Cada vez más tarraconenses pagan con tarjeta y dicen adiós al efectivo

Un estudio de BBVA indica que el abono electrónico se dispara en la provincia respecto a antes de la pandemia. El ‘contactless’ va al alza y abre el debate del final de dinero en efectivo

20 febrero 2022 18:30 | Actualizado a 22 febrero 2022 06:54
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Su propio caso le sirve de ejemplo. Cada vez es más difícil encontrarle con monedas y algún billete en el bolsillo. Hasta un café o una barra de pan lo paga con tarjeta, a veces pasando su reloj o un móvil por el datáfono. Es el signo de los tiempos, acelerado con la pandemia. Los datos provinciales del análisis regional de BBVA Research revelan un 35% del aumento del pago con tarjeta en Tarragona, según las cifras disponibles del pasado mes de diciembre, en relación con el mismo momento de 2019, antes de la Covid-19.

Es un indicador recogido por la entidad financiera de la actividad de los usuarios con sus propias tarjetas y también de los terminales en puntos de venta asociados al banco. Se vio en los primeros momentos de la pandemia. El consumo postconfinamiento ya mostró que el abono electrónico se imponía, también por motivos higiénicos, por el hecho de evitar el contacto con superficies. Los últimos balances indican que la tendencia llegó para quedarse. «Las transacciones presenciales con tarjeta superaron los niveles de 2019 en todas las provincias», diagnostica el informe de BBVA. El aumento del gasto presencial con tarjeta fue del 35% en diciembre. En noviembre la subida fue algo menor, del 30%, pero en octubre se había disparado un 41% en las comarcas tarraconenses. En el caso de las tarjetas extranjeras, el consumo fue un 40% superior al que hubo en 2019 durante el mes de diciembre y un 55% más respecto a noviembre, donde aún se notó más la tendencia al alza. Estas estadísticas no hablan solo de la recuperación económica que se vivió a finales del año pasado, sobre todo antes de que en enero impactara ómicron, sino del auge de los plásticos como modo para pagar.

«Las compras con tarjeta aumentaron el 27% con respecto a 2019 y el 33% con respecto a 2020. El incremento del gasto no presencial superó al del presencia», añaden los informes del BBVA. Florenci Nieto, presidente de Pimec Comerç en Tarragona, confirma la tendencia, apreciada tras el confinamiento pero prolongada después: «Antes se solía pagar con tarjeta a partir de 10 o 20 euros. Hoy en día, sobre todo familias jóvenes, pagan hasta importes de euro y medio así. Es importante que así sea, por seguridad. Incluso la barra de pan la pagamos con tarjeta de crédito. Es importante que todos los negocios se conciencien y permitan hacerlo».

Un proceso irreversible

Los expertos creen que el proceso es irreversible. «Esta crisis y el mundo y la economía que van a resultar acelerarán el papel cada vez más irrelevante que tendrá en un futuro el dinero en efectivo», sostiene Juan Carlos Gázquez-Abad, profesor colaborador de los estudios de Economía y Empresa de la UOC. Todo este proceso es el reverso, precisamente, de la exclusión financiera que padecen las personas mayores por la reducción de sucursales bancarias y la propia digitalización. Gázquez-Abad apunta que el consumidor postpandemia «utilizará mucho más la tarjeta y el móvil como medio de pago, ya que la percepción de seguridad y comodidad se incrementarán sustancialmente».

A eso se añade que las compras ‘on line’ se han quedado, con el pago con tarjeta como medio principal, y que cala cada vez más la idea de que llevar dinero encima será algo menos práctico, con lo cual se reduce el riesgo de sufrir robos. «El resultado va a ser un uso progresivamente más residual del dinero en efectivo», expone el profesor de la UOC. La idea de una economía sin efectivo va tomando forma, aunque los analistas no se atrevan a poner una fecha para la desaparición definitiva. «Una de las dificultades es la brecha digital, además de las personas en riesgo de exclusión financiera, que son las que no pueden tener acceso a tarjetas o relaciones con entidades financieras o que no quieren tener», indica August Corrons, también profesor de Economia i Empresa en la UOC.

Contra las operaciones ilícitas

El docente menciona otro freno: «El efectivo da lugar a una carencia en el rastreo de dinero, cosa que facilita operaciones ilícitas y ese punto es el que hace pensar que no es tan fácil eliminar el efectivo porque a determinados colectivos les conviene que exista». A pesar de ese obstáculo, Corrons cree que el ahorro económico y la reducción del impacto ambiental provocará la desaparición de monedas y billetes. Plantea dos escenarios. «El primero es limitarse a eliminar el papel y continuar utilizando el sistema actual para pagarlo todo digitalmente, de manera que los bancos y las entidades financieras serían los grandes beneficiados», señala Corrons.

Otro panorama factible pero no tan próximo tiene que ver con lograr la trazabilidad del dinero sin la participación de los bancos. El sistema, que se está planteando en Suecia, supone que el Banco Central emita dinero digital a través de la tecnología blockchain. «Eso permite digitalizar las transacciones sin necesidad de que haya una entidad financiera que valide lo que estás haciendo y hace posible conseguir el mismo efecto sin tener que pagar comisiones», reconoce August Corrons desde la UOC.

Según un estudio realizado por GFK para Visa, los españoles han reducido un 45% el uso de efectivo en comercios y han incrementado un 45% los pagos contactless en los últimos meses. El crecimiento de los pagos ‘contactless’ en comercios y un uso cada vez mayor de dispositivos como el móvil han impulsado a los establecimientos a adaptarse a las demandas de un nuevo consumidor, incorporando nuevas formas de aceptación de pagos digitales. Una de ellas es el sistema Tap to Phone, que permite a las pequeñas empresas aceptar ‘contactless’ sin contar con un datáfono.

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