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Acabar con el bullying es posible

La comunidad de aprendizaje es un modelo de éxito, enmarcado en la investigación científica de la URV. En la provincia está implantado en diversos colegios

04 febrero 2024 12:05 | Actualizado a 05 febrero 2024 07:00
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Superar el acoso en un contexto educativo, el fracaso escolar, la violencia de género, el racismo o la discriminación es posible y está demostrado científicamente. Y que la educación es la base de toda mejora, también. «Existen diferentes estrategias que contribuyen a hacerlo posible», explica Oriol Ríos, profesor titular de Pedagogía y responsable del grado de Educación social de la Universitat Rovira i Virgili (URV). Asimismo, Ríos lidera el grupo de investigación Impacto social y educación, que «busca identificar las actuaciones educativas que permitan transformar la realidad».

¿Qué es lo que funciona? Las comunidades de aprendizaje, uno de los proyectos asumidos por el Departament d’Educació de la Generalitat para conseguir el éxito escolar en Catalunya e implantado en centros de todo el mundo, desde España a Brasil, Paraguay, Italia, Argentina o Chipre. En la provincia algunas comunidades de aprendizaje son el Col·legi Sant Rafael de la Selva del Camp; la Escola Valdelors, en Vandellòs; el IES Serra de Miramar de Valls o el Institut Escola Mediterrani de Campclar.

«Históricamente la educación en nuestro país no ha tenido un fundamento en las evidencias científicas, a diferencia de la salud y la medicina. Entonces, se aplican en las escuelas muchas actuaciones sin un aval científico. Nosotros, como grupo de investigación, luchamos para que esto cambie y ahora ya mucha gente habla de evidencias científicas porque la educación no puede ser un debate ideológico», defiende Ríos.

«Las escuelas que mejor funcionan son las que introducen más adultos dentro del aula, profesores y familiares» (Oriol Ríos. Profesor de la URV)

Lo que dice la ciencia

La investigación deja claro que, sobre todo, «lo que no puede hacer una escuela que tiene problemas de acoso es olvidar el aprendizaje. Se tiene que focalizar en tener los máximos niveles educativos. Los colegios más centrados en no basarse en los déficits, en no segregar a los niños por niveles, tienen menos problemas de convivencia», manifiesta el profesor, quien explica que otra de las actuaciones contra el acoso es trabajar con las personas espectadoras. «Debe ser la propia comunidad la que lo pare. Se ha demostrado que el poder de los iguales es mucho más fuerte que el de un mediador o de un profesor. Se deben posicionar siempre al lado de la víctima y no pensar que son unos chivatos explicando una situación que han vivido. Hemos visto que en diferentes partes del mundo cuando se trabaja de esta manera desciende mucho el nivel de conflicto en el aula», revela el doctor Ríos.

De igual manera, se ha podido comprobar que las escuelas que mejor funcionan son las que introducen más adultos dentro del aula, «más familias y más profesorado, para que los niños y niñas interactúen entre ellos. La clave está en que los adultos consigan que entre ellos se ayuden y cuando esto ocurre, aceleran el aprendizaje, consiguen mejores resultados. Todo ello contribuye a que se genere un buen ambiente de trabajo dentro del aula». En esta línea, se hace hincapié en que tanto el profesorado, como las familias o el voluntariado deben tener «altas expectativas, no podemos partir de que hay niños y niñas que no sirven para estudiar, esto no está demostrado científicamente. Todo el mundo tiene capacidad para el aprendizaje. De hecho, tenemos ejemplos de niños que eran disruptivos y que focalizándose en el aprendizaje, poniendo más adultos en el aula, han dejado de serlo porque ven que el colegio tiene un sentido, lo que es muy importante. Muchos niños generan conflicto porque nadie cree en ellos, porque sienten que no están aprendiendo y cuando esto cambia, también se produce un cambio de actitud».

«No podemos partir de que hay niños y niñas que no sirven para estudiar. Esto no está científicamente demostrado» (Oriol Ríos. Profesor de la URV)

El trabajo en comunidad, en consenso, es el predominante, y empieza por las propias normas del colegio «La investigación no habla de medidas disciplinarias para mejorar el clima escolar, no habla de mediación», afirma Ríos. «Para prevenir la violencia, una de las cosas que puede hacer la comunidad es el debate abierto y permanente sobre las normas del centro. No solo tiene que participar el claustro, sino también el alumnado y las familias porque cuando abres espacios de este tipo se llega a acuerdos. Es lo que se llama participación decisiva, que quiere decir que todo el mundo participa en las decisiones y, por tanto, que un argumento de una familia o de un niño pueda girar el de un profesor». Y, finalmente, no trivializar ni normalizar la violencia. «Que siempre haya existido en las escuelas no quiere decir que sea normal», sentencia.

Este modelo de prevención y resolución de conflictos, enmarcado dentro de toda la investigación científica de la URV, es lo que hace posible unos centros seguros y libres de violencia, incidiendo en la prevención.

Las escuelas que se quieran convertir en comunidades de aprendizaje lo tienen que pedir a la Generalitat, que facilita una pequeña formación con asesores y asesoras, profesores que están aplicando las actuaciones de éxito. Nosotros también contribuimos, no solo en Catalunya, si no en el resto de España», comenta Oriol Ríos.

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