Corría 1999. Carme Palau, que había obtenido el diploma de Activitat Física i Gent Gran de la Divisió de Ciències de l’Educació Física de Catalunya en la Universitat de Barcelona, decidió impulsar un programa en el Ayuntamiento de Calafell para que las personas mayores se activasen física, mental y culturalmente. Nacía el Posa-hi Oli con solo cinco mujeres. Ahora están apuntadas 400 personas y hay lista de espera.
En esa época no se prestaba tanta importancia a cuidar a nuestros mayores.
En aquella época era impensable aquí, en Catalunya, realizar estas actividades, aunque ya existían en diferentes ciudades del Estado.
¿Cuáles?
Actividad física (diferentes modalidades), baile, danzas del mundo, ritmo y coordinación, técnicas de relajación, organización de actos, conexión con diferentes grupos de otras ciudades... También formar grupos en nuestro municipio. Debido a su extensión, muchos participantes no se conocían y pensé que era necesario y a la vez motivador para mí y para todas las personas que quisieran formar parte.
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El Posa-hi Oli fue un éxito desde el primer momento.
Un éxito rotundo. En Segur se inscribieron el primer mes más de cuarenta personas. También en el propio Calafell, la playa y las urbanizaciones. Muchas participantes no se conocían y formaron grupos. Fue espectacular cómo se iban relacionando.
¿Cómo fue evolucionando?
Fue creciendo, incrementando también el número de monitores debido que las clases, de una hora de duración, se impartían diariamente, excepto los viernes. Muchas veces los viernes se aprovechaban para hacer salidas culturales o programaciones.
¿Cree usted que hoy en día se respeta a los mayores?
Decir que hoy en día no existe respeto a los mayores es una afirmación muy drástica. Siempre ha existido la falta de respeto y la mala educación. Los tiempos van cambiando y la sociedad también. Personalmente creo mucho en la juventud. Lo tienen muy difícil. No olvidemos que la educación y el respeto a los demás son asignaturas de cada hogar, no de la escuela.
¿Hay un cierto edadismo, es decir, menospreciar a las personas de cierta edad?
Nunca me he sentido menospreciada por la edad. Ahora que estoy jubilada, siento que aún puedo hacer muchas actividades y voluntariado dentro de mi especialización con personas muy mayores que no pueden desplazarse a donde se realiza la actividad física.
Muchas mujeres han trabajado en el hogar y ahora no tienen pensión.
Muchas mujeres estaban y siguen estando ‘por obligación’ en casa y no han llegado a cotizar. Han trabajado mucho y no se las ha valorado.
La veo muy reivindicativa.
Muchos políticos, no todos, son vividores a nuestra cuenta. La lástima es que los jubilados de este país no nos pongamos de acuerdo y la liemos parda. Es lo que se merecen.
¡Jubilados al poder!
Muchos altos políticos, cuando se les acaba el chollo, se colocan en grandes empresas y a cobrar. A nosotros nos suben dos euritos y todos a conformarnos. Si los jubilados nos juntamos, tenemos el poder. ¡Venga! A espabilarnos y todos juntos a protestar por lo que creamos que es justo. Hay muchos temas a exigir.
¿Por ejemplo?
Sanidad, educación, bancos y muchos otros. Seamos valientes y adelante.
Hay quien considera las pensiones un ‘favor’ del Estado a los jubilados.
No es un favor ni una limosna. Es una obligación del Estado. Tenemos todo el derecho de recibir lo que hemos cotizado durante muchos años.