Primer traspiés para Carles Puigdemont desde su marcha a Bélgica y la fundación de Junts per Catalunya. La formación ideada desde Waterloo tras las DUI y el 155 de 2017 perdió ayer el liderazgo independentista frente a Esquerra Republicana por un estrecho margen y, ahora, deberá decidir si repite el Govern con los republicanos y avala la investidura de Pere Aragonès (ERC) después de que, por primera vez en la historia, el independentismo superara el 50% de los votos y sumara 74 diputados, cuatro más que hace tres años.
Pese a quedarse a un solo diputado de PSC y ERC, lo cierto es que el reciente divorcio con el Partit Demòcrata Europeu Català (PDeCAT) castigó duramente las aspiraciones de Laura Borràs, quien después de mantener un perfil bajo en los debates televisivos ahora todo parece indicar que no será, de momento, la primera Presidenta de la Generalitat. Así lo demuestran los números: Junts se quedó ayer detrás de ERC por 34.000 votos, mientras que el PDeCAT sumó unos efímeros 76.000 apoyos que no le sirvieron para entrar en la cámara legislativa del Parc de la Ciutadella, tras no llegar al 3% exigido por ley. Se da el caso de que, sumando los votos del Partit Demòcrata y del Partit Nacionalista Català (PNC) de Marta Pascal –que en 2017 estaban dentro de Junts per Catalunya–, otro gallo cantaría: los de Carles Puigdemont habrían empatado con los socialistas y superado a los de Oriol Junqueras. Pero nada más lejos de la realidad: Junts perdió ayer casi 400.000 votos y el liderazgo soberanista.
Sin citar expresamente a su antiguo socio, ayer por la noche Carles Puigdemont lamentó «los miles de votos perdidos sin obtener representación» por la fragmentación del independentismo y, especialmente, del espacio de la antigua Convergència i Unió (CiU). Sobre ello también se mojó el candidato por Tarragona, Albert Batet, quien recordó que «en campaña ya dijimos que era importante apelar al voto útil. En todo caso deberán ser ellos los que hagan una reflexión», consideró el hasta ahora presidente del grupo parlamentario de Junts, quien destaca que su formación «ha aguantado muy bien» tras haber gestionado desde el ejecutivo autonómico el año que se lleva de pandemia del coronavirus, en especial la Conselleria de l’Interior a la que ahora querrían sumar la de Salut con el actual Secretari de Salut Pública, Josep Maria Argimon.
«Debemos hacernos fuertes»
La tercera fuerza del Parlament logró ganar en la demarcación de Girona y de Lleida, mientras que en Tarragona cayó a la tercera posición, si bien logró amarrar los cuatro diputados, que la próxima legislatura serán los mismos que en la anterior: Albert Batet, Mònica Sales, Eusebi Campdepadrós y Teresa Pallarès. Pese a imponerse en el Alt Camp y la Conca de Barberà, los de Albert Batet sufrieron especialmente en el Tarragonès y el Baix Penedès, donde apenas sumaron el 14% de los sufragios.
Batet –peso pesado en la dirección de Junts– destacó ayer al Diari, tras hablar telefónicamente con Carles Puigdemont, el «hito histórico» que supone que el independentismo haya superado el 50% de los votos y que sume un total de 74 diputados, cuatro más de los que tenía en la última legislatura. «Esto debe traer consecuencias, era el gran objetivo», recalcó el político vallense, quien considera que el resultado de Junts y ERC «es un empate técnico», y emplaza a los republicanos a formar de nuevo gobierno en la Generalitat. «Debemos entendernos y reeditar un Govern independentista, que es lo que nos pide la gente. Es el momento de hacernos fuertes», destacó. En la misma línea se expresa Laura Borràs, quien recalca que el resultado de este 14F «es una gran victoria. Hemos superado el límite del 50% y esto debe tener consecuencias políticas en el Govern y en el Parlament», sostiene Borràs, quien hace dos semanas propuso reactivar la DUI del 27 de octubre de 2017 que derivó en el 155 y el cese de todo el Govern Puigdemont. ¿Se repetirá la historia?