Cuatro técnicos sanitarios de Tarragona han pasado la noche en el hospital. Dos en el Moises Broggi, de Sant Joan Despí, y otros dos en el Santa Tecla de Tarragona.
Tres de ellos hoy se encuentran casi recuperados de la intoxicación por monóxido de carbono que en la tarde de ayer domingo estuvieron expuestos en un servicio de emergencia. El cuarto todavía tiene hoy lunes una sesión de dos horas en la cámara hiperbárica para eliminar este monóxido de la sangre. Este técnico fue el más expuesto al gas y el que puso su vida en riesgo en un servicio de emergencia en la calle Bisbe Antoni Deig de Tarragona.
El comité de empresa de Ivemon Egara (empresa concesionaria del servicio de ambulancias en la provincia de Tarragona) critica la falta de medios en situaciones de riesgo
La intoxicación de los cuatro técnicos sanitarios de la empresa Egara, concesionaria de las ambulancias del SEM en las comarcas de Tarragona, ha activado una investigación por parte de Inspecció de Treball de la Generalitat para esclarecer las causas. Además, según fuentes del comité de empresa, se han activado denuncias contra la firma por la falta de medidas de protección que pueden evitar situaciones de riesgo como las de este domingo.
Desde el comité de empresa de Ivemon Egara explican que en la mesa de negociación de 2022 se planteó colocar en las mochilas de los técnicos detectores de monóxido, pero la propuesta quedó descartada. «El detector de monóxido en la mochila hubiera pitado y alertado al técnico de la atmósfera contaminante y hubiera evitado un riesgo de muerte», explican desde el comité, quienes añaden que el coste es de unos 30 euros, nada exagerado por el servicio que prestaría.
Los técnicos del SEM (directamente contratados por CatSalut) sí llevan en sus mochilas un detector. Los trabajadores de las ambulancias piden más seguridad en sus servicios y esperan que en el concurso de 2024 estas peticiones no queden fuera del convenio.
El Código Ictus que no era tal
La primera de las dos ambulancias llegó primero al servicio de Tarragona poco después de las 17 horas de ayer domingo. Antes que las dotaciones de Bombers que posteriormente se activaron. Se trataba a priori de un Código Ictus, una emergencia sanitaria y por tanto sin necesidad de otros efectivos complementarios.
Luego se vio que era una emergencia de índole diferente por una mala combustión de la caldera de la vivienda y ello hubiera cambiado el protocolo de actuación de la actuación: primero entraban bomberos y luego los sanitarios.
Al tratarse de una mala interpretación del aviso de emergencia, fueron los técnicos sanitarios los que accedieron primero en la vivienda antes que Bombers, que sí llevan detectores para evitar la exposición a altas cantidades de monóxido. Por ello los técnicos sanitarios sufrieron la exposición al gas y la correspondiente intoxicación.
El primer técnico se desmayó muy rápido y absorbió una cantidad de monóxido altamente peligrosa, alertan desde el comité. La compañera pudo salir del lugar y avisar del riesgo. Y a raíz de esta segunda llamada se pudo actuar con precisión ante la emergencia de la calle Bisbe Antoni Deig.
