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Dos horas de Tarragona a Barcelona en tren. «Mañana cojo el bus»

Desde la avería de Gavà, el viaje desde Tarragona a Barcelona se ha convertido en una odisea de casi dos horas. Las frecuencias se han reducido a la mitad

16 mayo 2023 19:58 | Actualizado a 17 mayo 2023 07:00
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8.30 horas de la mañana. Los usuarios que llegan a la estación de trenes de Tarragona se dirigen directamente a la pantalla para conocer los horarios y comprobar si hay incidencias en el servicio. El tren de las 8.48 dirección Reus está previsto para las 8.52, mientras que el de las 9.20 para Tortosa lleva catorce minutos de demora.

Los usuarios comprueban como prácticamente todos los convoyes que aparecen en pantalla van con un retraso de entre 5 y 15 minutos. «Cada día cambian los horarios. Tenía previsto coger el de las 9.20 para Barcelona y tengo que esperar hasta las 10.50», afirmaba Juan Carlos. Tenía que estar en la capital catalana a las 13 horas y había salido con tiempo. «Soy víctima de Renfe desde hace años. Cuando pagaba un 40% de las veces me devolvían el dinero por los retrasos, ahora que es gratis juegan con esto, porque todos los días tardamos entre una hora y cuarenta minutos y dos horas en llegar. Uno no puede organizarse así. Al final, otro día que iré con el autobús», añadía.

A las 8.48 llega un convoy procedente de Barcelona dirección Reus. Entre los usuarios Lídia Alberich, vecina de Torredembarra. «Entro a trabajar a las 10 y ya me quedo a comer, desde la avería llevamos dos semanas que por la noche no hay horarios que valgan. Algún día he tenido que coger un taxi para volver a casa», asegura.

La indignación de los primeros días se ha convertido en resignación para muchos usuarios. «Ayer esperaba el tren de las 17.30 y llegó a las siete y pico. Podemos esperar hora u hora y medio en la estación y así llevamos dos semanas, llegando tarde todo el día, ya sea al trabajo o a buscar a los niños. Me cogí el abono para no tocar el coche, pero al final hay muchos días que no me queda otra», lamenta Míriam Balcells, vecina de Torredembarra.

Marta y Rosa viven en L’Hospitalet de l’Infant y trabajan en Tarragona. «Yo lo alterno con el coche, porque cada día llega tarde y después suprimen trenes y van a tope. El problema es si después recuperaremos los servicios que han quitado», manifiestan.

Tras la avería que se registró el pasado 1 de mayo en Gavà, el operador Renfe ha tenido que reorganizar todo el servicio de Regionales y Cercanías, y las líneas R-13, R-14, R-15, R-16 y R-17 –que son las que comunican las comarcas del sur de Catalunya– han visto como se reducían notablemente sus frecuencias. La estación de Tarragona ciudad ha pasado de treinta servicios al día, en cada sentido de la marcha, a 15 de ida a Barcelona y otros 14 de vuelta.

Trenes abarrotados

A esto hay que sumarle que la mayoría de estos convoyes ahora hacen parada en estaciones como Castelldefels, Gavà, Vilanova i la Geltrú y Sitges. Y, aunque los horarios se han adaptado a la nueva situación e incluyen este tiempo adicional, el servicio no ha podido normalizarse en estos quince días. «Es un abuso increíble, porque cuando consigues subirte a un tren hay tanta gente que vas en una lata de sardinas», lamenta Jaume Navarro. Por cuestiones de trabajo se desplaza de dos a tres veces a la semana a Barcelona. El pasado viernes por la tarde llegó a casa con dos horas de retraso. «Primero nos tuvieron casi 30 minutos parados en Sants con todos los vagones llenísimos. Incluso querían que la gente saliera, pero no teníamos otra opción», relata. Este usuario sigue explicando su odisea. «Cuando el tren se puso en marcha paró en todas las estaciones sin que nos hubieran avisado e iba deteniéndose en la vía, incluso en un túnel, que yo que soy bombero no podía dejar de pensar en lo que podría llegar a pasar allí dentro. Este viernes si se mantiene así cogeré el coche».

$!Dos horas de Tarragona a Barcelona en tren. «Mañana cojo el bus»

El vehículo privado se ha convertido en una alternativa para muchos usuarios. También el autobús. La empresa Plana asegura que ha registrado un crecimiento del 20% en los usuarios a Barcelona, por lo que ha reforzado la flota con vehículos más largos y con más capacidad.

El gerente de la compañía, Josep Albert Vallcorba, apunta que ahora mismo utilizan este servicio unas mil personas al día. Asimismo, Plana ha puesto un autobús a disposición de Renfe en la estación de Tarragona para reforzar los servicios que el operador considere oportunos. Este se suma a la flota de 24 vehículos que refuerzan las conexiones desde el Garraf y Vilanova i la Geltrú con Barcelona, que transportan un 50% de viajeros adicionales.

Hasta el 21 de mayo

Por su parte, el operador Renfe se remitía a las palabras de la ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Raquel Sánchez, quien aseguró que «como muy tarde» el domingo 21 se mayo se normalizará el servicio en la R2 sur y, por tanto, podrán recuperarse las frecuencias.

El director del Pla de Rodalies, Pere Macias, habló sobre la situación ferroviaria de estas últimas semanas en una entrevista ayer en Catalunya Ràdio. Macias hacía referencia a la «excepcionalidad» de «un episodio extraordinario, provocado por una avería grave», que se registró en un momento de «muchas inversiones» en la red que hace que ahora mismo esta esté «estresada». Una situación que quiere revertirse con ese plan, que se prevé que en 2025 empiece a dar los primeros resultados, ya que en este periodo contempla una inyección económica de hasta 4.600 millones de euros.

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Precisamente las actuaciones que se están priorizando hacen referencia al programa de reposición de activos, que deben permitir incrementar la «fiabilidad» del sistema, además de la compra de materiales, que se traducirá en 101 nuevos convoyes a partir de «finales de 2024».

«Se está trabajando y se están aprobando muchas obras, pero está todo muy precario y los resultados no se verán a corto plazo», apuntaba el secretario general de la sección sindical de UGT en Adif, Oswald Hernández.

Déficit estructural

Las cifras bailan y no hay datos oficiales sobre las incidencias o las afectaciones que estas comportan. Sin embargo, los sindicatos hablan de «averías graves» en el sistema en dos de cada tres días. Y, según Hernández, el problema es doble y en ambos casos puede atribuirse a la misma causa: «La falta de inversión». Esto ha comportado un déficit de trabajadores, tanto en la infraestructura como en las circulaciones, que ahora mismo cuentan con plantillas «envejecidas» e «inestables». «Recientemente han entrado bastantes empleados, pero como no se hacen políticas para que se presente gente de aquí, la mayoría son de fuera y cuando pueden se van», argumenta. Según este sindicalista, el 80% de las nuevas incorporaciones «se forman y se marchan en cuanto pueden, lo que significa un año o menos».

Por otro lado, está «el déficit en la infraestructura, que va acentuándose año tras año y que se junta con las deficiencias que también tiene Renfe». Y aquí, una de las principales dificultades está en el acceso a Barcelona, que está «tan colapsado» que cada vez que se produce una incidencia genera un efecto dominó con consecuencias sobre el conjunto del sistema. «Se están aprobando muchas obras, pero está todo tan precario que habrá que tener paciencia porque hasta dentro de un par de años no se verá la solución», apunta.

Francisco Cárdenas, secretario general de la sección sindical UGT Renfe Operadora, manifiesta que «últimamente se ha notado mucho cambio», en cuanto a la inversiones, lo que comporta afectaciones puntuales en el servicio. «Rajoy nos tenía a pan y agua, lo que pasa es que esto no es como arreglarse un piso que en tres o cuatro meses lo tienes. Las obras son lentas y prueba de ello lo vemos con el enlace del aeropuerto, que es una cosa relativamente sencilla y casi llevamos cuatro años».

Cárdenas lamenta que «sabe mal que los trabajadores de Renfe siempre seamos el malo de la película». «Entiendo y comparto que la gente esté cabreada, siempre se puede mejorar, pero fastidia que siempre acaben recibiendo los mismos, cuando las vías están hechas una porquería y aquí estamos teniendo entre ocho y diez veces más de agresiones que en el resto de comunidades autónomas», concluye.

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