Son las ocho de la mañana y la calle Enric d’Ossó de Tarragona está llena de coches de autoescuela y de alumnos con nervios. De repente, llegan los examinadores. Vienen cinco. Que suerte. El lunes solamente vinieron dos, lo que significa que hoy se podrán examinar más alumnos. El jefe de los examinadores procede al sorteo con sobres para decidir cuáles son las autoescuelas que se examinan. Mientras tanto, dos jóvenes, Anna Martínez y Marina Gurí, esperan ansiosas en el coche. «¡Os examináis!», dice Jordi Llorens, de la Autoescola Jordi. Curiosamente, los nervios van a más. Pero ellas han tenido suerte. Otros alumnos deben volver a su casa o al trabajo tal como han venido. No se examinan. Y se enfadan porqué saben que hasta setiembre no volverán a tener otra oportunidad.
Así fue la mañana de ayer. Y todas las mañanas de lunes a miércoles desde el pasado 2 de junio, cuando los examinadores empezaron a hacer huelga. Las autoescuelas calculan que una media de 65 alumnos al día se quedan sin poder examinarse de coche. El día de ayer fue una excepción. Vinieron cinco examinadores, pero lo habitual son dos o tres. Las autoescuelas aseguran que ya no pueden más y que, en breve, se verán obligados a despedir a los trabajadores o a cerrar las empresas.
«Los meses de junio y julio son los que más trabajamos. La facturación de estos dos meses representa, como mínimo, el 40% de todo el año. Pero este año, la cosa no va bien. Los alumnos no se pueden examinar cuando les toca y dejan de hacer prácticas. ¿De qué vivimos?», se pregunta Jordi Llorens, de la Autoescola Jordi, quien añade que «los alumnos afectados deberían poner una demanda».
Ya no lo entienden tanto
Los examinadores reivindican un incremento de 240 euros brutos del complemento específico, es decir, aquel plus que se paga por las características del puesto de trabajo. Hasta hace unos días, las autoescuelas entendían y defendían la huelga de los examinadores. Pero ahora ya no. Esta medida les perjudica negativamente y empiezan a estar cansados. «Entiendo que quieran cobrar más, pero este tipo de huelgas afectan a las personas. No me parece justo», asegura Jordi Llorens. Por su parte, el presidente de la Associació d’Autoescoles de Tarragona, Carles Oliver, asegura que «ahora ya cuesta entender todo esto. Costará mucho que el Estado les pague el complemento, porqué entonces todos los funcionarios también lo pedirán», y añade que «nos está afectando mucho. Llevamos dieciséis días de huelga, esto no se aguanta».
Por otro lado, Josefina Cano, examinadora, reconoce que «es normal que las autoescuelas y los alumnos se sientan mal. Igual que ellos defienden lo suyo, nosotros debemos defender lo nuestro. Pero somos conscientes que, a causa del hermetismo y cierre del Estado y de la administración, muchas autoescuelas deberán cerrar y despedir trabajadores». Además, Cano explica que la Dirección General de Tráfico (DGT) «nos está engañando con propuestas que tienen letra pequeña y que nos hemos parado a mirar». Cano asegura que le sabe muy mal esta situación, pero que no hay más remedio que llevarla a cabo. «¡Hay que ser muy poca persona para que no afecte!», asegura. Cano repite que la clave la tiene la administración.
Gabriel Zagrian era uno de los alumnos que tenía que examinarse de camión ayer. Pero él, y siete compañeros más se quedaron con las ganas. «He pedido permiso al trabajo para poder venir a examen. Cuando pasaban cinco minutos de las ocho, nos ha llamado el profesor y nos ha dicho que ya podíamos irnos, que no nos examinábamos», explica Grabriel, quien añade que «necesito el carnet de conductor de camión para trabajar. Ahora me tengo que esperar en setiembre, porque en agosto no hay exámenes. He tenido unas cantas entrevistas de trabajo y propuestas que he tenido que declinar por no tener aún el carnet». Aunque los rumores apuntan a qué la huelga se prolongará hasta septiembre, no se ha pedido todavía el permiso oficial.