El culebrón de Ca l’Ardiaca todavía presenta muchos interrogantes y lejos de preverse una solución, a medio plazo, que permita la recuperación del palacete medieval del Pla de la Seu, el futuro del inmueble no está claro.
Los 27 concejales del pleno votaron este viernes de forma unánime a favor de la moción presentada por el Partit Popular, en la que se pedía «iniciar, por parte del Ayuntamiento, los trámites para proceder a la expropiación del inmueble». El liderazgo de Maria Mercè Martorell rompe los estereotipos que tradicionalmente se asocian a la derecha, defendiendo la incautación de un bien de titularidad privada, pero cuando se trata de una cuestión de patrimonio, derechas e izquierdas demostraron que van a una.
Los populares consideran que esta opción debe evitar la «pérdida irreversible» del inmueble, cuyos orígenes se sitúan en el siglo XIII. Asimismo, defienden que la expropiación «previsiblemente no supondrá un desembolso adicional para el municipio». «El dinero gastado por el Ayuntamiento de Tarragona, entre las intervenciones que se han realizado de forma subsidiaria (620.000 euros) y las sanciones, suman casi un millón de euros», argumentaba la portavoz de los populares, Maria Mercè Martorell.
Esta formación considera que tan solo «cuando el inmueble sea nuestro, podremos ofrecerlo a Paradores Nacionales». Ahora mismo, esta es la única vía que se apunta como posible solución para recuperar el edificio, después de que hasta el momento la propiedad ha hecho caso omiso a todos los requerimientos municipales.
Según pudo constatarse en el debate, todos los partidos políticos la respaldan, aunque con matices. «Debemos darle un recorrido para que no acabe convirtiéndose en una de las grandes ruinas propiedad del Ayuntamiento. No me gustaría sumarle la perspectiva del Banc d’Espanya», decía Jordi Collado (En Comú Podem).
El alcalde, Rubén Viñuales, aseguraba que ya ha hablado esta cuestión tanto con el ministro de Turismo, Jordi Hereu, como con la presidenta de Paradores, Raquel Sánchez. «Hemos enviado cartas formales para el estudio y presentado dossiers con las diferentes ubicaciones», decía. Y es que, más allá, el máximo responsable municipal aseguraba que «hay otros espacios susceptibles» y uno de estos es el Conservatori, teniendo en cuenta que desde la Diputació se está estudiando su traslado a Tabacalera.
«Quedará un edificio de 2.300 metros cuadrados en medio de la Part Alta, con un inmueble anexo de cara a una posible ampliación», decía Viñuales, quien aseguraba que «a lo mejor por empecinarnos en un tema perdemos oportunidades, y tenemos otras posibilidades».
Viñuales saltaba varias pantallas y defendía las posibilidades de un edificio, titularidad del ente supramunicipal, que todavía está ligado a una actividad, la de escuela de música, cuyo futuro está en fase de estudio. Y de prosperar esta opción, ¿qué pasa con Ca l’Ardiaca? El máximo responsable municipal quiso dejar claro que, tras las últimas actuaciones realizadas por el Ayuntamiento, «antes caerá la Rambla que Ca l’Ardiaca». Con todo, el concejal de Urbanisme, Nacho García, dejaba claras las intenciones del gobierno: «Cuando el uso esté definido, podremos proceder a la expropiación».