Los oradores del futuro miden fuerzas en la URV

El Institut de Tecnificació de Amposta ganó este sábado la final provincial de la liga de debate de la Xarxa Vives. El peliagudo tema sobre el cual debían discutir era ‘¿Hacen falta las fronteras?’ 

24 febrero 2019 14:45 | Actualizado a 24 febrero 2019 14:51
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Buenos argumentos, amplitud de miras, deportividad con el adversario... Todo eso se vio este sábado en la final provincial de la Lliga de Debat de Secundària i Batxillerat que organiza la Xarxa Vives d’Universitats y que tuvo lugar en el Campus Catalunya de la URV. Por momentos los discursos de los jóvenes (para participar hay que tener entre 15 y 18 años) hicieron soñar con que otros debates, como los que nos brindan los representantes políticos, podrían tener un cariz distinto. 

Después de competir entre nueve centros de la provincia ayer llegaron a la final los alumnos del Institut de Tecnificació d’Amposta y el Col·legi Sant Josep de Reus.Los debates previos se habían estado realizando entre el viernes y el propio sábado.

Tiempo controlado al segundo
El tema pautado para todos los participantes no podía ser más polémico: ¿hacen falta las fronteras entre países? Como no sabían qué postura les tocaría defender, los alumnos debían preparar los argumentos de ambas posturas. 

Las posiciones se deciden por sorteo y en esta oportunidad le tocó a los alumnos de Amposta estar en contra de las fronteras y a los de Reus a favor (en el debate anterior les había tocado justo lo contrario). 

Para quien no ha presenciado un debate de estas características probablemente uno de los aspectos que más llama la atención es el control absoluto del tiempo en las intervenciones: 5 minutos para la presentación, 3 para las argumentaciones... Lo sorprendente es que a nadie debieron llamarle la atención porque sobrepasaba el tiempo, pero, a la vez, los jóvenes eran capaces de aprovechar hasta el último segundo para argumentar.

Aunque algunos participantes hacían gala de más soltura que otros, la corrección en el lenguaje habría dejado encantado a más de uno: las muletillas brillaban por su ausencia. 

Entre el público se encontraban los profesores que los ayudaron a prepararse comiéndose las uñas y algún padre conteniendo la tensión en medio de un silencio impecable. 

Al jurado, formado por profesores de la universidad y de instituto, les tocó, no obstante, la peor de las papeletas porque el enfrentamiento de oratoria, reconocían, no podía estar más reñido. De hecho, el ganador se decidió apenas por unas décimas de punto.

¿Con quién casarse?
Los alumnos ganadores se mostraron cómodos aludiendo a la declaración de los derechos humanos o a las muertes en el Mediterráneo para defender su postura contra las fronteras. Llevaron, incluso, un trozo de valla de alambre para enfatizar sus argumentos. 

Tampoco faltaron referencias a la actualidad más inmediata, como la situación de Venezuela y la imposibilidad de hacer llegar la ayuda humanitaria a aquel país a través de la frontera con Colombia.
A los alumnos de Reus les tocó defender los límites, para lo cual usaron el ejemplo de la puerta de casa, una frontera más, que, aseguraron, también ayuda a protegerse y a mantener la libertad individual. Incluso recogieron el guante y dijeron que estaban a favor de las fronteras, pero eso no implicaba necesariamente cerrarlas. 

Al final, entre los participantes hablaban de aprendizajes parecidos, preparar los debates: «Nos ha servido para estar más seguros hablando en público»,  «ponerte en el lugar de los otros te da amplitud de miras», «aprendes a trabajar en equipo». 

Eso sí, sobre el futuro de estos oradores, no hay que hacerse muchas ilusiones, de momento, con verles en el Congreso. Cuando se les preguntaba qué quieren estudiar las respuestas eran: matemáticas, filología, derecho, filosofía, empresariales... Ninguno dijo que quisiera ser político. 

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