El estado de abandono en el que se encuentra desde el pasado mes de noviembre el local del emblemático Iot de la playa Llarga parece que puede empezar a ver la luz. Tras cinco meses de un proceso administrativo no exento de polémicas –y tras casi cuatro años desde que se iniciaran los trámites con el anterior gestor–, ayer la Generalitat de Catalunya anunció que ha resuelto conceder a la empresa Tucan 2016 la gestión del recinto durante los próximos diez años, a raíz de un canon anual de 85.000 euros.
En la resolución firmada el pasado 5 de agosto por el conseller de Economia i Hisenda, Jaume Giró (JxCAT), se determina que la propuesta vencedora del concurso público es la «más ventajosa» para la administración autonómica entre las diez ofertas recibidas. La firma que ha quedado en primera posición fue la tercera que sumó una mayor puntuación en el apartado económico. Sin embargo, fue la mejor valorada en el anteproyecto de adaptación del local y en el plan de explotación y de funcionamiento. Se da la circunstancia de que los 85.000 euros anuales que la firma pagará de canon hasta 2032 es un 70% superior a los 50.000 previstos en la licitación del recinto del pasado mes de marzo.
Fuentes del Govern destacaban ayer que «se ha podido realizar la concesión mediante concurso público, tal y como estaba previsto», en una tramitación que empezó en 2018 con la comunicación al anterior negocio –que estaba en el local desde 1986– de la voluntad de sacar el espacio a licitación pública. Sin embargo, la propiedad del Iot llevó el caso ante la justicia ordinaria, y no fue hasta septiembre de 2021 que el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJCat) determinó que el Govern tenía razón. Tras esta última sentencia, el antiguo gestor devolvió las llaves del local a principios de noviembre del año pasado.
Todo el edificio, homogéneo
La decisión del Govern de adjudicar la gestión de la planta baja del inmueble a la empresa Tucan 2016 supone que esta sociedad llevará el día a día de los dos negocios ubicados en el edificio, ya que en 2019 la compañía ya se impuso en el proceso para relevar al histórico Tòful de Mar con La Sardineta, que está abierto desde mediados de 2020 en la parte superior del emplazamiento.
Según explica Paco Eslava, el futuro negocio que relevará al Iot se denomirá La Llarga. «En la costa catalana hay muchas playas que se llaman Llarga, pero contrariamente no hay ningún negocio con este nombre, solo uno de interior en Girona», indica el impulsor del proyecto, que explica que el futuro local contará con cuatro espacios: el restaurante; el bar-cafetería; la heladería corner; y una parte para el take away (comida para llevar). Eslava no esconde que la voluntad es la de hacer compatible La Sardineta y La Llarga, hasta el punto de que se «homogeneizará» la «decoración» del entorno.
La previsión, ahora, es la de contar con las llaves del recinto en treinta días, de forma que puedan iniciarse unas obras que se alargarán durante dos meses. «El inmueble está tocado, deben cambiarse las instalaciones de luz, gas y agua, además de toda la distribución interior», explican los futuros gestores del emplazamiento, que esperan poder abrir puertas este mismo año. «En noviembre ya podríamos tener actividad los fines de semana para vermuts y comidas», indican.
¿Impugnación a la vista?
El proceso, sin embargo, vive momentos de dudas por el anuncio de impugnación que una de las cuatro compañías excluidas del proceso ha realizado al Diari. Esta firma entiende que no fue debidamente notificada por parte de la Generalitat, por lo que tiene previsto presentar un recurso y solicitar, asimismo, la medida cautelar de suspender la concesión anunciada ayer.
