El nuevo gobierno de Rubén Viñuales tira el freno de mano en materia de movilidad sostenible y deja en compás de espera algunos de los nuevos carriles bici, que había anunciado el anterior ejecutivo. La decisión, que no incumbirá aquellas inversiones comprometidas a través de financiación externa, afectará principalmente a tres proyectos anunciados en el ámbito de la zona centro, como son el segundo tramo de Pere Martell, el de Prat de la Riba y la Avinguda d’Andorra. «La movilidad de la ciudad es una cosa más seria que ir pintando carriles bici porque has de asfaltar una calle», afirma el concejal de Urbanisme, Nacho García.
En los tres casos estaba previsto hacer una intervención para pavimentar la calle, que quería aprovecharse para reordenar la circulación de vehículos, generando una plataforma segregada para bicicletas y patinetes. De hecho, esto ya es lo que se hizo en el primer tramo de la calle Pere Martell desde la plaza de la Imperial Tarraco hasta Ramón y Cajal.
En una segunda fase esta misma infraestructura debía prolongarse hasta el barrio del Serrallo, un proyecto que despertaba recelo entre una parte del vecindario y que ahora se dejará en compás de espera. «Lo que ya dijimos en campaña, que estamos manteniendo y es en lo que ahora están trabajando los técnicos es que no pueden hacerse carriles bici como un capricho», añade García. Y, al respecto, la decisión que se ha tomado es que de momento se paralizará cualquier nueva iniciativa, a la espera de que esté aprobado el nuevo Pla de Mobilitat Urbana Sostenible de la ciudad, ahora en fase de redacción. «Este será el que marcará las prioridades y en base al documento se tomarán las diferentes decisiones», afirmaba García.
La decisión afecta tanto a la habilitación de nuevos carriles como a la posibilidad de revertir la actuación que se hizo en Pere Martell, que se diseñó pensando en conectar el carril educacional con el frente marítimo. Sobre esta infraestructura, el cuarto teniente de alcalde asegura que «todas las opciones están encima de la mesa, desde mantenerlo, a quitarlo o ampliar la acera, ocupando el espacio en el que ahora hay el carril bici, pero no tiene sentido tomar decisiones cuando tendremos un Pla de Mobilitat que nos marcará cómo debe ser la ciudad».
El Ejecutivo socialista asegura que seguirá adelante con el proyecto para reasfaltar la Avinguda de Androrra como la calle Prat de la Riba, que en ambos casos están a la espera de iniciar la fase de contratación. Asimismo, la instrucción que se ha dado es que cuando se lleven a cabo los trabajos «se dejará todo preparado por si el Pla de Mobilitat dibuja un carril bici podamos hacerlo».
En el caso de Pere Martell, se descarta que las obras puedan ejecutarse a «corto plazo» ya que en este caso la actuación que se estaba diseñando era más compleja y «no había una consignación presupuestaria». Pese a ello, no se descarta que pueda incluirse en el proyecto de presupuestos que empezará a trabajarse en adelante, de cara a 2024.
García confirma que uno de los proyectos que sí seguirán adelante son la nueva infraestructura que enlazará la rotonda de la Savinosa con Altafulla y la ampliación del Pont del Francolí, que son dos de las actuaciones que financiará el Estado por el traspaso de carreteras al Ayuntamiento. Al respecto, ya se ha abierto el periodo de exposición pública del proyecto y podría licitarse entre finales de año, inicios del que viene.
Otro de los proyectos que verá la luz son las dos intervenciones que deben hacerse en el ámbito del camino de ronda y que permitirán enlazar los carriles del Miracle y la Vall de l’Arrabassada y este último con la rotonda de la Savinosa, en la Via Augusta. En este caso, las obras se financiarán a través de los fondos Next Generation, dentro del proyecto Tarragona entra Blau i Verd.
En cuanto a la redacción del nuevo Pla de Mobilitat Urbana, este salió a licitación en junio del año pasado y se prevé que a finales de año se conocerá la propuesta en la que está trabajando la empresa Aie Multicriteri- Mcrit. Este incluirá una diagnosis de la situación actual, con propuestas, que deben configurar el escenario futuro de movilidad. El anterior documento caducó en 2017 y muchas de las medidas no se habían desplegado.
