El Nou Estadi Costa Daurada acogió un evento para la historia este domingo: un torneo pionero en el mundo del fútbol, donde, por primera vez, personas con discapacidad intelectual arbitraron partidos de fútbol.
Se trata del Be My Referee Championship, una iniciativa de la organización Be My Referee, que basa sus valores en impulsar y ayudar a romper las barreras y los estigmas que sufren las personas con discapacidad intelectual dentro del deporte, concretamente del fútbol.
La velada que se vivió en Tarragona fue el broche de oro a todo un proceso en el que se ha estado trabajando desde hace meses. No solo en la organización del evento, sino que también en la formación y preparación de los once árbitros que participaron en el evento, para que sean capaces de desempeñar su rol debidamente en competiciones oficiales.
Para dicha formación, tanto práctica como teórica, estuvieron acompañados por profesionales de la RFEF (Real Federación Española de Fútbol), que también estuvieron presentes en los encuentros del torneo.
La máxima ambición de la competición fue demostrar que el deporte es transversal.
No hay límites ni barreras para nadie si uno se lo propone. Tanto jugadores como árbitros tuvieron el papel de protagonistas en una cita con la historia.
La organización, además, juntó unos equipos invitados de renombre y del máximo nivel.
Estuvieron presentes conjuntos de gran prestigio integrados por personas con discapacidad intelectual, como la Fundació Barça, el FC Internazionale Milano, la Fundación Real Madrid, el Atlètic Lleida, el SD Huesca y el Nàstic de Tarragona, que hizo de anfitrión.
Fue una jornada emocionante y esperanzadora. Más aún con la ceremonia de clausura, que premió a todos los participantes con una gran ovación de los presentes. Una imagen que quedará en la memoria de todo el mundo: todos los premiados en el campo, riendo y charlando sobre como han ido los partidos.
Aunque fue la Fundación Real Madrid quien ganó la final ante el FC Internazionale Milano y se coronó como el ganador oficial del trofeo, realmente el mayor premio fue la ilusión que se respiraba en el ambiente.
No había jugador, jugadora, árbitro o árbitra que no sonriera.
Y no era por la sensación de hacer historia o de ganar o perder, sino por el hecho de haber estado presente en una fecha que puede y debe marcar un antes y un después en el deporte inclusivo.
El Be My Referee Championship es uno de los muchos pasos necesarios hacia un deporte realmente inclusivo, demostrando que la pasión, el conocimiento y el compromiso no entienden de barreras.
Estos árbitros han dado un paso adelante en nombre de todos los que aspiran a participar plenamente en el fútbol y en la sociedad, recordándonos que la verdadera victoria radica en construir espacios donde todos tengan un rol y una voz. Con cada partido y cada decisión, no solo dignifican su profesión, sino que enseña una valiosa lección sobre igualdad y respeto.
Este es el inicio de una nueva era en el deporte inclusivo, que pone en manifiesto las capacidades y no las limitaciones.