En el Carnaval de Tarragona hay una comparsa que nunca pasa desapercibida. Con su humor irreverente, sus críticas satíricas y su espíritu gamberro, la Colla la Bóta celebra este año su 40 aniversario. «Estamos intentando hacer todo lo más especial posible porque 40 años no los cumple cualquiera», afirma Jorge Pérez, director artístico de la colla.
La historia de la Colla La Bóta arranca en 1985, cuando un grupo de integrantes de otra comparsa empezó a destacar por un gesto tan sencillo como beber vino durante la Rua de l’Artesania de una bota que llevaba consigo. Este detalle no pasó desapercibido para el público, que los bautizó como ‘Els de la bóta’. Cuando se les dijo que no estaba permitido beber durante el desfile, estos pioneros decidieron crear su propia colla, con el objetivo de hacer de la sátira su eje principal.
Esta celebración se está viviendo desde dentro como una mezcla de ilusión y trabajo incasable. «Como hacemos tantos actos, intentamos prepararlo todo antes de que empiecen las fiestas porque cuando el Carnaval ya está en marcha vamos viviendo el día a día», explica Pérez. Este jueves se centraron en el reparto de la coca de llardons, que tuvo un gran éxito, tanto entre los locales como entre los visitantes que han venido para catarla. «Nunca había probado este tipo de coca, pero me ha gustado mucho», afirma Ohiana Rodríguez, que viene del País Vasco. Y hoy tienen entre manos la Farra dels Ninots.
Una de las novedades de este año es que el tradicional Juicio Final, una representación teatral satírica, contará con dos funciones. Una de ellas será celebrada de forma excepcional en el salón de plenos como homenaje a las entidades que precedieron a La Bóta en la organización de este acto. El disfraz de este año pretende ridiculizar la dictadura franquista. Los miembros de la colla lucirán trajes de guardias civiles travestidos y llevarán a un Francisco Franco satirizado como rey de la carroza. «Nuestra intención es ponerlo en evidencia, reírnos de ellos y recordarle a la gente que este régimen está más cerca de lo que pensamos», declara el director artístico. Los uniformes, lejos de la sobriedad, lucirán tonos rosas, reforzando la burla y el carácter irreverente del grupo.
