Antonia va cada domingo al mercado ambulante de Bonavista. Pero la semana pasada decidió que ya no volvía. Era la tercera vez que le robaban la cartera y la segunda que echaba en falta el móvil. Los carteristas se encuentran cómodos actuando en los mercadillos de la ciudad, sobre todo los domingos en Bonavista y los viernes en Sant Pere i Sant Pau. Los marchantes reclaman más seguridad para luchar contra los carteristas, una de las principales preocupaciones del colectivo.
Se trata de un problema que se arrastra desde hace muchos años en los siete mercados ambulantes de la ciudad. La situación ha empeorado en los últimos años, ya que en la actualidad no hay tantos vigilantes de seguridad como había antes, aseguran los marchantes, quienes añaden que, aunque los detengan in situ, los ladrones vuelven la semana siguiente como si nada hubiese pasado. Esto crea cierta frustración entre los marchantes. Si el robo no es violento e inferior a 400 euros es solamente una falta, no se considera delito.
Alfonso López es presidente de la Asociación de Vecinos Buenos Aires-Bonavista y, además, regenta una parada de pesca salada en el mercadillo del domingo en el barrio. «Ya sabemos quienes son, tanto nosotros como los vigilantes de seguridad y policía. Sabemos la cara que tienen. También es verdad que a veces llegan de nuevos, y nos despistan un poco», asegura López, quien añade que «cada domingo hay entre 15 y 20 personas que se quejan porque les han robado la cartera».
«Ya sabemos quienes son. Tanto nosotros como la policía les conoce la cara. Pero roban y la semana siguiente vuelven a venir», Alfonso López, MarchanteEl modus operandi es casi siempre el mismo. Los carteristas actúan donde más acumulación de personas hay. Se acercan a la víctima y, utilizando un cúter o una navaja, hacen un corte en el bolso o mochila. Normalmente se llevan la cartera y el móvil. El resto no les interesa. Los ladrones aprovechan cuando la víctima está interesándose por algún producto. «Nosotros estamos muy al tanto, e intentamos avisar, pero a veces se nos cuelan», asegura Ana, vendedora ambulante, quien añade que «nos sabe muy mal, porque sabemos que la clienta le costará volver a venir a la parada. Se marchan con mal sabor de boca».
López explica que muchas veces se ha encontrado carteras –sin el dinero ni las tarjetas–, debajo de su parada. «Es su forma de actuar. Cuando ya tienen lo que buscan, intentan esconder la cartera donde pueden, como por ejemplo, debajo de los mostradores», explica López. Sònia, otra marchante, asegura que «cada domingo devolvemos algún monedero perdido a los vigilantes».
Los carteristas aprovechan cuando la víctima pregunta sobre un productoEn Sant Pere i Sant Pau ocurre una cosa parecida. La Plaça de Cuba acoge cada viernes el mercado ambulante. Hay menos paradas que en Bonavista, pero los clientes tienen las mismas reivindicaciones. Hace unos meses, la entidad vecinal del barrio pasó una encuesta entre los residentes de la zona. Querían conocer cuáles eran las principales carencias en materia de seguridad en el barrio. Y se sorprendieron. «Nos pensábamos que saldría la ocupación ilegal como principal problemática, pero no. La gente se quejaba de que, durante los días de mercadillo en el barrio, se había detectado un aumento de hurtos y robos en las inmediaciones de la Plaça de Cuba», explica Gabi Muniesa, presidente de la Associació de Veïns La Unió de Sant Pere i Sant Pau.
La entidad preguntó a los marchantes y comerciantes de alrededor de la plaza y la conclusión que sacaron es que «reclaman más patrullas de proximidad, que sirvan como medida disuasoria». Uno de los marchantes que monta parada en Sant Pere i Sant Pau aseguraba el viernes que «los días que el negocio no les acaba de ir bien, deciden actuar también en las terrazas de algunos bares que rodean la Plaça de Cuba». Muniesa, presidente de la entidad vecinal, corrobora la información, asegurando que «si dejas el móvil o la cartera encima de la mesa, es probable que al girarte ya no la encuentres».
«Los marchantes nos estamos muriendo poco a poco. Debería mejorar la seguridad en los mercados ambulantes», Juan Benítez, MarchanteLa causa: poca seguridad
Los marchantes, tanto de Bonavista como de Sant Pere i Sant Pau, coinciden en reclamar más presencia policial o más vigilantes de seguridad durante los días de mercado ambulante. «En la actualidad hay solamente cuatro vigilantes. Recuerdo hace unos 5 años, cuando había hasta 14 supervisores», explica Alfonso López, quien añade que «la falta de seguridad es una consecuencia de los recortes en la empresa encargada de gestionar los mercadillos, Espimsa». Aún así, López opina que «la ley contra los carteristas es muy blanda».
Las entidades vecinales también exigen más policía de proximidad en los barrios, sobre todo durante los días de mercadillo. De hecho, la Federació d’Associacions de Veïns de Tarragona (FAVT) está recogiendo firmas.
La Guàrdia Urbana asegura que agentes de paisano se pasean por los mercadillosPor su parte, fuentes de la Guàrdia Urbana aseguran que no se ha detectado un aumento importante de denuncias por hurto de carteras en los mercadillos. «El domingo pasado hubieron una o dos denuncias, no más», aseguran desde la Guàrdia Urbana. Los marchantes dicen que no todo el mundo pone denuncia, «hay quien no sabe ni a donde dirigirse», asegura Miguel, un marchante de Bonavista.
La Guàrdia Urbana ha explicado al Diari que siempre hay presencia policial en los mercados ambulantes, pero la mayoría de veces los agentes van de paisano. «Sabemos del cierto que es una vigilancia más efectiva para pillar infraganti a los carteristas», aseguran desde el cuerpo de seguridad, que recomienda a los paradistas alertar a los clientes de la posible presencia de carteristas.
«Poner más policía de proximidad será una medida disuasoria, para evitar la presencia de carteristas», Gabi Muniesa, Ass. de Veïns La UnióLa consecuencia directa
Los marchantes opinan que la falta de seguridad, sumado a la «baja calidad de los productos que se venden últimamente –dice un paradista–», están expulsando a los clientes de los mercados ambulantes. Esto se nota, sobre todo, en el de Bonavista, donde los marchantes cifran en un 35% la bajada de las ventas en el último año.
Juan Benítez, que cuenta con una parada de calzados en Tarragona, explica que los gastos superan los ingresos. «Nos estamos muriendo poco a poco. Debemos hacer algo», asegura Benítez. Por su lado, Alfonso López, de Bonavista, asegura que si la cosa no mejora, «el año que viene al menos veinte marchantes dejaran de montar la parada». El colectivo reclama medidas urgentes para mejorar la seguridad. Y es que en Bonavista pasan cada domingo unas 10.000 personas.