La Necròpolis de Tàrraco está en obras. De hecho, el personal de estas instalaciones y los visitantes deberán aprender a convivir con los operarios durante un largo tiempo, ya que definitivamente puede afirmarse que se ha puesto en marcha la transformación y recuperación de un espacio único en Europa, que constituye uno de los secretos de la ciudad, después de que estuvo cerrada durante más de dos décadas.
La intervención es ambiciosa y el Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT) quiere aprovechar esta oportunidad para dar un giro de 180 grados. Con todo, los siete millones de euros que inyectará el Ministerio de Cultura –a través de los fondos Next Generation– se prevé que tan solo sean una primera fase. «Tenemos un hito que son estos fondos europeos, pero lucharemos para continuar con nuevas actuaciones. El trabajo tenemos que ir haciéndolo de forma continuada», indica la directora del Museu Nacional Arqueològic de Tarragona (MNAT), Mònica Borrell.
Cómo será la Necròpolis del futuro todavía es una incógnita. Un equipo de arquitectos está acabando de redactar el proyecto ejecutivo, que es el que marcará en qué se concretará esta transformación. Pese a ello, Borrell avanza que «la intervención será global y pondremos el foco tanto en el entorno, como en los accesos, el jardín y el edificio del museo, además del yacimiento».
Adaptado a los nuevos tiempos
Este es un entorno que está llamado a la transformación, de acuerdo con el nuevo POUM y si se tiran adelante los planes para la recuperación del edificio de la Tabacalera. Y la Necròpolis también quiere jugar un rol protagonista. Al respecto, uno de los ejes vertebradores del proyecto que está redactándose es una mejora de las conexiones con el entorno, mejorando la «permeabilidad» tanto desde el Passeig de la Independència, como de la avenida Ramón y Cajal.
«Estamos delante de un Bé Cultural d’Interés Local (BCIL) por lo que la intervención debe ser con el menor impacto para preservar los valores patrimoniales que son increíbles, pero debemos adaptar el espacio a la normativa del siglo XXI, por lo que el yacimiento debe ser accesible, sostenible y seguro», indica Borrell.
Otro de los aspectos en los que se está poniendo el acento es que el espacio esté adaptado a unas condiciones climáticas de calor extremo. Sobre todo pensando de cara a un futuro y teniendo en cuenta las condiciones del yacimiento. Por este motivo el proyecto también pondrá el foco en la zona del jardín, que quiere convertirse en una especie de refugio climático con sombras, puntos de hidratación y para descansar. «La idea es que la gente tenga un entorno de tranquilidad, para que se sienta cómoda, de forma que la visita sea confortable», indica.
Cambio de las cubiertas
El proyecto también dirá cómo se hará el cambio de la cubierta del yacimiento, que se instaló en los años 70, obra del arquitecto Emilio Pérez Piñero, quien hizo la cúpula del Museu Dalí. Estas están deterioradas y necesitan una rehabilitación para que puedan ser saneadas y restauradas. Pese a ello, la directora del MNAT avanza que no se modificará la imagen, ya que «se han sumado al conjunto patrimonial de la Necròpolis».
El proyecto ejecutivo es el que dirá qué puede asumirse en esta fase inicial y qué deberá dejarse para más adelante, a partir de esta hoja de ruta. Una de las partes que no podrá asumirse inicialmente es la recuperación del espacio debajo de la antigua fábrica de tabacos, donde se esconde una de las joyas del conjunto, como es la Cripta dels Enginyers.
a causa de las obras
Está previsto que las obras se inicien el año que viene y, de acuerdo con los plazos de los Next Generation, estas deben finalizar en 2026. De momento, la prórroga no es una opción que ahora esté encima de la mesa, ya que «se están cumpliendo los plazos». Y es que, a la espera de que el proyecto ejecutivo esté acabado, se han puesto en marcha una parte de las obras que son las que hacen referencia a la rehabilitación de las cubiertas del edificio del museo. Este es el primer paso de cara a la reapertura del inmueble, construido en el año 1930 en paralelo a la excavación del yacimiento.
Las obras de este fase se prolongarán por espacio de nueve meses y el objetivo es que cuando estas acaben ya pueda encadenarse la segunda parte. Borrell también avanza que «es previsible» que cuando se lleven a cabo las obras en los accesos, el recinto tenga que cerrar temporalmente de cara al público. «Cuando tengamos la obra adjudicada y haya la constructora sabremos cómo se planifica, pero intentaremos alargar al máximo con la Necròpolis abierta», indica Borrell.