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Alejandro Fernández (PP): «El nacionalismo ha sido el gran privilegiado de estos 40 años»

Es una bestia política de oratoria fina, irónica y certera. Alejandro Fernández no se corta. Su libro ‘A calzón quitado’ ha sido calificado como una bomba. Hoy lo presenta en Tarragona

21 abril 2025 20:29 | Actualizado a 22 abril 2025 07:00
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Llega un sábado por la mañana más fresco que un ocho. Lo recibe esta directora, que ha dormido poco (el Viernes Santo no es una broma en la redacción del Diari). «Alejandro, necesitamos un café». Su energía es desbordante, porque este enfant terrible es un provocador al que no le importa sacudir las alfombras. No hay tantos políticos con este coraje.

¿Por qué este libro ahora?

Porque las naciones entran en crisis y decadencia cuando se desmonta su sistema institucional, su seguridad jurídica. Mi libro pretende ser una modesta contribución, más allá de lo que ha generado debate mediático, sobre la necesidad de recuperar la arquitectura institucional a través de grandes mayorías.

¿De verdad Pedr Sánchez está rompiendo España?

Sí, porque quiere convertir España en una confederación plurinacional. Y pretenden hacerlo con el 51% de los escaños, que representan a poco más del 40% de los electores. Y yo denuncio eso, quieren cambiar la forma de estado en España, pero recuperando una España contra la otra.

¿El nacionalismo es el único culpable?

El nacionalismo ha sido el gran privilegiado de los últimos 40 años en España. Ha decidido todos –sin excepción– los gobiernos de España cuando no ha habido mayorías absolutas. Copa el poder omnímodo en Catalunya y en el País Vasco. Incluso cuando mandan los socialistas siguen teniendo el monopolio de la cultura, el monopolio de los medios de comunicación y la educación también. El encaje precisamente hay que buscarlo en los grandes olvidados, que hemos sido los constitucionalistas catalanes. A esos sí que nadie les ha buscado un encaje.

Tú escribes este libro porque piensas que estás en una silla eléctrica y que han conectado el enchufe.

En absoluto.

¿Cuál es tu relación con Núñez Feijoo?

Es una relación buena y, además, mucho mejor de lo que la gente pueda imaginar.

En tu libro dices que España es irrelevante en el mundo.

Yo creo que España ha perdido peso en relación a todos los parámetros. Yo no propongo un nuevo proceso constituyente. Creo que se tiene que empezar a trabajar en una reforma constitucional que corrija dos desviaciones que en ese momento, en la transición, tuvieron sentido, pero que hoy no la tienen. La primera es la ambigüedad del texto constitucional, que acaba provocando un constante conflicto en el Tribunal Constitucional para que acabe siendo el Conde Pumpido de turno quien decida la política española. Hoy en día estamos todo el día en conflicto. Lo segundo, creo que cuarenta años después, tenemos que avanzar hacia cambios en el sistema electoral, hacia listas abiertas y mecanismos de regeneración democrática. Creo eso y yo no soy un catastrofista, y además, soy optimista por definición. Si no, no presidiría el PP catalán.

¿Qué es para ti tener peso en el mundo?

Los últimos dos presidentes que fueron capaces de tener peso real en el mundo fueron Felipe y Aznar. Es así, y eso es absolutamente indiscutible. Peso de verdad. Felipe en su momento tiene toda la socialdemocracia europea. Y además acierta en algunas decisiones estratégicas, como meter a España en la OTAN, acelerar una decisión que ya había tomado la UCD y que era la de incluir a España en la Unión Europea. Y luego Aznar, cuando hace su apuesta atlántica, que no es solamente la cuestión de Estados Unidos y los Bush, fue mucho más allá en lo cultural con toda Suramérica. Y por lo tanto, eso es tener peso real. Desde entonces cabe decir que España ha ido perdiéndolo paulatinamente.

¿Crees que Puigdemont debería regresar?

Lo que tiene que hacer es entregarse a la justicia.

Pero el independentismo catalán no es una gripe que se cura con una semana de cama. Alguna propuesta habrá que hacer. ¿Te ves capaz de convencer a Joan Maria Piqué?

¿Y por qué tengo que pensar yo en qué hacer con él y no él qué hacer conmigo? Vuelvo a repetir que los nacionalistas han sido los beneficiarios, han sido los privilegiados, los que han tenido los recursos, las grandes empresas, el mundo cultural y el mundo audiovisual a su disposición. Somos los constitucionalistas catalanes, los marginados. Y ahora resulta que los que hemos sido sistemáticamente pisoteados tenemos que estar pensando en cómo darle al rico una solución y una salida. Se llama democracia. Y yo lo que quiero es que ellos pasen a la oposición definitivamente, pero oposición significa oposición de gobierno y además que no tengan la llave. Creo que es lo que necesita Catalunya. Catalunya siempre, de un modo u otro, ha tenido al nacionalismo con la llave de la política, y casi siempre en el conjunto de España. ¿Por qué tengo que estar yo pensando en darles a ellos una salida? No, en todo caso, yo tengo que pensar qué es lo mejor para mi tierra.

¿Por qué nadie confía en la política como instrumento que puede solucionar los problemas?

Creo que aquí hay varios factores que explican lo que está ocurriendo. En primer lugar, hay una degradación de la clase política que tiene que ver con lo que decía antes. Es decir, hay una expulsión de talento de la clase política y hay la idea de que la gente con más talento dice, ‘para qué me voy a meter ahí, que me van a masacrar impunemente, voy a ganar un sueldo que para mucha gente es muy elevado pero que en realidad no lo es’. Y lo entiendo. Pero son sueldos que la gente critica cuando habla de las puertas giratorias, pero que en realidad es lo que se cobra en este mundo, ¿no? Entonces, eso acaba provocando que se vaya degradando el debate público. Si añadimos que hoy en día la gente consume política a través de redes y medios donde no hay debate, sino reafirmación y mentiras sobre los rivales, uno acaba pensando que los que no piensan como él son auténticos demonios.

A ti te apasiona la discusión y el debate...

En el libro hablo de mi amistad profunda con muchos separatistas, que son amigos míos.

Sí, lo sé...

A ellos yo no les pido que renuncien a sus ideas, pero que no me pidan ellos que renuncie yo a las mías. A los que se nos ha silenciado sistemáticamente en Catalunya es a nosotros.

Pero la operación Catalunya, por ejemplo, cuestiona discursos como el tuyo,

No lo cuestiona, lo que nos recuerda es que aquí todos estamos obligados a cumplir la ley, los separatistas y los que no lo somos. Yo puedo entender que si finalmente se demostrara que ahí se incumplió la ley, eso lo tiene que decir un tribunal, ¿no? Nosotros acatamos todas las resoluciones judiciales, nos gusten o no, pero me parece un poquito paradójico que gente que se pasó incumpliendo la ley durante cinco años luego critique que el otro incumple la ley.

Pero es como intentar ganarle al Real Madrid, es decir, que de alguna manera la justicia española es como los árbitros.

Eso no es verdad. Si alguien incumplió la ley, acaba pagando el precio. Y es verdad que la justicia, como toda obra humana, es imperfecta por definición, pero eso de decir que en España hay sectores que tienen impunidad, no, no es así. Otra cosa es que sea lenta, eso es cierto.

¿Ser español en Catalunya es un proyecto de vida?

Es que somos todos españoles.

¿Qué es España?

España es la nación más antigua de Europa.

¿Más antigua que Inglaterra y Francia?

España, tal y como entendemos los estados nación, es la más antigua.

Como explicación me parece poco ajustada a los libros de historia...

Yo puedo entrar en discusión, efectivamente, de si Francia o Gran Bretaña son más o menos antiguas. Pero esto de decir que los demás son naciones y que España no lo es, me parece una barbaridad.

Jean Monnet decía que si tenía algún sentido el proyecto europeo era para salvaguardar las minorías del poder de las mayorías...

Sí, lo que pasa es que el proyecto europeo también nació para combatir el nacionalismo identitario, esa idea perversa de identificar lengua con nación. Esa lógica fue la que llevó a Alemania a decir que el sur de Dinamarca es Alemania, Alsacia y Lorena son Alemania, media Polonia es Alemania y Austria también es Alemania. La idea de que España puede tener varias lenguas oficiales y que convivan armónicamente es, para mí, un sistema perfecto. Por eso creo que la Transición fue excepcional. Sin embargo, para algunos, eso no es suficiente.

Hablamos de los nacionalistas pero es su proyecto legítimo, mientras los voten

Es legítimo, pero precisamente por ello es legítimo en las ideas, y no llevarlo a cabo de manera ilegal.

¿Qué nota le pones a Illa?

A Illa, como yerno ideal, le pongo un ocho. Como presidente le pongo un cuatro, porque es verdad que la sociedad catalana ha llegado un momento que se conforma con que su presidente no insulte y no esté como una cabra. Illa ni insulta ni está como una cabra, pero acaba cediendo a todo lo que le exige el separatismo, todo. Y por lo tanto, yo ahí no le puedo aprobar. Ese cuatro tiene que ver con que la actitud, su actitud personal es correcta, pero su gestión, a mi modo de ver, es nefasta.

¿Qué te puede pasar ahora?

Nada. Es que esto es un libro, no una bomba termonuclear. El único partido que he visto que expulse a la gente por dar su opinión libremente es el Partido Socialista, cuando expulsó a Redondo Terreros. Eso no ocurre en mi partido.

Hay quien ha dicho que es una bomba.

Yo pido a la gente que lo lea. Ya sé que es un poco de perogrullo, escribes un libro, quieres que la gente lo lea. Es un libro que está muy pensado, muy reflexionado, y que pretendo que tenga rigor incluso académico. El objetivo es que sea un libro riguroso, no es un instrumento mío en el partido. Yo la política la hago en la calle y en el Parlament. El libro es otra cosa.

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