El fiscal ve delito en la falta de mantenimiento de Mas Cusidó, un castillo del siglo XVI situado en el término municipal de Tarragona que está cayendo a trozos con el paso de los años. El recinto fue declarado el 22 de abril de 1949 Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN).
Por ello, ha presentado una denuncia al Juzgado contra el actual propietario, una inmobiliaria con sede en Barcelona. La acusa de un delito contra el patrimonio histórico, con dolo eventual.
Mas Cusidó es una masía fortificada con torreón, de la que ya constan referencias documentales en el siglo XVI, concretamente de 29 de septiembre de 1568, señala el fiscal de Patrimonio en su denuncia dirigida al Juzgado.
Se trata de un acta de conciliación entre dos familias, la Pallarès, propietaria de la masía, y la Elies, por la cual los primeros dejarían pasar por sus tierras a los segundos a cambio de que los Elies hicieran lo mismo con los Pallarès en otros terrenos.
Años más tarde, la viuda de Joan Elies, Caterina, compró a Sebastià Pallarès la masía y no será hasta finales del siglo XVI con la boda de la hija de los Elies, Magdalena, con Antoni Cosidor, cuando esta masía adopte este nombre.
La torre fue adaptada posteriormente con carácter defensivo como consecuencia de las frecuentes incursiones de los piratas berberiscos que asolaron la costa tarraconense durante los siglos XVI y XVII.
«Pronto colapsará»
El monumento fue declarado Bien de Interés Cultural el 8 de noviembre de 1988 en la categoría de castillos. Para el fiscal, el edificio «se halla sumido en tal estado de abandono que se presume su pronto colapso si no se adoptan medidas inmediatas respecto a la torre».
Otras partes de la masía ya se han derrumbado. El actual propietario es una inmobiliaria, que compró el edificio el 28 de junio de 1984.
Precisamente, Hispania Nostra –una asociación sin ánimo de lucro, que trabaja en la defensa, promoción y puesta en valor del patrimonio cultural y natural– puso este castillo en la lista roja. «La vegetación ha invadido el terreno, incluso las paredes semiderruidas.
El techo está caído y, sus restos, tapados por la maleza. Se halla en un estado ruinoso. La torre tiene grandes grietas en la parte superior de las caras oeste y norte», señala la entidad a la hora de justificar la inclusión en la lista de 1.400 monumentos sometidos a riesgo de desaparición, destrucción o alteración esencial de sus valores.
Edificio con grafitos
El cuerpo central, que es también el más antiguo, es una construcción con basamento de mampostería y muros de tapia en la que destacan la puerta principal, con jambas y arco de sillares y un mínimo de dos grandes arcos apuntados y uno de medio punto en el interior.
En algunas las paredes había grafitos dibujados (siglos XVII-XIX). Destaca la torre de planta cuadrada con un edificio adosado de planta rectangular. La torre mide 12 metros de altura, 4 x 4 metros de lado y unos 70 cm de ancho de los muros.
Realizada en mampostería con los ángulos reforzados y las aberturas enmarcadas por sillares. La torre y la masía se comunicaban a través de dos puertas, una en la planta baja y otra en el primer piso que daba acceso a la cocina. Ambas estaban defendidas por matacanes.
El 9 de julio de 1995, un incendio originado en la cuneta de la autopista AP-7 –cerca del área del Mèdol– llegó a rodear este edificio. Las llamas quemaron 250 hectáreas. En aquella época, la masía todavía permanecía de pie. Y el 10 de marzo de 2006 otro incendio amenazó el recinto. Sin embargo, el frente de llamas hizo avanzar el fuego en dirección contraria.
Investigación
El fiscal, en la denuncia, ha solicitado el juez instructor la declaración del denunciado –el administrador de la inmobiliaria– en calidad de investigado y que el Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil realice un reportaje fotográfico del monumento y su entorno .
Asimismo, ha solicitado que el arqueólogo municipal o un técnico en patrimonio histórico declare sobre la importancia del monumento, las medidas necesarias para su restauración y el coste económico. Y en la lista de testigos incluye Bárbara Cordero, coordinadora general de Hispania Nostra.
