Corre el año 31 a. de C. Manio Sempronio Galba (Julián López) es condenado a muerte por un delito de alta traición y obligado a suicidarse para salvar el honor de su familia. Pero Manio, incapaz de beberse la cicuta, pide que le conmuten la pena a cambio de servir indefinidamente en la legión de Cneo Valerio Áquila (César Sarachu), en el lejano frente de Tracia. Y hacia allí parte, junto a su esclavo Agorastocles (Xosé Antonio Touriñán), con la promesa de limpiar el apellido Sempronio y de recuperar el honor perdido.
Este es el arranque de la nueva serie de Movistar+ Justo antes de Cristo, una comedia con un humor absurdo y surrealista que nos va a mostrar cómo es el día a día en un campamento romano de una forma bastante peculiar.
Y con él llegó el escándalo
En Tracia reina la calma y llevan una tranquila convivencia tras siete años de paz con los bárbaros que salta por los aires con la llegada al campamento de Manio y Agorastocles. El general Áquila está al mando de la legión pero su cabeza no está muy fina, lo que propicia que quien realmente esté al mando sea su hija Valeria (Cecilia Freire), una mujer acostumbrada a las intrigas y tejemanejes de Roma y que se mueve como pez en el agua en estos menesteres.
Manio desde el minuto uno la lía y mucho. Aunque está cargado de buenas intenciones y solo pretende hacerse un nombre dentro del Ejército para emular a su padre, que es conocido como El Magnífico, solo hace que liarla y liarla de tal manera que antes de terminar su primer día de estancia en el campamento ya ha provocado la guerra con los bárbaros tracios. La trama que se desarrolla durante el primer capítulo con todo lo relacionado con el esclavo que lleva condenado a muerte un año es incalificable. Pero esto no ha hecho más que empezar.
Los tribunos que están a las órdenes del general Áquila también son un tanto particulares. Desde Antonino (Eduardo Antuña), que ayudará a Manio en su adaptación a la vida castrense, pasando por el tribuno Gabinio (Manolo Solo), un romano nacido para ser soldado que no entiende cómo ha terminado en ese campamento de inútiles.
La producción de la serie está muy cuidada. Movistar+ ha tenido buen criterio a la hora de plasmar en esta comedia el modo de vida de los romanos de la época. El cuidado, la precisión y la fidelidad con la que se representa el día a día en el campamento ayuda a darle empaque a toda la producción y un toque de calidad que se agradece. Aunque estos romanos estén muy locos.
Desarrollo lento pero seguro
Justo antes de Cristo ha sido creada por Pepón Montero y Juan Maidagán (Camera café) lo cual ya es una pista de por dónde va el tipo de humor empleado en la serie. Es una trama a la que hay que darle margen para su desarrollo. Si después de ver los dos primeros capítulos no te engancha, déjala. No es tu tipo de humor ni de serie. Justo antes de Cristo consta, en su primera temporada, de solo seis capítulos de poco más de veinticinco minutos cada uno, pero es tiempo más que suficiente para desarrollar todo un universo difícil de entender si no estás por la labor de sumergirte en un mundo de locura y surrealismo totalmente absurdo.
Es un tipo de humor lento y pausado, que aunque tal vez tendría más ritmo si se hubiera estructurado el guion como sketches en lugar de como una historia lineal, a mí me convence y me gusta. Humor que encuentras en las conversaciones que tienen los protagonistas entre sí, en los diálogos entre Manio y su esclavo Agorastocles, en las idas de olla del general Áquila o en los exabruptos del tribuno Gabinio... aquí no se libra nadie.
Justo antes de Cristo es una comedia hilarante y magnífica, donde la seriedad de Julián López a la hora de interpretar a Manio en situaciones totalmente rocambolescas hace que te lo creas. Yo me lo creo. ¡Ave Manio!