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El arzobispo de Tarragona se reúne con víctimas de abusos y les pide perdón

Un informe de la Conferencia Episcopal relata el encuentro «reparador y satisfactorio» del arzobispo Joan Planellas en una entrevista con víctimas y familias. El estudio recoge nueve casos en la Archidiócesis

12 enero 2024 19:32 | Actualizado a 13 enero 2024 14:00
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El Arzobispo de Tarragona, Joan Planellas, se ha entrevistado personalmente con víctimas de abusos sexuales, ha escuchado su relato y les ha pedido perdón. En uno de los casos de abuso registrados en la Archidiócesis, el Arzobispo se citó con las víctimas para atender a su testimonio de forma directa.

Así lo narra el reciente informe ‘Para dar luz’, un estudio a cargo de la Conferencia Episcopal Española (CEE) sobre los abusos sexuales cometidos en el ámbito de la iglesia de 1945 a 2022. «Fue un momento satisfactorio y reparador. La relación con las víctimas fue muy satisfactoria, y prueba de ello fue el agradecimiento mostrado por la madre de una de las víctimas, que reconoció expresamente la extraordinaria labor hecha por el Arzobispado con su hijo», explica el documento, que elogia el trabajo realizado: «Se muestra una actitud proactiva por escuchar a las víctimas. La reparación se ha centrado en la asistencia, seguimiento y contacto con las víctimas, sin que nunca se haya planteado la necesidad de ofrecer una reparación de otra índole, ni ha sido solicitado por ninguna de las víctimas».

«La relación se ha centrado en la asistencia, seguimiento y contacto con las víctimas», según el informe de la Conferencia Episcopal

El informe ofrece también datos de balance sobre los casos en Tarragona. La cifra, según ese recuento, se eleva a nueve casos registrados. De ellos, hay uno probado, imputable a la Diócesis, y otro que es atribuible en este caso a una orden religiosa. Los siete restantes se catalogan como casos registrados pero no probados.

En el marco de las medidas impulsadas, el Arzobispado puso en marcha la Oficina de Prevención y Protección de Abusos, el organismo que tiene «como objetivo ofrecer un sistema fácilmente accesible al público para presentar informes relativos a abusos en la Iglesia de Tarragona, concretamente abusos sexuales a menores por parte de clérigos o miembros de institutos de vida consagrada o sociedades de vida apostólica».

El Arquebisbat ha creado una oficina y una guía de buenas prácticas, entre otras medidas

El estudio de la Conferencia Episcopal recoge los pasos que han dado las instituciones. En Tarragona, se creó la oficina, compuesta por un sacerdote como coordinador, una psicóloga, una trabajadora social y un abogado. El informe repasa los sistemas de prevención implementados, como «una guía de buenas prácticas, petición de certificado de penales de delitos sexuales y ciertos aspectos relacionados con la justicia restaurativa».

También se desglosan las medidas en cuanto a educación. Se ha desplegado un «programa de formación concebido desde el Instituto de Ciencias Religiosas que imparte una asignatura optativa relacionada con los abusos, haciendo constar que dicha asignatura fue cursada por unos 12 alumnos en este curso y que volvería a ofertarse para el curso que viene».

Formación para sacerdotes

Además, también se ha puesto en marcha un «programa de formación para sacerdotes (impartido en el contexto de un encuentro mensual)». En él «se incide muy especialmente en las pautas establecidas en la guía de buenas prácticas y se lleva a un experto para hablar sobre el tema».

El informe de la Conferencia Episcopal Española radiografía los abusos sexuales cometidos durante 77 años, entre 1945 y 2022

En líneas generales, el Arzobispado reconoce la opción de «hacer más en esta línea», pero a su vez admite «la dificultad derivada de la limitación de los recursos».

El Arzobispo, Joan Planellas, ha mostrado su compromiso en la lucha contra los abusos. «Entre todos debemos hacer pedagogía para que la gente siga denunciando los casos de abuso. Por eso hemos tirado adelante la Oficina de Prevenció i Protecció d’Abusos de l’Arquebisbat», decía en una entrevista al Diari en 2021.

Planellas reconocía avances: «Ha habido un progreso importante, gracias a la experiencia. Es decir, cuando salieron a la luz los primeros casos, la reacción era de quedarse asombrado, en estado de shock, sin saber del todo bien cómo actuar. La cosa ahora ha cambiado. Estamos más preparados y somos más transparentes».

Cuatro personas integran la Oficina Diocesana de prevención en Tarragona: un sacerdote, una psicóloga, una trabajadora social y un abogado

El protocolo para la prevención y actuación en el Arzobispado incluye un manual de buenas prácticas, entre las que se incluyen las siguientes: las muestras físicas de afecto tienen que ser con medida y respetuosas, y nunca tienen que parecer desproporcionadas; se respetará la integridad física del menor, de forma que se le permita rechazar activamente las muestras de afecto, aunque sean bienintencionadas; se evitará estar solo con menores en despachos, sacristías o salas de catequesis, procurando siempre que las puertas estén abiertas, facilitando la escucha y la visión a los otros; si hay que examinar a un menor enfermo o herido, se hará en presencia de otro adulto.

Se instaura, además, una política de ‘puertas abiertas’, mientras haya en el interior de una estancia un menor. «También se podrán buscar espacios abiertos que faciliten la presencia de otras personas», indica la norma. Cuando se vulnere alguna de ellas, estos códigos establecen que «la persona responsable de la actividad (sacerdote, director de centro, monitor) y, si conviene, el responsable diocesano competente, actuará con rapidez y diligencia».

Actuación según la gravedad

«Esta intervención –sigue la guía– podrá ir, en función de la gravedad, desde la observación de hechos y la sugerencia de mejora, a la amonestación, apertura de expediente, alejamiento de la actividad educativa, pastoral o ministerial, despido y comunicación a las autoridades civiles en los casos más graves».

El documento da claves para la detección del abuso, a través de indicadores físicos o propiamente sexuales, que van desde dolor o rasguños, a conocimientos sexuales precoces o inadecuados para la edad o conductas sexualizadas, además de síntomas como ansiedad, cansancio o insomnio.

El informe de la Conferencia Episcopal se difundió después del que publicó el Defensor del Pueblo, un trabajo duro con la institución pero que elogió las formas de abordar la cuestión en Tarragona: «Las diócesis de Cartagena, Santiago, San Sebastián, Lleida, Guadix, Alcalá, Tarragona, Sevilla, León o Pamplona son ejemplos de comunicación completa y exhaustiva de los abusos».

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