Josep Fèlix Ballesteros (PSC) dejará de ser este sábado, con toda probabilidad, el alcalde de Tarragona. Así lo decidió ayer la asamblea de militantes de En Comú Podem que, con una aplastante e inesperada mayoría, se decantó por facilitar dentro de cuatro días la investidura de Pau Ricomà (ERC) como nuevo máximo representante municipal. De esta forma– y junto al ya anunciado apoyo de la CUP y el más que probable de Junts per Tarragona– los Comuns despejan las dudas de los últimos días y apuestan claramente por impulsar un histórico cambio de gobierno en la Plaça de la Font, que significará –en caso de que se confirme este fin de semana– poner el punto y final a una hegemonía socialista que se alargaba desde 2007.
En 96 horas, pues, Ricomà tiene casi todos los números para convertirse en el cuarto alcalde de la Plaça de la Font tras la recuperación de la democracia, después de Josep Maria Recasens (1979-1989), Joan Miquel Nadal (1989-2007) y el citado Ballesteros (2007-2019). El segundo candidato más votado el pasado 26 de mayo –con 447 votos menos que el líder del PSC– será también el primer político de Esquerra Republicana que logre la vara de mando desde las primeras elecciones municipales de 1979. Asimismo, el inminente cambio de gobierno permitiría a Pau Ricomà ser el tercer alcalde independentista de una capital de provincia catalana de este mandato. Antes habían sido confirmados Marta Madrenas (Girona) y Miquel Pueyo (Lleida).
El resultado: 76 a 1
Pese a que en las últimas horas se había filtrado que los Comuns frenarían un gobierno soberanista y se votarían a si mismos, finalmente el casi centenar de personas que expresaron su opinión en la asamblea de la Casa del Mar –que se alargó por espacio de dos horas– lo hicieron con un amplísimo margen a favor de los republicanos del 92%.
El secretario general de Podemos en TGN afirma que el resultado de la asamblea es vinculanteAsí, 76 de los 82 sufragios emitidos apostaron por la opción de «negociar un acuerdo de gobierno y de investidura con Esquerra Republicana y, en consecuencia, votar el sábado al candidato Pau Ricomà». Por contra, según informó la candidata de En Comú Podem, Carla Aguilar Cunill, la otra opción que se puso sobre la mesa –que era «abstenernos y permitir que sea escogido Josep Fèlix Ballesteros», según detalló Aguilar Cunill– solo recibió un único voto. También hubo cinco abstenciones.
División morada
La polémica saltó cuando más de una decena de representantes de Podemos abandonó la asamblea, al entender que éste no era el órgano en el que debían votar la posición de la formación morada. Así lo aseguró Mariano Pescador, miembro del Consejo Ciudadano Municipal (CCM), quien reivindicó que la dirección autonómica y estatal «no se siente vinculada» con la decisión tomada ayer. «La posición del concejal de Podemos debe ser tomada de una manera democrática en una asamblea ciudadana de Podemos Tarragona», añadió Pescador. De hecho, la Secretaria de Organización del partido en Catalunya ha pedido al secretario general de Podem en la ciudad de Tarragona, Hermán Pinedo, que convoque esta semana una asamblea ciudadana para decidir el sentido del voto del representante de los de Pablo Iglesias.
Sin embargo, se da la circunstancia de que Pinedo votó a favor del cambio de gobierno y enfatizó que la votación de ayer «es definitiva». En esta linea, Pinedo resaltó que «en el acuerdo de coalición ya quedó claro que el sentido del voto se decidiría en una asamblea conjunta con Catalunya en Comú, que es el mismo caso que se ha hecho para decidir el posicionamiento en Lleida o Sant Feliu de Llobregat». La cuenta atrás para el sábado ya ha empezado.