El hasta ahora dueño del emblemático Iot de la Platja Llarga, Josep Maria Donato, devolvió ayer las llaves del local a los representantes de la Generalitat de Catalunya. Tal y como se había fijado tras la última resolución del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC), este jueves a las ocho de la mañana se llevó a cabo el acto formal en el que la Generalitat de Catalunya volvía a tomar posesión del recinto, que estaba alquilado desde 1986.
De esta forma, se pone el punto y final a tres años de lucha judicial desde que en noviembre de 2018 la administración autonómica comunicó al gestor del espacio que debía abandonar el recinto. En ese momento el caso llegó hasta los tribunales hasta que, hace pocas semanas, el alto tribunal catalán dio la razón a la corporación pública, que durante este tiempo también ha sancionado a la gestora del Iot con sanciones que ascienden a 22.000 euros.
El local, ya vacío
El pasado lunes, 1 de noviembre, el negocio organizó una fiesta de despedida que contó con la asistencia de unas 200 personas, la mayoría clientes habituales. Paralelamente, durante los últimos días, los responsables del Iot han ultimado los trabajos para dejar la parte inferior del inmueble vacía. De hecho, la comitiva de la Generalitat, integrada por siete personas, se encontró ya el espacio completamente vacío.
Desde la administración autonómica se indica que, a partir de ahora, se activará el mismo proceso que se llevó a cabo en el negocio de la parte superior del edificio (la Sardineta). Así, según indican fuentes de la Delegació del Govern de Tarragona, en las próximas semanas se publicará la licitación del uso del espacio. El objetivo es dar este paso antes de final de año, para que la adjudicación formal pueda anunciarse durante el primer trimestre de 2022. De esta forma, si se logra cumplir con este calendario, el Govern considera que sería posible que el espacio pueda volver a abrir antes de verano de 2022.