Maria Teresa Cabré Domènech, de 42 años de edad, sale de casa a las 6.40 horas y, durante el primer tramo de este mes de corte de vías, volvía después de las 23.00 horas. Una pesadilla diaria por tener que coger el tren directo desde Reus hasta Barcelona y verse obligada a pasar por la maniobra entre La Plana y Picamoixons.
Tres horas de ida y tres horas de vuelta, o lo que es lo mismo, seis horas diarias de tiempo robado por el caos ferroviario, los retrasos, los minutos parada y demás incidencias que asegura le ocurrían día a día.
«Era horroroso, estaba siendo muy agobiante», Maria Teresa Cabré
Al principio, pensaba que tener un convoy directo iba a ser beneficioso. No obstante, los continuos retrasos y problemas hicieron que se convirtiera una pesadilla: «Era horroroso, estaba siendo muy agobiante», mantiene.
La ‘solución’ llegó hace un par de semanas, cuando Renfe estableció un servicio de autobús Reus-Sant Vicenç de Calders, que es el que utiliza Maria Teresa. «Ahora llego a casa dos horas antes», explica.
«Ahora llego a casa dos horas antes», Maria Teresa Cabré
Cabré también destaca que, a raíz del cambio de horarios de salida que se implementó el pasado martes, «todo ha ido mejor»: «Los primeros horarios que había de ida me iban mal, pero, con los nuevos, gracias a la insistencia de la plataforma Dignitat a les Vies, llego a tiempo».
En este sentido, valora positivamente que haya autobuses hasta Sant Vicenç, y también explica que no ha contemplado utilizar el bus directo entre Reus y Barcelona, ya que este sale de la estación de autobuses: «Yo vivo por donde la biblioteca [relativamente cerca a la estación de tren, donde salen los buses hacia Sant Vicenç], y la estación de autobuses me pilla más lejos y es difícil aparcar allí».
««Los primeros horarios que había de ida me iban mal, pero, con los nuevos voy mejor», Maria Teresa Cabré
La de Maria Teresa Cabré es la crónica del tiempo perdido. Por lo menos, el servicio de autobús entre Reus y Sant Vicenç de Calders le ha permitido tomar aire y, a pesar de que el camino al trabajo aún se hace pesado, no es ni mucho menos la pesadilla que era al principio del corte.