el ACA, también están representados el Port, la Direcció General de Polítiques Ambientals i Medi Natural y las entidades ecologistas.

«La voluntad es la de consensuar una estrategia que vaya en consonancia con el proyecto que quiere impulsarse desde el Ayuntamiento de Tarragona, a partir de los fondos Next Generation, para que tenga un sentido», afirma la responsable de Medi Ambient del Port de Tarragona, Cristina Miret.

El ámbito en cuestión afecta a los terrenos a partir del puente metálico de la vía del tren hasta la desembocadura. Se trata de superficie de 14,05 hectáreas de terreno, ocupada mayoritariamente por humedales, que forma parte de la Xarxa de Zones Protegides de la Generalitat de Catalunya. Pese a ello, su estado de degradación es evidente y así lo han denunciado en reiteradas ocasiones las entidades ecologistas.

Ecosistema de ribera

Miret asegura que el primer paso será la redacción del proyecto ejecutivo con las actuaciones que quieren llevarse a cabo. Al respecto, ya se están redactando los pliegues para que «antes de fin de año» pueda salir a licitación y comenzar a trabajar «de cara al año que viene».

Según explica, la primera fase se centrará en la margen derecha del río y consistirá en la recuperación del ecosistema de ribera autóctono. Esto pasa por la eliminación de especies invasoras como la caña americana, que poco a poco ha ido ganando terreno.

Pese a ello, el Port de Tarragona es consciente de que una recuperación completa pasa por buscar una alternativa al rack de tuberías que atraviesa todo este entorno, por lo que deberá plantearse una solución junto con las empresas.

El grupo Ecologistes en Acció es una de las entidades que forma parte de este Consell Municipal de Medi Ambient y que ha denunciado en reiteradas ocasiones cómo estaba el río. De hecho, incluso redactaron un proyecto para su recuperación y hace unos meses denunciaron la construcción de una plataforma de hormigón en esta zona protegida del puerto, que finalmente acabó desmontándose.

Su portavoz, Víctor Álvarez, lamenta que «a pesar de estar reconocido por parte de la Generalitat como zona protegida, el entorno está bastante degradado porque no ha habido nunca un plan de gestión. Está dejado de la mano de dios». Esta protección no impidió que en su momento se artificializó la desembocadura, reconduciendo el cauce con un giro de 90 grados.

Aportación de sedimentos

Ahora esta entrada la utiliza el Club de Rem para su actividad, lo que, según los ecologistas, estaría en entredicho. «No nos lo queremos cargar, pero si se modifica el acceso porque necesitan profundidad suponemos que se hacen dragados para eliminar los sedimentos y en una zona protegida no puede alterarse el espacio natural», señala Álvarez.

Más allá de las tuberías por las que circulan los productos petroquímicos, Ecologistes en Acció también pone el foco en una canalización de cemento que actúa como aliviadero de la depuradora y que vierte sus aguas en el humedal. «Debería acabarse de una vez, porque es agua que muy a menudo va acompañada de excrementos, toallitas y agua de lluvia o del alcantarillado, que se vierte en una zona protegida», argumenta.

Pesca en un ámbito protegido

El acceso a la desembocadura en teoría está prohibido. Un cartel en la zona del puente metálico del tren informa a las personas que circulan por este entorno que no pueden seguir adelante. A pesar de ello, es habitual ver a gente pescando, teniendo en cuenta que la intromisión marina hace que el agua salada quede estancada en los humedales.

Pese a ello, esta biodiversidad podría verse afectada si no se actúa. «Si no llega sedimento la zona húmeda va perdiéndose y no podemos olvidar que en los últimos dos años el río a penas ha estado conectado quince días con el mar». Por este motivo, la entidad ecologista defiende que uno de los elementos prioritarios debería ser la recuperación del caudal del Francolí.

Más allá, establecen una hoja de ruta que prioriza la redacción de un plan de gestión que permita abordar cada una de las problemáticas, de forma que poco a poco vaya recuperándose la biodiversidad del río. «Es un espacio potencial en el que podría nidificar el chorlitejo patinegro, pero que ahora está sufriendo una presión antrópica muy importante y está completamente abandonado», añade Álvarez.

Ecologistes en Acció se pone a disposición del puerto para abordar el proyecto de restauración necesario en este entorno, como ya hizo en su momento con el Ayuntamiento de Tarragona. Y es que el Francolí es uno de los ámbitos que se llevará la partida más importante de dinero dentro del proyecto Greenbelt’26, que obtuvo 3,3 millones de euros por parte de los fondos Next Generation.

En estos momentos la administración local está en fase de redacción del proyecto ejecutivo, para poder empezar cuanto antes y cumplir con los plazos que establece la ayuda europea.

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