Marta escribió un WhatsApp acelerado en el grupo de padres: «Cuidado. Vigilad a las niñas con el móvil. Quieren ser populares y tener muchos seguidores y se ponen en peligro». El mensaje era su reacción al vídeo pornográfico, «excesivamente duro y muy explícito», que minutos antes vio en el móvil de su hija de 14 años. Se lo había enviado un ‘amigo’ de Instagram. Marta preguntó a su hija por el contacto en cuestión, temerosa de que fuera algún compañero del instituto y se contara entre las amistades de su hija. Pero la adolescente no conocía a su supuesto amigo; «le acepté porque me solicitó seguirme en Instagram y quiero tener más seguidores que Júlia» –otra amiga suya y cuyos padres también forman parte del grupo de WhatsApp de Marta–.
El caso de anterior pone cara al informe Jóvenes en el mundo virtual: usos, prácticas y riesgos, realizado recientemente por el Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción y la Fundación Mapfre, en el que se indica que más del 20% de los jóvenes de entre 14 y 24 años visitan contenidos «duros» en internet. En el documento se especifica que en un 21% de los casos son páginas sobre «cómo lesionarse», otro 23% sobre «cómo hacer daño a otras personas» o un 28,6% sobre «cómo estar extremadamente delgado».
Especialmente significativo es el dato que indica que un 34% afirma haber sufrido algún tipo de maltrato, como insultos, amenazas, actos de exclusión o bromas desagradables. Asimismo, el informe indica que el 9,2% de los jóvenes reconoce haber ejercido este tipo de maltrato.
En general, los jóvenes españoles de 14 a 24 años consideran internet y las redes sociales el lugar «donde hay que estar y desde el que hay que relacionarse». De hecho, consideran «raros» a los pocos que rechazan el uso de las tecnologías de la información, aunque también a aquellos que realizan un uso excesivo sacrificando parte de su vida offline por una sobreexposición online.
Mayoritariamente, los menores del cuarto de siglo mantienen un discurso que resalta las ventajas de su actividad virtual –no muy diferentes de las ventajas que señalan los adultos– entre las que destacan hacer nuevos amigos (50,7%); relacionarse más con personas que están lejos (65,4%) o con sus amigos de siempre (47%); ser más eficiente o competente (41%); o simplemente divertirse (31,8%).
Paralelamente, cada vez con más los que opinan que el tiempo que invierten en las redes es excesivo. El 55,4% de las y los jóvenes asegura que miran el móvil constantemente, incluso en clase o trabajando (29,3%) y aunque estén con gente (19,7%). Cada vez son más los que opinan que este tiempo que invierten en internet y redes sociales es excesivo y más de la mitad indica haberse sentido «saturado» de internet.
Sin embargo, y aún considerándolo excesivo, es un precio que están dispuestos a pagar por estar y relacionarse a través de redes o internet. Llegan a hablar de «adicción beneficiosa» o «bendita dependencia». Para Eulàlia Alemany, directora técnica del Centro Reina Sofía sobre Adolescencia y Juventud de la Fad, «es fundamental entender que ni padres ni profesores están legitimados ante los jóvenes como referentes en internet o redes sociales. Por eso es prioritario que las estrategias de prevención de los riesgos del mundo online se dirijan a los jóvenes directamente», afirma, y enfatiza que «necesitamos y debemos hablar con ellos sin intermediarios».
«Deben ponerse filtros»
A juicio de la responsable de la responsable de estudios de la Facultat de Ciències de l’Educació de la URV y presidenta de la Comissió de Deontologia del Col·legi Oficial de Pedagogs, Maria Concepció Torres, el informe pone de relieve la necesidad de «poner algún filtro» a la accesibilidad que tienen los jóvenes en internet. «Se trata de un tema nuevo, que no está regulado. Las familias deben poder controlar qué paginas y durante cuánto rato se visitan». En este sentido, lamenta que «no existe una edad mínima para visitar páginas. Igual debería controlarse con el DNI». Asimismo, recuerda que «hoy en día, cuando un joven sólo tiene cinco años ya ha visto muchas acciones de violencia, ya sea en la televisión o en internet. Se trata de una problemática transversal que debe controlarse en el futuro».
Elena Ferrero –de Joves UGT– asegura que su sindicato está a favor del uso de las nuevas tecnologías y de las redes social. «Debe irse con cuidado con los más jóvenes, pero es bueno un uso razonable». En este sentido, desde la UGT se considera que «es importante la implicación de los padres y de la familia» en la educación con los teléfonos móviles, así como de los centros educativos ya que «no se puede ir en contra del progreso». La representante sindical advierte de que «si los jóvenes buscan respuestas en internet es porque igual no las obtienen en casa», o bien porque «los padres no conocen bien el funcionamiento de las nuevas tecnologías».