¿Le sorprende la expansión del virus?
Era de esperar, y es previsible que lo haga más. En realidad, aún hay pocos casos. Si fuera un virus como el de la gripe o el SARS, que se expandía con más facilidad, habría muchos más contagios y muertes. Es un virus que no mata a demasiada gente, no es de los más graves.
Pero hay mucha alarma.
La gente se asusta mucho pero no se tiene que tener demasiado miedo. Cuando suban las temperaturas, todo apunta a que el virus bajará, aunque no desaparezca.
¿Es una de las incógnitas de su comportamiento?
No se sabe aún, pero normalmente todos estos virus provocan infecciones respiratorias o gastrointestinales en periodos fríos. En verano hay pocos casos. Este año probablemente pasará lo mismo.
¿Acabaremos por incorporar este COVID-19 como una dolencia respiratoria más?
Podría ser que sí, que lo asimilemos como una gripe más. El año que viene habrá vacunas. El problema es que mucha gente vulnerable no se ha podido proteger este año.
No es un virus nuevo.
Hace muchos años que se conoce el coronavirus y probablemente algunos de los casos que se diagnostican, o muchos incluso, son de coronavirus que otros años ya afectaban.
Y tampoco es la primera epidemia reciente de este tipo.
Los coronavirus han provocado dos epidemias importantes recientes, la del SARS, en Guandong, también en China, con una mortalidad de un 10%. Al cabo de unos años llegó el MERS, en Oriente Medio, con un 30% de muertos. Ahora estamos hablando de una mortalidad baja, de un 2% o un 4%, mucho más leve. Muchos coronavirus se han estudiado poco porque causaban infecciones muy leves.
¿Este es más virulento?
Este COVID-19 es más agresivo que otros coronavirus que apenas se estudiaban, pero menos que el SARS o el MERS. Lo que ha pasado sucederá en más ocasiones.
¿En qué sentido?
Hay que acostumbrarse a epidemias así. Habrá más. Se viaja más, hay más contacto con animales, más mascotas. Mientras están en animales, no pasa nada. Y atravesar esa barrera tampoco es fácil. Pero aún hay enfermedades que son más graves, como el sarampión.
Influye la globalización.
En pocas horas damos la vuelta al mundo. Antes se viajaba muy poco. Desplazarse tanto incrementa las opciones de que alguien se pueda infectar de alguna enfermedad.
¿Le parecen adecuadas las medidas de protección?
Es muy difícil de decir. Lo único que se puede hacer es aislar al enfermo y controlarlo. Es lo básico. No sé si se hace demasiado, porque cualquier decisión que se tome tiene sus derivadas. Aumenta el pánico, la economía se resiente… es la consecuencia de todo, pero hay que informar sin alarmar y, sobre todo, no dar falsas noticias.
¿Cuál es el siguiente paso?
Lo primero es encontrar una vacuna que se pueda utilizar en todo el mundo. Pero son virus complicados a la hora de poder combatirlos. Su material genético está hecho a trozos, no es una molécula única, y eso lo dificulta. Tienen el RDA fragmentado y es más difícil preparar una vacuna. Estos virus crecen mal fuera del cuerpo y necesitan condiciones especiales en el laboratorio para tratarlos. Es otra dificultad.
¿Es posible eliminar el virus sin tratamiento?
El propio cuerpo lo hace, con la mayoría de virus. Si un individuo tiene las defensas naturales normales lo acaba eliminando.
¿Crecerán los infectados?
Sí. El virus se irá expandiendo, pero si se mantiene esta mortalidad tan baja no hay que preocuparse.