«El fentanilo es un veneno que en un momento dado te va a dar calidad de vida, pero luego te va a quitar las ganas de vivir. Por favor, buscad alternativas. No caigáis en eso». El mensaje de Inma, vecina tarraconense de 40 años, se ha hecho viral en Internet. Su testimonio, colgado en la red social de Tik Tok, no para de acumular reproducciones. El Diari ha logrado ponerse en contacto con ella. Acepta «con mucho gusto» hablar porque quiere relatar su adicción a una droga que en un principio llegó a su vida para aliviar el dolor, pero que ha terminado sumiéndola en una espiral del que trata de seguir encontrando salida.
¿Qué es el fentanilo?
Se trata de un opioide agonista sintético utilizado como analgésico que es 100 veces más fuerte que la morfina y 50 veces más potente que la heroína. Influye en el sistema nervioso de forma que es capaz de modificar el comportamiento, la memoria o el placer. En España se usa para tratar el dolor intenso, especialmente después de una operación, y en las etapas avanzadas del cáncer.
Precisamente, Inma conoció el fentanilo cuando tuvo que batallar contra el cáncer. «Yo tuve cáncer y me hicieron punciones intratecales en la columna y a raíz de estas punciones me ha quedado un dolor lumbar crónico horrible. Antes apenas tenía calidad de vida, pero ahora tengo menos. Fui probando varias medicaciones como el paracetamol, el ibuprofeno... y como ya nada me hacía efecto me recetaron fentanilo».
Su relato sigue y se recrudece: «Me divorcié por un tema de violencia y tengo que trabajar más que antes porque empecé de cero y con mi dolor de espalda siempre presente. El fentanilo me daba una fuerza increíble, podía trabajar hasta 12 horas cada día si era necesario. En ese momento veo que funciona y que me da calidad de vida. Ahora llevo más de dos años tomándolo y cuando llevas tanto tiempo el cuerpo se acostumbra».
El Fentanilo me daba una fuerza increíble, podía trabajar hasta 12 horas cada día, pero mi cuerpo se acostumbró y quería más
Precisamente el problema de este opiáceo está en la capacidad que tiene el cuerpo para adaptarse a él con el paso del tiempo. Las pequeñas dosis dejan de hacer efecto y el peligro de administrarse más está presente. Eso es lo que le sucedió a Inma: «Comencé con 25 microgramos, pero para trabajar cada vez necesitaba más, y ahora, que debería llevar un parche de 100 microgramos para tres días, he llegado a los 400 microgramos para dos días y medio o tres», cuenta.
El momento en el que se dio cuenta de que había un problema lo recuerda a la perfección: «Este pasado 28 de agosto me quedo sin fentanilo y me salía para recoger en la receta de la farmacia el 2 de septiembre. Pensé que podía estar sin él cinco días e iba a aguantar. Pero el día 30 ya no podía más, empiezo a tener unos dolores musculares terribles, una ansiedad tremenda que parecía que tenía una losa de una tonelada en el pecho que no me dejaba ni respirar, ni hablar, ni pedir ayuda. Al final conseguí ir hospital y justo ese día tenía hora con mi hemátologo. Me medican y me dan un valium y ya me quedo tranquila y puedo explicarles que no llevo 100 microgramos al día, que llevo 400. Era adicta».
De aquello han pasado ya cerca de tres meses, pero la situación de Inma sigue siendo muy dura. «Estoy sufriendo mucho. A día de hoy me he quedado sin fentanilo y ningún médico se hace cargo, tan solo cuando necesito una sola caja más para llegar al día. Hasta que no se me renueva la receta estoy sufriendo síndrome de abstinencia. Siento que me han inducido a una droga y me han dejado tirada en la cuneta».
¿Cómo se accede al fentanilo?
Hay dos maneras: la legal, menos peligrosa, y la ilegal, que está comenzando a irrumpir y su peligro da pavor. En España, este opiáceo está regulado y debe ser un médico quien lo recete. Su crecimiento, no obstante, es imperable y es el fármaco cuyo consumo ha crecido más en la última década. Según el último informe del Ministerio de Sanidad, su consumo se ha multiplicado por ocho entre 2018 y 2022, año en que se suministró con receta médica a un total de 695.000 personas, siendo el tercer país en el mundo que más administra, ya sea a través de inyecciones, pastillas, tabletas o parches transdérmicos.
¿Y qué sucede con el fentanilo ilegal?
Es sencillamente mortal. En Estados Unidos mueren cada día 150 personas al día por culpa de una sobredosis de este opiáceo y se ha convertido en la primera causa de muerte del país americano en personas entre los 18 y los 49 años.
En España está comenzando a irrumpir de manera ilegal. Por Internet ya se puede comprar en la deep web y los peligros son brutales. Primero, porque no hay ningún control de las cantidades, y segundo, porque en muchas ocasiones se mezcla con otras drogas como la cocaína, heroína, metanfetamina y MDMA, que lo que hacen es convertirlo todavía en más mortífero. También existe la posibilidad de hacerlo en la calle, en ese mercado oscuro en el que ya todo es más difícil de detectar y controlar.
«Ahora que debería llevar un parche de 100 microgramos para tres días, he llegado a los 400 microgramos para dos días y medio o tres»
Como todo medicamento, el fentanilo camina entre la línea fina del bien y el mal. Si se hace un uso responsable, ayuda; si se hace un uso irresponsable, puede llegar a matar. En Estados Unidos ya lo hace con una facilidad que asusta. En España todavía no se vislumbra ese contexto, pero hay que concienciar a la población de que se puede llegar a él. Está en nuestras manos evitar otra pandemia.