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Clases (y alumnos) que valen su peso en oro en Tarragona

Valentía, superación, solidaridad... Así son tres de las escuelas ganadoras de los premios del IMET

06 diciembre 2022 11:10 | Actualizado a 07 diciembre 2022 07:00
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En las clases pasan cada día cosas extraordinarias. Docentes que encienden la chispa con una nuevas maneras de hacer las cosas, alumnos que ponen el entusiasmo, familias que se involucran... Y muchas veces en entornos donde no todo está a favor.

Los premios que entrega el Institut Municipal d’Educació de Tarragona, IMET, desde hace once años son una buena oportunidad de conocer estas experiencias. Esta es la primera de una serie de reportajes para conocer a los ganadores de este año.

Ganan los valientes

En el vestíbulo del Institut Escola Mediterrani de Campclar hay uncartel que reza «Clima de respeto para estudiar y aprender». En realidad todos los espacios comunes del centro están llenos de mensajes de este tipo. Son un recordatorio de los valores del ‘Club dels valents’ el proyecto que ganó el premio en la categoría Cultura de la paz.

Los encargados de ilustrarnos sobre el funcionamiento del club son Ritaj Boukaddour, Indira Demetrio, Cristina Demetrio y Mustapha Slimani, alumnos de quinto de primaria. La primera de las niñas lo resume: «cuando tenemos un conflicto intentamos resolverlo entre todos y, si no lo conseguimos, se lo explicamos a un profe».

No obstante en la conversación encontramos que se trata de un método más elaborado, con pasos bien definidos. Cuando se presenta un problema se intenta dialogar con las partes y al o la causante del problema se le pregunta si quiere que alguien acuda a hablar con él o ella, qué le pasa y qué necesita.

La clase en asamblea decide si al alumno en cuestión se le ‘mueve’ temporalmente al ‘club de los cobardes’ de donde «siempre se vuelve». Se representa simbólicamente en un cartel en el que cada niño/a tiene un personaje elegido a su gusto con su cara.

Uno de los principios del club es «nunca dejar solo a un compañero frente a alguien que pega o insulta». Tampoco vale «mirar para otro lado». Hay que tomar partido. Además, no se excluye a nadie. Cristina recuerda el caso de una compañera «que a veces no venía a clases y que en el patio se quedaba sola. Nosotros no nos dábamos cuenta porque estábamos con nuestros juegos... Pero el club nos hizo estar más atentos y ella estuvo mucho más contenta».

Los propios niños dan fe del poder transformador del club. Indira, por ejemplo, reconoce que ha estado en el club de los cobardes por su temperamento. Dice que se ha dado cuenta de que «si pierdo los papeles pierdo la razón». El aprendizaje le está ayudando en la escuela pero también en casa donde están «súper orgullosos».

Y cuando alguien realiza un acción para ayudar a otro se le premia con una medalla que tiene derecho a llevar todo el día. A Mustapha le ha tocado llevarla y eso que una de sus compañeras cuenta que al principio actuaba como «el chulito de la clase». Ahora, en cambio, su trabajo ha sido clave para que otro compañero aprenda a leer y escribir mejor. Un día que le tocaba llevar la medalla, además, coincidió con que había otras compañeras que también había hecho actos valientes así que la cedió. Se ve que a sus compañeras les tiene el corazón ganado así que cuando unos niños comenzaron a «meterse con él» no dudaron en salir todas a defenderle y pedir ayuda.

Carmen Fernández, su tutora el curso pasado, reconoce que esta forma de tratar los conflictos ha conseguido la cohesión del grupo y el ambiente en clase es mucho mejor para trabajar.

Cristina explica que el dinero del premio (1.200€ que aporta Repsol) lo van a destinar a materiales para la clase y a hacer alguna excursión. «Aunque en realidad lo mejor es que estamos orgullosos de que lo hemos conseguido todos juntos».

Ingenio y sostenibilidad

Son las 9.30 de la cafetería Ca la Cati en el Centre d’Educació Especial Sant Rafael de la Diputació de Tarragona y los pedidos no paran de llegar. Los alumnos del PFI de Auxiliar d’Establimnets Hotelers i Restauració se esmeran haciendo cafés, bocatas, pastas... Para los docentes y trabajadores del centro. Este diciembre, además, tienen más trabajo que nunca porque lo que hagan de caja se destinará íntegro a la Marató de TV3.

$!Aya y Ania junto preparando un pedido. FOTO: Pere Ferré

Pero desde el curso pasado la cafetería ha dado un paso más y ha incorporado un triciclo para llevar los pedidos más rápido entre los tres edificios del centro. Su proyecto ‘Ara us ho porto’ resultó ganador en la categoría de educación especial.

Anna Sánchez, profesora que impulsó el proyecto, explica que una de las claves ha sido el respeto al medio ambiente. El triciclo ya estaba en la escuela porque lo había comprado el Ampa y los alumnos de los talleres de electricidad y carpintería y electricidad ayudaron a reacondicionarlo para los repartos. Lo demás ha sido pintar el carril por donde puede circular el vehículo y las plazas de aparcamiento. Inma Sanz, educadora, explica que los alumnos (que tienen necesidades educativas especiales, entre 16 y 21 años y no han obtenido la ESO) pasan por todos los pasos de un negocio de restauración. Con el triciclo se agregó un habilidad más teniendo en cuenta que en el sector después de la pandemia los repartos a domicilio van en alza.

$!Aya y Ania junto a Alfonso preparando un pedido que llevarán en el triciclo que han adaptado en la Centre d’Educació Especial Sant Rafael de la Diputació de Tarragona. FOTO: Pere Ferré

Marina Vergès (20 años) una de las alumnas, dice que aprender a andar en triciclo es algo que nunca había probado y aunque el principio le parecía algo difícil al finalizar lo tiene «controlado».

La realidad entra a clase

El Miracle ya fue portada del Diari en abril gracias a su proyecto ‘Camins’ que trascendió la escuela. El mismo proyecto es el que les ha llevado a conseguir el premio en la categoría de experiencias transversales de centro. La propuesta inicial era que todos los alumnos de la escuela estudiaran los motivos que llevan a las personas a emigrar (trabajo, amor, pobreza, conflictos...) Mientras trabajaban, no obstante, estalló la guerra en Ucrania y decidieron que además de reflexionar querían echar una mano.

$!Todos los alumnos de la Escola El Miracle realizaron una investigación sobre los motivos que llevan a las personas a emigrar. Sus acuarelas permitieron recaudar fondos para Ucrania. FOTO: Àngel Ullate

Cada alumno de la escuela, desde P3 a sexto de primaria, realizó una acuarela que fue expuesta en el Parc de les Granotes que se convirtió en una gran galería al aire libre. Lo recaudado con la venta de las pinturas, 1.200€, fue destinado a Bombers per Ucraïna.

Pese a lo duro del tema, las acuarelas estaban llenas de color. Uno de los dibujos, firmado por Lola, mostraba un paisaje florido con una maleta en medio y la frase «Donde hay un sueño hay un camino». Yuri, por su parte, dibujaba un avión de colores lleno de personas al cual bautiza como «El avión de la vida».

Este año la intención de la escuela es volver a hacer un proyecto abierto a la comunidad aunque todavía no han desvelado el tema. El año anterior en plena pandemia de Covid, había girado en torno a los abuelos.

El dinero del premio lo emplearán en equipamiento de robótica.

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