Un mes más tarde de lo previsto, el propietario del único chiringuito de la Platja Llarga, El Caloret, ha recibido hoy el permiso que le permite abrir las puertas de su negocio. Por norma general, según explica el propietario, Joan Busquets, "siempre me daban el permiso el día 20 de abril, aproximadamente. De esta manera, teníamos diez días para montar el chiringuito y abrirlo el 1 de mayo”. Este año, la cosa ha cambiado. “Aun no los he calculado, pero tengo claro que hemos perdido los beneficios de un mes, y la temporada acaba en agosto”, asegura, indignado, Busquets.
El propietario asegura que necesita, como mínimo, diez días para ponerlo todo en marcha. “El año pasado, en mayo estaban ya los tres chiringuitos abiertos. Este año, solamente está el mío, y de momento, cerrado”, explica. Según Busquets, el motivo del retraso ha sido “que faltaba una autorización de la Generalitat. El Ayuntamiento no asume la responsabilidad”. Por su parte, fuentes municipales achacan la demora “a problemas técnicos”. Busquets asegura que “es curioso que me hayan dado el permiso justamente el día después de explicar en las redes sociales mi historia”.
Solamente un chiringuito
Por otro lado, Joan Busquets, propietario del único chiringuito de la Platja Llarga, no entiende cómo es posible que no se haya renovado las concesiones de los otros dos chiringuitos de la playa. “Abrir significa generar puestos de trabajo y dar vida a la playa. Es una lástima porque los negocios iban bien”, explica Busquets. Y lo cierto es que muchos bañistas que se acercan estos días a la Platja Llarga se preguntan dónde están los chiringuitos. “Nunca antes me había encontrado con los locales cerrados a estas alturas de la temporada”, explican. Según algunos bañistas, como Julián Vega, creen que “el Ayuntamiento no ha renovado las concesiones porque, de esta manera, se evitan prohibir fiestas que les causan muchos problemas”.