Iqoxe encargó su investigación del accidente al Institut Químic Sarrià (IQS), una reputada institución en Catalunya y de renombre internacional con la que la empresa siniestrada tenía vínculos previos. La firma forma parte de la Fundación Empresas IQS, el organismo a través del cual se dan las aportaciones económicas que «contribuyen a suministrar apoyo financiero a alumnos aventajados, a la mejora de la actividad docente e investigadora y a la adecuación y ampliación de las instalaciones», según la memoria del centro. El 28 de abril de 2017, Iqoxe formalizó su adhesión a la citada fundación, en un acto institucional celebrado en la sede de IQS en Barcelona. Al evento acudió José Luis Morlanes, CEO de Iqoxe, y el director de la planta en La Canonja, Joan Manuel Rodríguez. También hubo representantes de Plastiverd, otra empresa de la que Morlanes era el CEO.
La Fundación Empresas IQS fue constituida en 1958 con el fin de fomentar la formación, la investigación y la relación entre el IQS y el mundo empresarial, contando para ello con el soporte económico de más de cien empresas nacionales e internacionales.
Iqoxe aseguraba que la investigación sería independiente, algo que también corrobora el propio Institut barcelonés, a pesar de que despierta algunos recelos en el sector. Expertos en industria química reconocen la reputación del centro en cuestión en la materia pero admiten también que «los resultados pueden ser más discutibles», al existir esa relación previa. Otra de las voces críticas del mundo académico sostienen que «todo depende de dónde lleguen estos convenios» pero que «en casos así en los que existen vínculos la independencia es algo más complicada». Otro experto sostiene que lo realmente importante no será esa investigación encargada por la propia empresa para arrojar luz sobre la explosión del pasado 14 de enero, sino las pesquisas externas que se deriven: «Lo deseable es que sea la Generalitat la que encargue una investigación propia, con independencia de lo que haga la empresa. Incluso sería conveniente que en este caso se fuera más allá y actuara un organismo internacional, dado que este accidente genera expectación para toda la industria mundial y sus repercusiones pueden ser extrapolables a otros países con este tipo de fábricas».
Desde la entidad se garantiza «una independencia absoluta» de la investigación. «La Fundación es externa y tenemos muchas empresas adheridas del área química. El IQS, como institución, tiene la división de transferencia y tecnología, que es totalmente imparcial, no tiene ninguna vinculación», explican fuentes del Institut. El centro sostiene que las empresas adheridas a la Fundación «colaboran de alguna manera, en lo que pueden, a veces con fondos, pero somos suficientemente profesionales. Hacemos muchos servicios de analíticas y transferencias de conocimientos. No va a afectar en absoluto». De hecho, entre las empresas que figuran en la Fundación, aparecen algunas químicas implantadas desde hace tiempo en Tarragona, como Carburos Metálicos, BASF, Dow, Ercros, Clariant, Covestro o Repsol.
En su última memoria, relativa a 2018-2019, IQS mantiene que la labor de formación, investigación y relación con la empresa «se desarrolla gracias al apoyo económico de las más de cien empresas nacionales e internacionales que participan» en la Fundación.
El Institut Químic de Sarrià es una institución educativa que gestiona dos escuelas de la Universidad Ramon Llull: IQS School of Engineering y IQS School of Management. Estos centros imparten programas de grado y postgrado (tanto másters como doctorados).
Este centro de enseñanza aún no puede ofrecer detalles sobre la investigación que está llevando acabo de la explosión.